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Lenguas Clásicas II

Enviado por   •  8 de Enero de 2019  •  2.195 Palabras (9 Páginas)  •  602 Visitas

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Esta problemática se ve claramente en las situaciones de poder que se establecen entre las dos sociedades que se presentan en la obra: la de la Cólquide y la de Corinto. Ambas responden a dos sistemas de valores completamente opuestos.

Conclusión

A lo largo de este trabajo se realizó una comparación entre los personajes Medea de Séneca y Medea de Wolf. Hemos visto cómo en Séneca el personaje es un ser monstruoso, mientras que en Wolf se lo desmitifica, siendo víctima.

La Eneida

Eneas, el último troyano

Análisis de las obras La Eneida de Virgilio y Eneas, el último troyano de Franco Vaccarini

Introducción

En el siguiente trabajo se realizará una comparación entre la obra de Virgilio La Eneida y la obra de Franco Vaccarini Eneas, el último troyano, adaptada, en las cuales doce cantos acompañan a Eneas desde el trágico incendio y la toma de Ilión, hasta que vence a Turno y contrae matrimonio con Laviana. Dicha comparación se hará en base al Libro IV, titulado por Vaccarini La reina enamorada.

Desarrollo

La Eneida es una epopeya latina escrita por Virgilio en el siglo I a. C. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el imperio atribuyéndole un origen mítico. Virgilio elaboró una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos tomando como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de Roma a la manera de los mitos griegos.

Sin embargo la tipificación de los héroes de Homero no se plasma en el Eneas de Virgilio; este, representando el ideal de su pueblo, carece de rasgos que lo individualicen. Por otra parte, el héroe Homérico se encuentra prisionero de un destino inalterable, aunque paralelamente, se siente dueño de sus decisiones. El héroe de Virgilio entiende la razón de ser a través del designio divino. (Virgilio, 12). Virgilio intenta mostrar que es voluntad de Eneas someterse a su destino, que a menudo está ligado al futuro próspero de Roma, pero que otras veces está ligado a hechos que no tienen que ver con ese objetivo, como ocurre cuando desaparece Creúsa, y se ha de mandar a Eneas que busque el cumplimiento de su misión.

El prólogo de La Eneida se propone como hilo conductor del relato: guerra, peregrinación, sufrimientos y otra vez guerra para un hombre que afrontando la ira de los dioses, está destinado a edificar la gran Ciudad (Galán, 24)

Por su parte Franco Vaccarini, en su adaptación, piensa la épica como novela de aventuras. Recrea la obra de Virgilio, la cual titula Eneas, el último troyano con un lenguaje pensado en función de un lector contemporáneo, interpolando diálogos. Uno de los grandes momentos del Libro IV es la descripción de la pasión de Dido, quien se enajena y la construcción de la ciudad se detiene. Vaccarini lo titula La reina enamorada vertiendo todo el peso del amor desmedido sobre Dido. Pero cabe destacar los aspectos que este desea omitir. El aspecto de la reina, se encuentra solapado, en principio porque se debe hacer un recorte en la historia, y también porque el autor debe destacar los aspectos más importantes: ella como mujer poderosa, con capacidad de gobierno; aspecto que ve Eneas en ella, y aquí se destaca.

El diálogo que tiene Eneas con Dido acerca de su partida, en su obra, Vaccarini, no da lugar a las explicaciones que presenta Eneas frente a los reproches de la reina:

“La reina lo interrumpía bañada en lágrimas:

-¿Es éste el hombre al que albergué en mi palacio? ¿Es éste el mismo Eneas, mi amor? ¡Y me vienes con eso de un dios! ¡No creo que sea cosa de los dioses ocuparse de estos asuntos! ¿Acaso mi ejército fue el que asedió a Troya? ¿Acaso debes huir de mí?

-Un dios, te repito…

-¡No empieces con los dioses!

-Y sin embargo… ¡es la verdad! (Vaccarini, 43-44)

En La Eneida de Virgilio, por su parte, la sobriedad de Eneas en su respuesta a Dido: “Nunca me propuse ocultarte mi partida; nunca, por lo demás, te hablé de antorchas nupciales ni para anudar tales vínculos vine aquí.” (Virgilio, 108) Refieren el profundo dolor del personaje obligado por su propia decisión a abandonar “el gran amor”: “Aunque el piadoso Eneas hubiese querido consolar a Dido infortunada y mitigar con tiernas palabras su dolor, enamorado él también, lanzó profundos suspiros conmovido; y quebrantando su ánimo por un gran amor, no obstante, decidió obedecer el mandato de los dioses y se dirigió a la flota” (110). De tal manera, el aspecto recién mencionado, como se verá, está omitido en la obra de Vacarinni. Al final del Libro IV, (La Eneida) la voz de Dido ocupa casi por completo esta sección, expresando la pasión, el dolor, el desengaño, la impotencia y la cólera hasta su trágico suicidio. Vaccarini hace un recorte en este aspecto, y solo relata las acciones más importantes.

Eneas es un héroe que, no siguiendo sus convicciones individuales, se entrega por completo a su misión. Subordinado a las necesidades del pueblo, sacrifica sus propios intereses. Eneas se queda absorto ante la pasión de Dido quien se encuentra iracunda. Este es piadoso con ella, virtud que lo construirá como héroe romano. La tendencia de Eneas es crear lazos y asentarse en un lugar, pero los dioses, le comunican que tiene que olvidarse de sí mismo, porque su principal objetivo es la estirpe. En La Eneida la orden de Júpiter dicha por Mercurio a Eneas para que abandone Cartago, es tal: “¡Cómo! ¿Pones los cimientos de la soberbia Cartago? Esclavo de una mujer, le elevas una ciudad magnifica, mientras olvidas, ¡ay!, tu imperio y tus destinos… ¿cuáles son tus designios?, ¿con qué esperanzas pierdes e tiempo en las tierras de Libia?” (Virgilio, 106). Vaccarini en su adaptación, relata las palabras de Mercurio a Eneas con un lenguaje más simple y directo, cuestionando su distracción por una mujer, con un tono menos desesperado: “-Eneas… ¿por qué razón es que permaneces aquí, distraído de tus deberes, entregado a una mujer? No es este el reino que prepararás para tu hijo Ascanio. ¿O acaso piensas negarle su destino y su gloria por tus caprichos? Vete ya, pon en marcha tu flota.” (Vaccarini, 42).

Conclusión

Franco Vaccarini, si bien presenta una versión adaptada de La Eneida de Virgilio,

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