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Identidad entre las visiones políticas de Platón y Maquiavelo

Enviado por   •  3 de Marzo de 2018  •  2.526 Palabras (11 Páginas)  •  400 Visitas

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A menos que los filósofos reinen en los Estados, o los que ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la filosofía, y que se prohíba rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente hacen así, no habrá […] fin de los males para los estados, ni tampoco, creo, para el género humano (República 473 d-c).

Platón señala el tipo de virtud que le conviene a cada clase social, para poder ubicar la justicia en el Estado ya constituido en su conjunto armónico.

Platón afirma que: “La posesión de lo propio y la realización de lo suyo equivale a la justicia”[4]. La cual se constituye de nueva cuenta, como la virtud capital, pues equilibra y armoniza las relaciones que las diferentes clases sociales establecen entre sí, al propiciar que cada clase social cumpla con su función de la mejor forma posible, ejerciendo la virtud que le es propia, y sin entrometerse la una en los asuntos de la otra y viceversa.

Se puede concluir este apartado diciendo que la ética y la política armonizan respectivamente, mediante el ejercicio de la justicia, las virtudes propias tanto del alma de cada individuo como de cada clase social, con el único afán de hacer florecer el Estado utópico de Platón:

[…] Hablamos del Estado que acabamos de constituir, que existe en nuestras palabras, pues presumo que no existe sobre la tierra. Pero probablemente se levanta un modelo suyo en el cielo para quien quiera verlo y, al contemplarlo, poner en él sus esperanzas, no importa, además, donde exista o pueda existir, pues tan sólo por él y no por otro se guiarán las acciones políticas.[5]

Las Virtudes en Maquiavelo

Ahora toca hablar de Maquiavelo y de su obra más representativa: El Príncipe, el cual es un tratado político cuyo propósito es mostrar cómo el príncipe, en este caso Lorenzo II de Medici, debe gobernar, de acuerdo a las distintas circunstancias que se le presenten en el ejercicio de su mandato, para mantener de la mejor forma posible el orden en el Estado y conservar el poder por muchos años. Con este fin en mente Maquiavelo aconseja entre otras cosas, dejar de lado todo juicio moral o religioso, y hacer uso tanto de la fuerza como de cualquier otro medio, incluso poco honorable, cuando el momento así lo requiera, puesto que:

El que quiera ser bueno absolutamente con los que no lo son no podrá menos de perecer tarde o temprano. Por eso el príncipe que desee serlo con seguridad, debe aprender a no ser siempre bueno, sino hacer lo que exijan las circunstancias y el interés de su conservación (EP, cap. XV, pág. 104).

La razón de dicha exhortación descansa en el hecho de que para Maquiavelo el ser humano es malo por naturaleza. Fue el comportamiento humano observado a través de la historia lo que llevó a Maquiavelo a afirmar que: “los hombres en general son malos, y no se inclinan al bien sino obligados por la fuerza” (EP, cap. XXIII, pág. 158). También afirmó que: “es preciso confesar que generalmente los hombres son ingratos, disimulados, inconstantes, tímidos e interesados (EP, cap. XVII, pág. 111). Desde esta perspectiva no resulta ilógico suponer que éstos tarde o temprano intentarán socavar la autoridad del príncipe, y por ende el orden social. Para Maquiavelo, tal riesgo exige que el príncipe ejerza su autoridad de tal forma que no quede la menor duda de que es alguien a quien es prudente temer.

Ahora bien, es muy importante señalar que el uso de la fuerza por parte del príncipe para engendrar temor, no es la única estrategia que Maquiavelo propone seguir, pues de no ser así, el príncipe no sólo sería temido, sino también odiado; lo cual no es nada conveniente para mantener el orden y mucho menos para conservar el poder. Por eso, ante la disputa de si es mejor que el príncipe sea más amado que temido, Maquiavelo sentenció: “yo pienso que de lo uno y de lo otro necesita” (EP, cap. XVII, pág. 111).

Sin embargo, este ejercicio de procurarse tanto el temor como el amor de la gente, es irrealizable a no ser que el príncipe posea, o en el menos peor de los casos, cultive ciertas virtudes, tales como la prudencia y la justicia. Así por ejemplo, refiriéndose a la prudencia, Maquiavelo expresó: “Un príncipe prudente no debe contar sino con lo que está a su disposición, pero sobre todo cuide, según ya tengo advertido, de hacerse temer, sin llegar a ser aborrecible” (EP, cap. XVII, pág. 114). En cuanto a la justicia dijo que: “El príncipe no debe hacerse temer tanto que deje de ser amable y merezca que el aborrezcan; no siendo difícil encontrar un buen medio y mantenerse en él” (EP, cap. XVII, pág. 112).

Más adelante, en el capítulo que versa sobre: Cómo se debe huir de los aduladores, Maquiavelo ratificó la importancia de estas dos virtudes al decir que: “El príncipe prudente guarda un justo medio, escogiendo hombres sabios por consejeros […]” (EP, cap. XXIII, pág. 155-156). Con respecto a la sabiduría humana Maquiavelo declaró que: “El hombre sabio debe únicamente seguir los caminos que abrieron otros, tenidos por superiores, e imitar bien a los que han sobresalido, a fin de que, si no se consigue igualarles, se le acerque a lo menos en alguna cosa” (EP, cap. VI, pág. 44).

En relación a la última declaración es pertinente mencionar que para Maquiavelo los hombres tenidos por superiores (y que es prudente imitar), son aquéllos que se destacan entre otras cosas, ya sea por su valor o por su talento. Tal cosa se confirma en la siguiente frase: “Si hemos de hablar de los que llegaron a ser príncipes por su valor o por su talento, deben citarse en primer lugar Moisés, Ciro, Rómulo, Teseo” (EP, cap. VI, pág. 45). Por otro lado, Maquiavelo manifestó la importancia del valor y del talento en esta otra proposición: “Grandes obstáculos, en verdad, y frecuentes peligros experimentaron [Moisés, Ciro, etc.], necesitando para superarlos mucho talento y mucho valor” (EP, cap. VI, pág. 48).

Por último, es necesario manifestar que para Maquiavelo la virtud más importante es la de saber arreglar la conducta a las circunstancias, o dicho de otra forma, saber mudar de método cuando el tiempo lo requiere. Ambas formas las expresó con estas palabras:

Aquellos que arreglan su conducta a las circunstancias, rara vez son desgraciados, porque la fortuna se muda solamente para los que no saben acomodarse al tiempo.

[…]

Aquellos que no saben mudar de método cuando los tiempos lo requieren, prosperarán sin

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