Origen de las penas y derecho a castigar.

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¿Pero por qué castigaríamos? ¿Quién nos da el derecho hacerlo?

Bueno nadie nos da este derecho a castigar, teniendo en cuenta que existe en el caso de Colombia unas normas que regulan nuestras conductas y comportamientos dándonos unos derechos y deberes para cumplir hasta antes de nacer, un ejemplo de ello será el código penal que dice “art. 103: el que matare a otro incurrirá en prisión de 13 a 25 años”, esté comportamiento protegiéndonos el derecho a la vida que consagra la constitución política en su artículo 11.

También es claro que existen órganos encargados de ejercer esta función jurisdiccional como es el caso de la rama judicial que es la encargada de castigar o imponer sanciones a personas que incurran en las faltas estipuladas, porque por si solo no podemos hacer uso del castigo moral, teniendo en cuenta que la moral es muy relativa lo que para uno es moral para otro no puede serlo, porque podemos decir que cada persona tiene su propio código moral, pero esa solo se queda ahí y en las buenas costumbres.

Ahora siguiendo este mismo criterio y trayendo a colación el actual proceso de paz en nuestra Colombia, el castigo a recibir de estas personas ¿sería justo de acuerdo a los delitos cometidos?

En mi opinión en el proceso de paz, esta palabra no se ve reflejada teniendo en cuenta a los delitos cometidos ni la palabra justicia, como bien sabemos hay delitos de lesa humanidad involucrados en donde serán pagados por castigos o en este caso penas mínimas, penas que van en contra de nuestro ordenamiento territorial y nuestras leyes, creando indulgencias a este grupo.

Todo esto de, origen de las penas y derecho a castigar, fue teniendo su evolución, su origen como lo dice el doctrinante CESARE BECCARIA en su libro DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS, que el derecho a castigar y las leyes son las condiciones con que los hombres se unieron en sociedad, cansados de vivir en un continuo estado de guerra y de una libertad que no le serbia de nada y vieron la necesidad de sacrificar una parte de su libertad, formando así la soberanía de una nación, siendo el soberano el legítimo depositario; pero quien infringiera las leyes establecidas se le impondría una pena, de acuerdo al delito cometido.

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