Historia como sistema y el arte como registro.

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Una aclaración correspondiente antes de avanzar es que el arte dentro de una época determinada no se comprende desde una sola perspectiva al observar los hechos y sucesos que están aconteciendo puesto que se comporta más como un entramado de visiones de diversos artistas, una pluralidad de enfoques hacia una misma creencia.

Si aún nos cuesta aceptar el arte como un registro de la historia y manifestante de los hechos concernientes a cada época –con diferentes enfoques de esta- observemos un último fenómeno que se presenta en todos los procesos históricos que se atentan a grupos humanos variados ya sean dictaduras de ideologías políticas, genocidios, etc. y que nos hacen cuantificar la relevancia de esta como medio de registro y transmisión de ideales. En cada uno de estos sucesos se ha utilizado la excesiva violencia para mantener a un grupo específico sometido ante una cosmovisión o una manera de entender el mundo, esta violencia se da de igual forma en el ámbito artístico, cuántas veces hemos oído sobre las propagandas nazis a través de la literatura, las artes platicas, el cine y diferentes plataformas donde ocupaban intención comunicativa estética para sus fines personales y de forma

viceversa cuantas investigaciones han dado cuenta de millones de artistas exiliados o asesinados en dictaduras militares en América latina ,Asia y África.

“En el campo de la música y los músicos, como en todos los aspectos de la vida nacional cultural, los golpes de la dictadura y sus efectos fueron duros. En los primeros treinticinco días desaparecieron, fría y brutalmente asesinados, Víctor Jara, compositor, intérprete popular, hombre de teatro, y Jorge Peña Hen, compositor, director de orquesta, pedagogo, organizador(…)Muertes, separaciones forzadas, interrupciones de obras, cortes de estudios, alejamiento forzado del país, precaria sobrevivencia en otras latitudes; vida en la angustia de oscilar entre la esperanza y la desesperanza de un regreso a la patria y del reintegro a las tareas abandonadas. Miles y miles de chilenos vivieron estas experiencias. Entre ellos también músicos, compositores, musicólogos, grupos musicales, estudiantes de música”1

Para aterrizar a datos más complejos Miguel Catillo nos contextualiza a la violencia artística en el ámbito de los músicos en la dictadura de Augusto Pinochet, pero a la vez esta situación es un escenario constante para otras ramas del arte y para otros países y regiones del mundo.

Otra premisa básica a través de este fenómeno es que el arte es un saber razonable y todo saber razonable trae consigo un dominio intrínseco en el observador de este, es por esto el ahínco en los procesos autoritarios en exterminar de raíz el arte –en los valores y cosmovisiones contrarios al régimen-al destruir todo intento de crítica y de pluralidad se puede manipular los registros históricos de forma macabra.

Si la historia es una ciencia sistémica de la realidad radical que es la vida como enuncia José Ortega y Gasset el arte es la manera en que le podemos dar forma a esta realidad desde diversos puntos de vista. El artista como todos los individuos que se encuentran en esta única realidad son dioses de ocasión que se forman a través de diversos contextos, la diferencia de este quehacer con cualquier otro es que deja un registro fehaciente de las creencias y convicciones que se encuentran a su alrededor de cada época que constituyen realmente el estado del hombre ,es por este hecho que el arte es un arma porque es la prueba y sustento que tiene la historia para lograr vislumbrar cada época en su engorrosa estructura .

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1Castillo Didier, Miguel. (2003). Músicos y exilio. Revista musical chilena, 57(200), 109-112. Recuperado en 07 de abril de 2016, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-27902003020000018&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0716-27902003020000018.

anexos.

1 En La Makinita "Versos Migrantes" Ana Tijoux y Shadia Mansour, Capítulo # 9

Alumno: Javiera Martínez Gómez.

Sección :2.

Profesores: Jaime Villegas.

Josefina Contreras.