El hombre en busca del sentido

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Una cosa anhelada por el prisionero era la soledad, dado que vivían en una sociedad comunitaria impuesta, no tenían ocasión de estar solos consigo mismos, Frankl encontró un lugar destinado a ello cuando lo trasladaron a un campo de reposo.

El canibalismo hizo aparición justo cuando Frankl fue trasladado a otro campo.

Los prisioneros temían tomar cualquier tipo de decisión y deseaban que el destino lo hiciera por ellos. Este querer evitar el compromiso se hacía más fuerte cuando el prisionero debía decidir entre escaparse o no escapar del campo. Frankl tuvo la oportunidad de escapar junto con otro compañero, pero por algunas dificultades el intento fue nulo.

Sin embargo en ese intento de huir del campo adquirió una mochila. Llevarían a fuera tres cadáveres de prisioneros, llevarían uno en cada viaje y por turnos llevarían una mochila, seguidamente la otra y después tratarían de evadirse. Cuando se dispusieron a realizar el viaje apareció un camión color aluminio con una gran cruz roja pintada que empezó a descargar medicinas y alimento, ya no merecía la pena escapar.

Está segunda etapa de internamiento en el campo termina con un análisis psicopatológico de los guardias, el que se puede comprender que no todos los guardias eran gente cruel y despiadada sin escrúpulo alguno. Cierto es que para este cargo se escogía entre muchos a las personas más sádicas de todas, salvando algunas excepciones. Pero no solo los guardias del campo eran crueles.

El libro habla del prisionero más antiguo del campo, que pegaba al resto a la más mínima falta, con ello se distingue en toda la humanidad a solamente dos razas de personas, la de los hombres decentes y los indecentes, pero no hay grupos humanos decentes y otros indecentes sino que estamos mezclados entre todos y hay de todo en todas partes, por eso se podía encontrar gente decente entro algunos de los guardias del campo. Frankl les recordó a sus camaradas que siempre hay alguien en los momentos y situaciones más difíciles.

Finalmente dio respuesta a la pregunta ¿Qué es en realidad el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es, es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero a sí mismo es el ser que ha entrado a ellas paso a paso con demasiada firmeza con una oración en la mente.

Etapa tres: Después de la liberación.

Después de la liberación tras haber sido endurecidos por todas las torturas y humillaciones que sufrieron mientras fueron prisioneros en el campo y después de tanto sufrimiento, se había perdido la capacidad de alegrarse y tenían que volver a aprender lentamente.

No podían creer que fuese real ya tantas veces habían soñado con su liberación que sus mentes se habrían acostumbrado a no distinguir lo real de lo irreal de este hecho, incluso muy a menudo habían contemplado en sus sueños el día de su liberación hasta que escuchaban el silbato el cual era la señal de levantarse y todos sus sueños se desplomaban por los suelos.

Ahora el sueño se había hecho realidad todo lo que anhelaban los prisioneros, ¿Pero podían creer que realmente fuese verdad? Era la pregunta que se hacían.

Luego es sentimiento de desilusión de los prisioneros era aun mayor al darse cuenta que durante años habían creído alcanzar el limite absoluto del sufrimiento y ahora se encontraban en la decidía de que el sufrimiento no tenía límite alguno y podían sufrir cada vez más y más de manera muy intensa y seguir tratando de luchar por sus vidas y esperar la libertad era el hecho de pesar que todavía les estaba esperando alguien que había alguien fuera del campo esperando volver a ver a ese prisionero esperando que regresará.

Pero después de su libración algunos se encontraron con que ya nadie los esperaba. El recuerdo de aquella persona era lo único que había dado fuerzas para vivir en aquel campo y ahora se encontraba con que ya nadie vivía.

Muchas veces los prisioneros en el campo habían pensado que no había felicidad en la tierra que pudiese recompensarlos por todo lo que habían pasado durante todo ese tiempo que estuvieron recluidos del exterior y de la felicidad en los campos de concentración, pero tampoco estaban preparados para la felicidad.

Conclusión

Durante la 2° Guerra Mundial miles de judíos, solo por el simple hecho de serlo fueron encerrados, explotados, torturados, asesinados por indecibles procedimientos en campos de concentración nazi.

Además cabe el hecho de a pesar de lo trágico que fue esto para todas aquellas personas fue perderlo todo, pertenencias, a sus hijos a sus familias y la decidía de si estaban aún con vida o no, de saber que cada uno de los días que pasaron pudo ser el último de sus vidas o ser solo uno más que quedará en el conteo o una esperanza de ser liberado, el tener que sobrevivir solo con un tazón de sopa o simples granos de frijoles, el no tener en posesión más que un par de zapatos viejos que pudieran servirles para realizar sus tareas y no morir como muchos más, de no destrozar sus pies a cada paso que ellos realizaban dentro del campo, no tener nada más que unos trapos rotos que los arropaba.

En esas condiciones tan extremas es fácil suponer que solo una muy mínima parte de ellos, si acaso, pudiese estar sano, que lo único que se tiene, son solo los recuerdos de cómo eran sus vidas antes de vivir todo ese apocalipsis lleno de tragedia y desgracia, y todo aquello vivido les habría dado un valor único a sus vidas.

Un simple número, algo que evidentemente no merece, ni el privilegio de saberse único.

Merecedor de respeto eso es lo que eran. Internado en un campo de concentración y junto con su familia y quien basado en todo aquello que hay vivió, logró perfilar su teoría basada en la búsqueda de un sentido para la vida del hombre.

Nos narra las etapas psicológicas por las que pasaban todos aquellos que estaban internos recluidos en un campo de concentración, la vida cotidiana e inevitablemente nos cuenta también de sus depresiones, de la ansiedad que residía en el mientras estuvo hay en ese terrorífico lugar, de su salud quebrantada, del hambre que pasaba, de las innumerables agresiones físicas y psicológicas por parte de los guardias del campo, de situaciones indignantes, un interno en un campo de concentración cree parecer que está perdido solo y abandonado.

Cuenta los hallazgos cruciales del doctor Víctor E. Frankl que ponen en manifiesto nuestro deseo inconsciente de descubrir un sentido definitivo a la vida, lo cierto