¿Es posible escapar del Eterno Retorno?

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Llegando a este punto me gustaría recalcar dos ideas importantes:

1) La humanidad es cíclica, por lo tanto a una época de calamidades siempre le seguirá un mejoramiento de la sociedad en su conjunto, según los distintos mitos primitivos, una de las señales más visibles de la precariedad será la disminución temporal de los ciclos. Según Eliade (2001: 80):

El síndrome apocalíptico es, por lo demás, común a todas esas tradiciones. Tanto Lactancio como el Bah-manyasht anuncian que el “año será acortado, el mes disminuirá y el día se contraerá” visión del deterioro cósmico y humano que también hemos encontrado en la India (donde la vida humana pasa de 80.000 años a 100) y que las doctrinas astrológicas han hecho popular en el mundo grecooriental.

Esto nos es útil para entender que el Eterno Retorno no es completamente estático, tiene variaciones, altos y bajos. Lo más importante es que le da una justificación al sufrimiento, esto con la esperanza de que la siguiente parte del ciclo será mejor.

2) El hombre primitivo es parte de la naturaleza, esto a propósito de lo que señala Hegel (citado en Eliade, 2001) “nunca ocurre nada nuevo en la naturaleza”, esto quiere decir que quien está bajo el Eterno Retorno Arquetípico esta también bajo la lógica de la naturaleza, pertenece a ella, se mimetiza allí. Esta es la principal diferencia del hombre arcaico y el hombre moderno. Según Eliade (2001):

Y la diferencia capital entre el hombre de las civilizaciones arcaicas y el hombre moderno, “histórico”, está en el valor creciente que éste concede a los acontecimientos históricos, es decir, a esas “novedades” que, para el hombre tradicional, constituían hallazgos carentes de significación, o infracciones a las normas […] y que, por esa razón, necesitaban ser “expulsados” (abolidos) periódicamente. El hombre que se coloca en el horizonte histórico tendría derecho a ver en la concepción tradicional de los arquetipos y de la repetición una reintegración extraviada de la historia […] en la Naturaleza (en la cual todo se repite). Pues, como puede observarlo el hombre moderno, los arquetipos mismos constituyen una “historia” [...] han “ocurrido” como cualquier otro acontecimiento histórico.

Quiero terminar este apartado planteando una pregunta que será respondida más adelante, ¿Qué importancia tiene que el hombre sometido al Eterno Retorno sea parte de la naturaleza?

La Levedad y el Peso

¿Qué es la levedad? ¿Qué es el peso? Son las primeras interrogantes que debemos responder para continuar. Lo leve, según la RAE, es aquello que posee poca importancia, o que es ligero. Por otra parte el peso se define como la carga que alguien tiene sobre sí. A simple vista no podemos evitar notar que se trata de dicotomías, ambos conceptos son contrarios pero se refieren en esencia a lo mismo, lo que uno lleva sobre sí mismo. Ahora, ¿Qué tiene que ver el Eterno Retorno con la levedad y el peso? Según Kundera (2002: 5):

Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).

Lo que se evidencia en el párrafo anterior es que el Eterno Retorno es capaz de darle peso a nuestra vida. Si estuviéramos atados a la eterna repetición de una acción, ¿Aquel suceso tomaría un sentido crucial para nuestra existencia? ¿O no? En este punto comienzan las discrepancias, alguien podría argumentar que aquello que le confiere peso a nuestras acciones es que todo sucede una vez, el error más común es pensar en la realización única en vez de la irreversibilidad de las cosas, normalmente al imaginarse el Eterno Retorno, la gente vislumbra una posibilidad de enmendar sus errores, pero no es así, la repetición es irreversible, al igual que el tiempo lineal, y claro, si consideramos tal cualidad como la crucial al momento de darle peso a nuestro actuar, esta se ve amplificada infinitas veces si la llevamos a la reiteración constante. Nuestra vida la vivimos infinitas veces, pero cada vez que lo hacemos, es como si fuera la primera, por eso no tenemos punto de comparación sobre el cual basar nuestras acciones. Bien lo ejemplifica Tomás en la novela de Kundera (2002; 7): “¿Es mejor estar con Teresa o quedarse solo? No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna.” De esta manera podemos afirmar que el eterno retorno le confiere peso a nuestra vida, lo cual no quiere decir que una vida que no se repite no tenga peso, claro que la tiene, ese peso estará conferido por la irreversibilidad de los actos, pero ese peso será mucho menor que el que se la da a la repetición, será leve, bien lo dice Kundera (2002; 5): “Esta circunstancia atenuante es la que nos impide pronunciar condena alguna. ¿Cómo es posible condenar algo fugaz?

Ahora debemos determinar, si el peso es positivo o negativo, bueno o malo, desde el punto de vista de Parménides (citado en Kundera, 2002) todo el mundo está dividido en contradicciones, hay luz porque hay oscuridad, lo mismo sucede con el calor y el frio o lo sutil y lo tosco. Él hace también la diferencia entre lo positivo y lo negativo, la levedad es positiva y el peso es negativo. Pero Kundera (2002; 6) lo pone en duda: “¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.” ¿Por qué lo coloca en duda?, si nosotros buscamos trascendencia en nuestra vida será mucho más importante para nosotros el peso que la levedad, en tal caso el peso es positivo y la levedad negativa. Por otra parte podemos decir que queremos que cada momento de nuestra vida sea importante, de la misma manera que en el caso anterior, aquí necesitamos el peso, anhelamos que nuestras acciones tengan repercusiones, por lo tanto el peso se vuelve positivo, nuevamente tomaremos a Tomás para ejemplificar, dice Kundera (2002; 84): “A la medicina no lo condujo ni la casualidad ni el cálculo racional sino un profundo anhelo interior.” Su decisión toma peso por sí misma, y él no rehúye de eso. Por el contrario, puede que una persona esté en busca de la “libertad”, en este caso, es probable que el peso adquiera una connotación negativa porque el ideal de esa persona será buscar la levedad de su ser, librándose de toda la carga posible en su vida.

Ahora