INTRODUCCIÓN A LA TEMÁTICA

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Limitar la ciencia económica a la explicación de las consecuencias de la escasez, deja pendientes una serie de cuestiones que los constructores de esta ciencia social siempre han considerado, pues no se pueden abstraer - en aras de una “neutralidad” científica trasladada del dominio de las ciencias naturales a las ciencias sociales - los móviles y regímenes históricos específicos para presentar análisis o modelos “útiles” para cualquier economía, indudablemente que el estudio de los móviles histórico-políticos, las formas de organización de la actividad económica y sus instituciones pertenecen también al dominio de la economía, que en su origen como ciencia social se desplegaban como economía política, de ahí que las lecturas que orientan el curso consideran cada esfuerzo del pensamiento económico en toda su amplitud, sin hacer énfasis en la distinción positivista de teoría y doctrina.

“En la actualidad existe cierta tendencia a sostener que los primeros economistas no solo carecían de madurez, sino que se extraviaron en sus investigaciones. El mismo concepto de utilidad, que originalmente fue proclamado como un concepto que no solo procuraba una solución más adecuada de los problemas que se plantearon los clásicos, sino que abarcaba una mayor generalidad de casos, se descarta frecuentemente como insostenible u ocioso. Hoy día está de moda decir, con Cassel, que es innecesaria una teoría del valor, y que todas las proposiciones necesarias pueden enunciarse sencillamente en términos de una teoría empírica de los precios. Se nos dice que una teoría que representa las relaciones de cambio como funciones de ciertas preferencias humanas expresadas en la conducta del hombre, es todo lo que una verdadera ciencia económica debiera tener o, por lo menos, todo lo que necesita tener.” [3]

Resulta evidente, que la economía que actualmente se estudia tiene un origen y una explicación en la historia, es decir, en la medida que este origen se someta como objeto de comprensión, se estará en posibilidades de entender el presente económico. Esto lleva a la necesaria delimitación de la naturaleza y contenido de la economía:

“En todo análisis económico y en toda enseñanza de la disciplina es crucial preguntarse que es lo que determina los precios de los bienes y servicios. Y como se distribuyen los beneficios de esta actividad económica. Y que es lo que determina la participación de los salarios, los intereses, los beneficios, y asimismo, aunque de manera menos precisa, la renta de la tierra y de otros medios fijos e inmutables utilizados en la producción.

A lo largo de la vida moderna de la economía, estos dos temas, la teoría del valor y la teoría de la distribución, han polarizado el máximo interés. Todavía hoy se considera que la economía llegó a su madurez cuando estas dos cuestiones fueron tratadas sistemáticamente a fines del siglo XVIII, principalmente por Adam Smith. Pero aquí, en el meollo mismo del asunto, se han producido cambios formidables en un contexto también cambiante. En tiempos remotos, … , ni los factores determinantes de los precios ni los que fijaban los niveles salariales, los tipos de interés u otros factores distributivos tenían mayor importancia. Dado que la producción y el consumo tenían por centro la unidad familiar, no había necesidad de una teoría de los precios, y con esclavos, no era indispensable una teoría de los salarios.”[4]

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“El economista francés Juan Bautista Say, opinaba que la Economía debía ser objetiva, concreta, teórica y descriptiva; que debía exponerse fríamente como se producen, de distribuyen y se consumen las riquezas y nada de sermones. Por su parte el ginebrino Juan Carlos Leonardo Sismondi, escribió que la Economía es una ciencia moral y que su objeto no es la riqueza sino el bienestar físico del hombre. Y a su vez el inglés Guillermo Stanley Jevons, decía textualmente:

..."La Economía debe tener un carácter tan matemático como las ciencias físicas...en mi opinión nuestra ciencia ha de ser matemática, sencillamente porque se ocupa de cantidades..."

Claramente se distinguen las opiniones divergentes de los autores citados. Say fue un economista clásico liberal y creyente de la existencia de leyes naturales reguladoras de la vida económica; Sismondi puede clasificarse como crítico social moralista y precursor del historicismo, escuela que afirmaba categóricamente que las leyes de la Economía no son naturales sino históricas; y Jevons fue uno de los primeros marginalistas, junto con Menger y Walras.”[5]

De esta manera, la exploración que proponemos, invita a un repaso de la historia de la ciencia económica, a partir de Adam Smith y algunos de sus precursores significativos, hasta llegar a una aproximación de los desarrollo contemporáneos, pues como señala en algún momento Daniel Fusfeld:

“A través del desarrollo histórico de la ciencia económica podemos entender como funcionaron las mentes de los grandes economistas, como los grandes temas de que se ocuparon surgieron de los esfuerzos por entender los problemas y las cuestiones de su tiempo, las filosofías sociales encontradas, los conflictos económicos y sociales, y una estructura económica cambiante. La disciplina que emergió nos ayuda a entender mejor una economía intrincada y dinámica. Las ideas y los eventos que influyeron sobre los grandes economistas de los últimos doscientos años operan todavía. Mediante el examen de la operación de estas fuerzas y de los eventos e ideas actuales, podemos a empezar a entender lo que están diciendo los economistas de hoy y por qué lo dicen. Una exploración del pasado nos ayuda a entender el presente.[6]

En efecto, tal y como advierte este autor, hace doscientos años la identidad del economista estaba en ciernes y la teoría económica pertenecía al campo de las filosofía moral; evidentemente, sus principios no tenían la forma que hoy conocemos y sus formas precursoras derivaron en la Economía Política, enunciando con ello su pertenencia a la política nacional ocupándose de asuntos públicos como los impuestos, la deuda pública y el comercio exterior.

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“Hasta hace muy poco tiempo, la economía era la única ciencia social con un cuerpo de teoría generalmente aceptado, cuya validez aceptaban también casi todos los practicantes. Es cierto que habían muchas diferencias de opinión entre los economistas, quienes a veces bromeaban sobre la obtención de cinco opiniones diferentes de cuatro economistas o sobre el viejo profesor que año con año formulaba las mismas preguntas en sus exámenes pero cambiaba