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Y POR ESO ROMPIMOS. Oirás un ruido sordo y hueco en la puerta principal, la que nadie utiliza

Enviado por   •  21 de Diciembre de 2017  •  12.879 Palabras (52 Páginas)  •  602 Visitas

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La película seguía rodando mientras tomabas mis manos dejando las palomitas, la película seguía y de pronto me estabas besando… fue nuestro primer beso, suave e impactante, después te lo devolví. Al y yo ya habíamos visto esta película en la secundaria, con pizza y café helado, mientras tu mano descansaba sobre mi cuello sin que supera que la deslizarías para tocarme sobre mi segunda camiseta, después metiste tu mano debajo de mi camisa, debería impedírtelo?, pero eras Ed Slaterton, permanecimos sentados y quietos durante el resto de la película, apenas agarrados de las manos. Cuando terminó la película, te pregunté qué te había parecido, hiciste un gesto de más o menos, en ese momento desee que tu mano permaneciera en el lugar que estaba antes. Te comenté que me había gustado y comenzamos a hablar más, sobre la película, el basquetbol, te pregunté que si tenías hambre, hiciste un gesto afirmando, no quería que fuera una tarde común, tomando una merienda, quería que fuera algo mágico, te ofrecí una aventura, pero fuiste incapaz de verla y por eso, rompimos.

Me parte el corazón devolverte el cartel de Lottie Carson, recuerdo que conversábamos dudando de la presencia de la actriz en la sala del cine, fue entonces cuando para confirmarme que efectivamente se encontraba allí, arrancaste el cartel de la película y me lo trajiste. Me di cuenta lo corto de la película y que teníamos mucho tiempo libre, decidimos seguir a la persona que suponíamos era la actriz, la seguimos dos cuadras, ella entró en Mallakobsky´s dream, un restaurante lujoso al que entramos pero era demasiado elegante y tuvimos que salir, la esperamos a fuera y decidimos esperarla, me contaste que eras bueno en matemáticas, que habías ganado un premio el año pasado, te molestaba tanto que te hicieran burla con eso de las matemáticas, porque tus amigos decían que eso era cosa de maricas, te prohibí que dijeras la palabra “marica” si no te referías a un chico homosexual.

Entonces, entramos al restaurante, pero era demasiado elegante y nuestra ropa no era apropiada, así que nos salimos, tomaste una caja de cerillos y la apretaste contra mi mano, fue otro regalo, otro secreto tuyo, lo que ocasionó que me inclinara a besarte, esa caja de cerillos solo duró tres noches, la primera fue el día que me la diste, después de contarle todo a Al, estaba tan emocionada que no podía dormir, así que prendí unos cuantos jugando el juego de me quiere – no me quiere. La segunda fue la noche después de perder mi virginidad, después que me dejaste en mi casa y la tercera la noche fue cuando cortamos. Esa noche, necesitaba un millón de cerillos para poder conciliar el sueño, Ed, quiero conseguir lo imposible y por eso rompimos.

Nos escondimos en A-post Novelties que estaba frente a Mallakobsky´s dream, al otro lado de la calle, esperamos que Lottie Carso terminara su glamurosa escala y saliera para que las siguiéramos a su casa. Mientras me dijiste que nunca habías conocido a una chica como yo, me llamaste bohemia, te dije que no era así, me explicaste porque pensabas eso, diciéndome que yo no sabía que habían perdido el partido, cuando todo el mundo lo sabía y después esa película… y que solo los gays las veían como su amigo Al, y hablamos también sobre el día de la fiesta, dijiste que las chicas no tomaban la iniciativa contigo, que siempre eras el que dabas ese paso, comprándoles flores cuando se enojaban o cuando hacías algo estúpido y que se enojaban cuando él les contaba algo de otras chicas, pero que yo no era así. Dijiste que las flores las comprabas en Willows o en Garden of Earthly Delights. ¿Me dices que compras flores y que Al es gay? Dijiste que soy inteligente y que jamás oíste hablar a alguien de la forma que lo hacía yo, ese día te miré y estabas jodidamente guapo, ahora mismo me estás haciendo llorar en la camioneta al igual que todos los demás fines de semana y los días laborables, incluso con estrellas brillando molestándote, estabas muy guapo.

Te dije que me aburría el basquetbol y me invitaste como tu novia a alguno de tus partidos, te dije que si iría y después volteamos a ver la puerta de Mallakobsky´s dream para ver si por fin saldría Lottie Carson, vi en el cartel que me diste y me di cuenta que su cumpleaños 89 se aproximaba y tenía un plan secreto, te conté que, quería ser directora de cine y hablamos sobre mi futuro, me compraste una cámara de cartón, aposté que las fotos no saldrían bien. Comentaste que yo veía películas de gays como mi amigo, te conté que Al conoció a una chica de Los Ángeles y toda esa historia, platicaste que tu hermana estuvo a punto de estudiar cine, actualmente estaba en State, me sugeriste que hablará con ella, porque yo te recordaba a ella, y pregunté ¿quieres que salga con tu hermana? Pensaste que me había enojado y querías comprarme flores por si acaso, pero no, no estaba enojada.

La dueña de la tienda gritó que nos fuéramos, si es que no compraríamos nada, te acercaste a la caja y pagaste la cámara, guiñándole el ojo agarraste el cambio, lo consideré como una demostración de tu encanto, por eso no rompí contigo ese día, te besé en la mejilla, salimos del lugar, abrimos la caja y leímos las instrucciones de uso. Vimos que salía Lottie Carson, tratamos de tomarle una foto pero fue complicado, al final la obtuvimos, misma que se quedó en el rollo sin revelar. Sacábamos fotografías doblándonos de risa, nos besamos y nos subimos al autobús tratando de alcanzarla, nos escondimos atrás de buzones y faroles, registramos su buzón con la esperanza de encontrar un sobre con su nombre, te escabulliste por el jardín, saltando todos los obstáculos en busca de pruebas pero regresaste con las manos vacías, así que no confirmamos si efectivamente era ella.

Regresamos a casa en el autobús besándonos en la última fila de los asientos, no dejé que me acompañaras hasta la puerta de mi casa, para evitar las preguntas de mi madre y nos despedimos. Cuando llegué le marqué a Al, despertándolo, hablamos unos minutos y lo dejé descansar. Al día siguiente en mi casillero había una carta, la cual me costó una eternidad dejarla como estaba ya que tus increíbles calificaciones en matemáticas se habían sumado a la hora de doblarla. No sabías como encontrarme, pero siempre lo lograbas pues nuestros caminos luchaban por separarse uno del otro, a lo largo de toda la mañana ruidosa y aburridas jornadas de estudio, tareas, clases, ñoños, hippies, sin embargo era una bendición vivir con el temor de tropezarme contigo, esa nota fue una bomba que me dejó alterada, guardada en mi bolsillo y releída con avidez, temí que se arrugara o que alguien la curioseara, ¿Quién escribe una nota como esta?, ¿Quién eras para dármela?,

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