Penelope como puerto de odiseo

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Cuando, al final de las pruebas, Penélope lo reconoce y corre hacia él, sus más grandes penurias son aplacadas, son calmadas por los brazos de su más grande amor, y él encuentra paz en su interior.

Todo esto para mi, se condensa en la siguiente cita :

“Diciendo de esta guisa, acrecentóle el deseo de sollozar; y Odiseo lloraba, abrazado a su dulce y honesta esposa. Así como la tierra aparece grata a los que vienen nadando porque Poseidón les hundió en el ponto la bien construida embarcación, haciéndola juguete del viento y del gran oleaje; y unos pocos, que consiguieron salir nadando del espumoso mar al continente, lleno el cuerpo de sarro, pisan la tierra muy alegres porque se ven libres de aquel infortunio: pues de igual manera le era agradable a Penélope la vista del esposo y no le quitaba del cuello los níveos brazos.” (Homero, p.194)

Como mencioné arriba, creo que este fragmento habla de ese éxtasis, esa explosión de sentimientos cuando Odiseo se siente en su tierra, en su puerto, Penélope. En este fragmento resume o hace alusión a todo lo sufrido por Odiseo, cuando refiere que la tierra es grata para los que han sido sentenciados por Poseidon. En la lectura que hago, la tierra para Odiseo es su hogar y sobre todo lo es Penélope, desde sus níveos brazos hasta sus delicados pies. Cuando nos señala que pisan la tierra alegres de haber superado esos infortunios. Creo aquí hay un punto que resuena y se refleja en nuestra vidas, cómo una cosa tan cotidiana, como lo es la familia, el hogar, la rutina familiar, toman un significado tan importante. Como lo que para muchos de nosotros, no tiene relevancia y de lo que incluso nos quejamos; toma un valor incomparable. Esto lo traigo a nuestra realidad mundial: cómo hay tantos países en guerra, por tomar un ejemplo; en donde de hay tantas familias sufriendo penurias, y, que al sufrir estas, su anterior rutina familiar se torna tan entrañable .

Creo que este fragmento habla de la libertad, la libertad que siente Odiseo al realmente llegar a su puerto, el reconocimiento familiar, a su lugar más amado en el mundo.

Y lo que más me conmueve de esta cita, “ y Odiseo lloraba”, Odiseo lloraba, pero no lloraba como aquella vez sentado en la isla de Calipso; no lloraba como aquella vez en la cueva del cíclope mientras éste se comía a sus compañeros; tampoco lloraba como la vez que relataba al rey Alcinoo todas sus desdichas. Odiseo en esta ocasión tenía un llanto distinto, un llanto reconfortante. Lloraba de amor, de felicidad, de plenitud. Llora por haber logrado, luego de tantas dificultades su más grande cometido, llora por tener a su amate y confidente en sus brazos.

Odiseo llora después de una gran tormenta, cuando se ve la luz al final del túnel, como quien suelta un gran peso cargado por años y por fin, al final... Respira.