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Estetica General.

Enviado por   •  7 de Enero de 2018  •  18.135 Palabras (73 Páginas)  •  373 Visitas

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El equilibrio

Se entiende como un objeto, compuesto con una medida ponderada o razonable de los diversos elementos que lo componen.

El equilibrio es la propiedad que presentan ciertas cosas cuando sus componentes se unen y conjugan adecuadamente, a fin de contrarrestar las fuerzas físicas y lograr un mayor grado de perfección y efectividad desterrando toda tendencia al desorden, al caos, o a la exageración.

Las artes plásticas y el mundo de la naturaleza proporcionan abundantes ejemplos al respecto. Recordemos las catedrales góticas y sus techumbres y así vemos como las columnas y nervaduras de los arcos conjugan para equilibrar y ordenar conforme a las leyes físicas las masas y fuerzas de sus materiales. Las cúpulas de las catedrales renacentistas son un claro ejemplo de equilibrio respecto de otros elementos del edificio.

En los dramas teatrales se deben observar ciertas reglas en la presentación, trama y desenlace; lo mismo puede decirse de las cinematográficas, los poemas y novelas. Las obras que no dosifican el uso de sus elementos materiales y formales producen un espectador fatiga, cansancio, anulando sus cualidades iniciales y restándoles belleza.

El ritmo

Se caracteriza como un orden o regularidad medida y acompasada, al dividir en unidades mayores o menores de espacio o tiempo la sucesión de hechos o los componentes de un objeto natural o artístico.

El espíritu del hombre tiende a encontrar en la aparición de los fenómenos una cierta medida, que los regule o permita entenderlos mejor. Así, al día sucede la noche y viceversa; al temporal la calma; a una estación otra; al día mismo se divide en horas, etc. La sucesión de las cosas debe ser conforme a un orden que se pueda medir a través de reglas o unidades introduciendo regularidad cuyas consecuencias entre otras son estéticas al permitir comprender la obra.

Todas las manifestaciones artísticas se guían por el ritmo, particularmente la poesía, la música y las artes decorativas al permitir introducir en el discurso estético un orden adecuado, pues, de lo contrario los elementos se confundirían sin que pudiera hacerse una “lectura” apropiada, cayéndose en la confusión, el aburrimiento o pesadez al contravenirse leyes psicológicas y ontológicas de la contemplación y del arte, el ritmo introduce descanso en la sucesión de acontecimientos permitiendo vivirlos según leyes esenciales para la vida misma.

El ornamento

Se caracteriza por un conjunto de rasgos o elementos naturales o artificiales adheridos a toda obra, a fin de contemplarla, aderezarla y realzar su belleza primitiva y original.

La ornamentación no es una simple decoración secundaria, si no primaria onto-axiológica que acompaña el objeto en su total contextura permitiéndole completar mejor sus existencia. Así el pelo posee funciones estéticas útiles en la vida de los animales de cualquier especia. El pelo no solo cubre y evita daños, también es una estructura ornamental de perfección.

Una obra musical, literaria, teatral, arquitectónica, necesita del componente ornamental para expresar toda su grandeza, perfección y belleza. A través del ornamento la vida y el movimiento s expresan más felizmente en los objetos.

La quietud

Se caracteriza como el estado de sosiego, reposo y descanso que brinda un objeto, sea con sus componentes, sea en el ánimo del espectador predisponiéndolo a disfrutar o gozar del objeto visto en su lado bello y de totalidad existencial. En toda obra bella se da la quietud entendida como realidad apacible derivada de la armonía de sus componentes.

Este valor radica objetivamente en las cosas, pensamos en un jardín apacible, en el remanso de un rio, o en un huerto, o en un bosquecillo, que por la propia configuración y disposición de sus elementos invita a perci-birlo como quieto, sereno, tranquilo; disponiendo el ánimo a gozar y percibir la vida como rica, bella, amable y sin hostilidad. Lo mismo sucede con las breves composiciones musicales, en especial pequeñas variaciones, de los autores clásicos. En la arquitectura sobre todo de edificios domésticos es frecuente encontrar ligares como: bibliotecas, saloncillos, etc., que por su ambiente cogedor invitan al reposo y quietud tanto corporales como anímicos. Tampoco se haya ausente este valor es composiciones poéticas de inspiración religiosa como el Cristo de Velázquez, de Unamuno.

Los anteriormente descritos valores: armonía, perfección, equilibrio, ritmo, ornamento y quietud, son caracterizaciones fundamentales de la belleza y permiten una aproximación a su compresión. La belleza no solo es apreciada y buscada por lo que en sí misma representa al espíritu, en cuanto le muestra a éste una mayor y más completa perfección, verdad y bondad de los seres; sino porque permite reencontrarse a nivel sentimental con la fuente misma del ser y de la vida. No importa que la belleza no se muestre en todas las cosas, el espíritu siempre la busca. Luis Farré ha escrito:

"Lo cómico anima a lo feo, directa negación de la belleza, pero no esencialmente antiestético. Desfigura a propósito, exagera y disminuye, niega los cánones de armonía. El ánimo alterado por su presencia continuada aspira a reiniciar el camino; entre el desorden, agitación y dislocamiento de las partes, busca anhelante aquella paz que únicamente proporciona lo bello.” [Farré, Luis; 1966].

El espíritu se encuentra oscilante e inquieto ante las cosas desordenadas, imperfectas; desequilibradas, sin armonía, orden, ni concierto y busca por obra de la belleza que vuelvan a mostrarse las cosas en plenitud. La vida como dirección plástica y de transformación de la materia se vuelve a imponer al espíritu en toda su grandeza mediante los valores estéticos.

B) La Gracia

Este valor presenta matices que lo vinculan a una propiedad o facultad que poseen ciertas personas o cosas. Aunque estrictamente pertenece a los seres humanos se trata de diversas actitudes, gestos, modos, ademanes que se ofrecen como regalo o donación a las demás personas a través de la coordinación de movimientos corporales y anímicos. El filósofo español Luis Farré escribe al respecto: "Definiremos el movimiento que se agita alrededor de lo bello como propiamente gracia". [ídem].

La gracia es un valor cuyos fundamentos de operatividad pasan de la fase interna del sujeto poseedor de ella, expresándose como movimiento del cuerpo o de las

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