Kant: ¿Qué es la Ilustración?
Enviado por Sara • 25 de Abril de 2018 • 1.399 Palabras (6 Páginas) • 407 Visitas
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Posteriormente, señala tres son los casos que pueden predecirse del futuro con respecto a su destino moral: a) el género humano se encuentra en continuo retroceso hacia lo peor (terrorismo moral); b) se encuentran en constante progreso hacia lo mejor (eudemonismo); c) permanece en un eterno estancamiento (abderitismo) debido al ascenso en continua variación y las posteriores recaídas, arrojando en este movimiento el mismo resultado que si hubiera permanecido inactivo.
Sobre la concepción terrorista de la historia humana, dice Kant que es imposible que la recaída en lo peor no cese, ya que al llegar a cierto punto, el género humano se destruiría a sí mismo. Por su parte, sobre la concepción eudemonista de la historia humana, advierte que es insostenible y promete muy poco en favor de una historia profética de la humanidad con respecto al progreso permanente por la senda del bien, puesto que se requeriría una cantidad de bien mayor de la que disponemos para progresar hacia lo mejor. Y, como sabemos, los efectos no pueden superar la potencia de la causa eficiente. Por último, acerca de la hipótesis del abderitismo, menciona que la necedad humana es tal que buscamos el camino del bien, pero no perseveramos en éste, invirtiendo de este modo la marcha. Así, tanto las disposiciones del bien como las del mal, se neutralizan dando lugar a un absurdo dinamismo que termina en el estancamiento. Después de haber expuesto lo anterior, escribe que a pesar de todo esto no debe perderse la esperanza de que el género humano encuentre un punto de inflexión en su camino que lo haga tornar de nuevo hacia lo mejor y seamos seres con la capacidad de actuar libremente, pues siendo así, podríamos predecir de qué forma vamos a actuar; pero como la disposición del bien y del mal suelen entremezclarse, no se sabe qué resultado podemos esperar.
Posteriormente se habla acerca de que en la especie humana debe presentarse alguna experiencia que indique la índole y capacidad de ésta para progresar hacia lo mejor, siendo autora de la misma. Esta experiencia debe ser un hecho que indique de modo intemporal la existencia y la acción de dicha causa para poder demostrar la tendencia del género humano en su totalidad, al bien. El hecho que podría demostrar esto, sería una revolución del espíritu que lograra la idea de una constitución republicana. Y a partir de este momento ya no se darán serios retrocesos en el progreso hacia lo mejor.
Entre las cosas que traban el camino hacia lo mejor, se encuentra la prohibición de la publicidad, ya que es mediante ésta que los filósofos y pensadores pueden alzar la voz para pedirle al Estado que tome en cuenta las exigencias jurídicas del pueblo. Por eso, la idea de una constitución en consonancia con el derecho natural de los hombres, resulta ser la norma eterna para cualquier constitución civil en general y el alejamiento de cualquier la guerra. Esta constitución (republicana) se califica como la mejor por mantener lejos las confrontaciones bélicas, destructoras de todo bien. Gobernar de manera republicana consiste entonces, en tratar al pueblo de acuerdo con principios conformes a las leyes de libertad.
El resultado del empeño de la humanidad por mejorar sólo puede ser percibido en las buenas acciones de los hombres y poco a poco irá prevaleciendo el acato a las leyes, la beneficencia, la confianza dentro de la comunidad, etc.; y posteriormente esto podrá extenderse a las relaciones interestatales.
Por último, para lograr el progreso hacia lo mejor es necesario que la educación intelectual y moral de la juventud no sea reforzada por la religión, asimismo el Estado debe reformarse a sí mismo mediante la evolución, en vez de la revolución. Así, lo único que puede esperarse y exigirse por parte del hombre es una sabiduría negativa: darse cuenta de que la guerra representa el mayor obstáculo para la moralidad; para que cada vez sea un fenómeno menos frecuente y acabe por desaparecer. La finalidad de todo esto es abrir el camino a una constitución cuya naturaleza esté basando en los principios auténticos del derecho y pueda progresar hacia lo mejor sin flaquezas.
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