IDEALISMO.FITCHE

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DOCTRINA MORAL

“No obramos porque conocemos, sino conocemos porque estamos determinados a obrar; la razón práctica es la raíz de toda razón” (Obras, 11, 263). El hombre debe llegar a hacerse interiormente independiente de las influencias exteriores, para lograr actuar como corresponde, como dicte el hombre más profundo en mí, llegara a ser un ser activo que va a lo infinito, dejar de vivir de representaciones y aprender a vivir conscientemente. El yo debe librarse del todo exterior, intentando que su diario vivir sea un intento de purificación. El mundo debe estar subordinado a él, y no él al mundo.

La teoría moral de Fichte determina cuales son los deberes individuales y sociales que al hombre corresponde, las prácticas y obligaciones como miembro de una comunidad social. Es el primero que llega a la idea de un estado socialista. El estado debe tomar las riendas de la organización del trabajo social, regular la comercialización, poner orden en lo cultural y lo educativo. El estado debe tomar las riendas de lo pedagógico, los educadores deben ser hombres capaces de transformar los jóvenes en personas y ciudadanos. Fichte aspira a la perfección según la ley moral, llegando a la beatitud, que es el estado al que llegas después de haber cumplido tu deber y el resultado es obtener la felicidad. Negando que haya la necesidad de un Dios para ello.

La dialéctica del yo, debe ser una experiencia moral, que le haga descubrir cuál debe ser su forma de obrar, interiorizándose el hombre, debe encontrar los conocimientos que necesita para llegar a ser el hombre de bien.

El fin del proceso dialectico, es la obtención del ser de la realidad, un hombre con una vida moral verdadera, intachable que le lleve a vencer los obstáculos. Esta verdadera realidad, solo puede ser invención del espíritu humano, hecha solo por hombres intelectuales, pues no cualquiera la puede alcanzar, solo aquellos que tengan la condición para lograrla, los que puedan recrearse después de buscar en su yo absoluto. Para entender esto se necesita la práctica, apoyándose de la conciencia moral. El yo como actividad infinita, debe reconocer sus límites, y poder saber cuál es su deber. El yo se pone barreras así mismo con el fin de superarlas. El no yo es puesto para que sea posible el trabajo y la lucha. La moral de Fichte, debe de resumirse en el yo, consciente del conocimiento que posee, debe de trabajar en lo que debe hacer, para hacer que la humanidad como único y grande sujeto, se someta a la naturaleza.

LA EDUCACION NACIONAL

Partiendo de que la humanidad se parte en cinco periodos (el reino instintivo de la razón, la caída por falta de reflexión y la tiranía del mal, le primer esfuerzo por librarse del mal por orgullo y la regeneración de la ciencia), Fichte sitúa a Alemania en el tercer estadio, y el único medio para salir de ahí, es recreando la nación, para llevarlo a una nueva época. Enseñar el arte, la ciencia y la filosofía; pues estos son los medios necesarios para conducir a los hombres al bien y la satisfacción interior. Se debía crear una voluntad basada en al amor desinteresado, que busque el bien y produzca una satisfacción intima, resolviendo la fuerza activa (el obrar) de nuestro espíritu. Esta nueva educación no la proporcionara el conocimiento, sino promoverá que sea producido este, por la actividad espiritual del hombre.

En la mente del hombre, se debe formar la imagen del hombre social, que siga las leyes de la razón. La misión del sabio es coordinar el esfuerzo de la humanidad para este fin. Para crear una comunidad autónoma, imagen del orden social y superior. Iniciando una vida religiosa, donde lo supremo será entender que la única existencia real es la vida espiritual del pensamiento, y todo lo demás es una apariencia de la realidad. Toma como mejor representante de esta educación el sistema de Pestalozzi, debía buscarse en el hombre lo mejor de sí.

BIBLIOGRAFIA

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Hirschberger, Johannes. “Fichte. Vida y obras. Teoría de la ciencia. Dialéctica del yo. Doctrina moral. Derecho y Estado” en Historia de la Filosofía. Tr. L. Martínez G. 7ª. Ed. Barcelona, Herder, 1976. Tomo II. pág. 226-233.

Abbagnano, Nicola y A. Visalberghi. “II. La filosofía del romanticismo. 9. La polémica sobre el kantismo y Fichte” en Historia de la Pedagogía. Tr. Jorge Hernández Campos. México, Fondo de Cultura Económica, 1987. 1151 p. pág. 452-455.