Criterio de cuando callar y cuando hablar

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otro lado Bradshaw (2000) considera que un matrimonio que se comunica de manera sana y funcional, es en el que sus integrantes se responsabilizan de sus propias heridas, acciones y felicidad. Por antítesis, un matrimonio disfuncional se concibe como un lugar donde sus integrantes son egocéntricos y egoístas. Por lo tanto, culpar al novio o a la novia, por cuestiones ocasionadas por uno mismo es desleal y conducente al rompimiento de la comunicación saludable.

También es igual de dañino cuando alguien se siente en la libertad de expresar sus emociones negativas con un pensamiento como este: ¡yo soy así!” : “¡qué se aguante. Esa es una actitud irresponsable y poco ética.

Comunicación es más que solo hablar, como sucede en el noviazgo, en que se puede charlar de cualquier tópico; sino, es el entender a la pareja y dejarse entender por ella o él, llegando a identificar los tonos de voz, la expresión no verbal, el brindar una respuesta apropiada a las posibles agresiones, el resolver conflictos, el saber qué hablar, cuándo hablar, y cómo hablar sobre cualquier tema (Boehi, D., y Rainey, D., 2010). Además de considerar cuándo callar, guardar silencio, en medio de una conversación.

Por otro lado, el que uno de los dos pretenda ser siempre el “ganador” en un proceso comunicativo, puede ser una traba para lograr la dicha conyugal. Molendo y Milla-Puelles (2002), consideran que la búsqueda unilateral de la propia realización, la ausencia de auténtico conocimiento recíproco, las expectativas exageradas, y, la falta de conciencia de la propia diversidad respecto de la pareja, deben ser dialogados para evitar el fracaso de una relación.

Por el diálogo es que se debe explorar el perfil interno de la pareja, lo que incluye su carácter, manera de ver la vida, gustos recreativos, vocación, costumbres hogareñas, y defectos personales. Esto debe ser aprovechado en las citas de la pareja (Aguilar, 2004). Mas allá que el solo acariciarse y darse besos, es urgente desarrollar diferentes temáticas de diálogo, sin dejar pasar una cita con una temática de especìfica.

Todo diálogo saludable cuenta con dos momentos, según Caresto (2007), uno es el de comunicar de sí mismo y la otra es la de escucha. Cada una contribuye a que la pareja se comunique bien y se entienda. Y la escucha debe ser ACTIVA, acompañada del lenguaje verbal, no verbal y para verbal.

El lenguaje verbal es la frase que se desea expresar. Es el mensaje propiamente dicho, que puede o no ir acompañado de tonos de voz o gestos. Es lo que escuchamos.

El lenguaje no verbal, es aquel que se da a través de los gestos, posturas, muecas, posiciones que se tienen al momento de dar el mensaje verbal. Ángulos de visión.

El lenguaje para verbal, son los tonos de voz que se utiliza para dar más intensidad o suavidad a los mensajes. Muchas veces no acompaña a los lenguajes verbal y no verbal.

Es necesario que el diálogo cuente con estos tres elementos y los mismos sean vigilados para crecer como pareja.

Hay que añadir una nueva dimensión a este diálogo y es la franqueza con que deben ser comunicados los sentimientos, miedos, errores y puntos de vista, así como el ser reservado (a) frente a la confidencias escuchadas, pues esto alimenta la confianza, que es medular en el crecimiento comunicativo de la pareja.

Recordemos que, a veces, las diferencias en los puntos de vista pueden deberse a las diferentes experiencias previas de cada uno, por lo que, antes de iniciar una discusión se debe explorar el origen de los comentarios, o lo que los generó, además de estado de ánimo, desde la perspectiva del cónyuge o novio (a) (Hickman&Hickman, 2002). Además debemos contemplar hasta el aspecto hormonal en el caso de las mujeres, pues es menester tener en cuenta que cada 28 dias, el equilibrio hormonal de las damas sufre una alteración, interna, ajena a su voluntad y que pocas de ellas suelen asumir como tal y procesar esta realidad, evitando al máximo todo efecto de manera intencional.

2. Cómo se debe escuchar a un hombre y a una mujer

Cuando una mujer habla con un hombre sobre sus problemas, no la interrumpa ni le ofrezca soluciones; ella solo quiere desahogarse hablando. Ella no quiere soluciones sino charlar de sus problemas y encontrar alguien que la escuche con paciencia, ya que esa es una señal de confianza y amistad.

No la critique ni minimice sus problemas, solo escúchela con atención y de manera activa, repitiendo de cuando en cuando lo último que ella expresó, eso la ayudará a confiar en que está siendo atendida.

Por otro lado, cuida de no solucionar los problemas de él. Él necesita, por lo general, estar solo para resolver sus problemas. La palabra clave es “solo”.

Cuando un hombre y una mujer conversan, la mujer mira más al hombre cuando éste habla (señal de escucha), que el hombre a la mujer cuando ella toma la palabra. Sin embargo, el hombre mirará más a la mujer cuando él está hablando para conservar su atención y monitorear sus reacciones a lo que dice.

De novio a novia:

1. No le de soluciones.

2. Solo tome su mano y dígale: “estoy aquí para ayudarte”.

3. Escúchela y asienta con la cabeza.

4. Dé preguntas de retro alimentación.

De novia a novio:

1. No le resuelva la vida.

2. Si le comienza a hablar, no le interrumpa.

3. Recomiende, no critique, ni censure, ni corrija. Habrá tiempo para ello.

4. Dele su espacio.