Plan lector: La casa del crimen
Enviado por Helena • 5 de Noviembre de 2018 • 5.626 Palabras (23 Páginas) • 555 Visitas
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Lautaro tiene 11 años como yo, a lo mejor quiere ser mi amigo.
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Sábado
- Por la mañana
Mama esta media rara.
Pero algunos de estos cambios me agradan.
Ahora, por ejemplo, no está apurada porque no tiene que ir a trabajar.
Ayer me conto cosas, por primera vez. Puede sonar raro que una mama nunca haya hablado de su infancia, ni de su familia.
Me dijo que ella vivía acá con los bisabuelos que eran sus abuelos.
No me dijo mucho más que eso, no me conto porque se fue de esta casa.
Yo tenía ganas de saber, pero es mejor no preguntar. Ya me di cuenta.
Talvez de a poco me vaya contando.
Mama, nunca en la vida a cocinado.
Convengamos que está muy rara.
La abuela se llamaba Guillermina, y yo le decía Ata por abuelita –siguió mama -.Ella era modista, como te dije ayer
De pronto en uno de los cajones de la cómoda encontré unas llaves las cogí, abrí el cofre sonó un clic vi en el cofrecito había unas cartas olían a papel guardado y a tinta vieja.
Las cartas, son varios sobres amarillos atados con cinta azul, y entre los sobres hay unas flores
- Por la tarde
Lautaro me vino a buscar en su bici.
Yo también tengo una bici. Es un poco vieja pero está en perfecto estado. La vecina la hizo
Me dijo que era de mi bisabuelo.
El me hizo hacer con juramento de que no diría nada de lo de la casa del crimen.
Yo respondí lo juro
- Por la noche
Hoy fue un día increíble para Violeta. Se levantó a abrir una de las cartas del cofrecito y lo leyó:
Queridos Ita y Quito:
Quiero que no se preocupen por mí.
Ya dejo la facultad y estoy tratando de volver a casa.
Les seguiré mandando muchas más cartas, estas cartas las dejare en el árbol de la casa del crimen
Los quiero mucho
Moni
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Domingo
- Por la mañana
No sé bien que despertó, si fue el olor de la cebolla dorándose o Lupe.
Me levante y me asome a la cocina y vi a mama cocinando.
Le pedí que me enseñara a cocinar y me conto que todo le enseño mi bisabuela.
Durante un rato nos entretuvimos armando y cortando los rabiones.
Cuando terminamos nos sentamos a almorzar con Lupe.
Cuando ya aviamos terminado de almorzar. Lupe se fue.
La mire a mama.
Le pregunte ¿y papa? ¿Sabes algo de el?
Si pero no quiero hablar – me respondió
- Por la tarde
Lautaro me paso a buscar a la hora de la siesta pedaleamos hasta la casa del crimen.
Aurelio, el mono, nos miraba cerrando los ojos.
Cuando llegamos nos sentamos cerca de la puerta.
-¿y nene?- pregunte-¿me vas a contar o no lo del secreto?
-¿Sos miedosa?-pregunto
-No
-vamos a ver- me dijo-el desafiante
-¿entraremos al árbol?-si respondió
Sin darme tiempo a nada me tomo de la mano y me arrastro con él.
Un hueco que hay en el árbol gigante.
Sentí un vacío en el estómago al resbalarme por el árbol como si estuviésemos en la montaña rusa.
La caída no fue desde mucha altura, poco me dolían las piernas y las manos.
El secreto es este pasadizo-nadie lo sabe.
Fuimos al sótano-abrimos la puerta y allí había otra puerta la atravesamos y llegamos a un pasillo.
De pronto comenzó a llover un trueno retumbo entre los arboles
¿Y ahora qué hacemos? -pregunte
Esperar -, con este aguacero no podemos ir a ningún lado- respondió
De pronto, en medio de la lluvia encontramos un sonido inconfundible de un motor que se acercaba.
También escuchamos a personas que hablaban a los gritos.
Alcanzamos a escondernos detrás de un sillón destartalado, en el mismo instante en que se abrió la puerta.
- Por la noche
Por suerte mi mama ni se enteró de mi aventura.
Nunca sentí tanto miedo en mi vida como cuando entro es gente a la casa.
El problema fue el mono cuando le robo el portafolio a uno de los hombres y salió a toda carrera hacia el monte.
Y nosotros aprovechamos para escapar.
Nos deslizamos por la escalera cerrando la tapa del sótano y una vez allí, a oscuras, trepaos por una soga que hizo Lautaro puso hace mucho tiempo para llegar al escondite del tronco del árbol.
Al
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