La Ética para Aristóteles, Kant y Max Scheler
Enviado por Essays.club • 25 de Febrero de 2018 • Trabajo • 834 Palabras (4 Páginas) • 825 Visitas
La Vida Es El Juego Limpio
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3.-La Ética para Aristóteles, Kant y Max Scheler
De los cuadros que hemos elaborado y presentado en el apartado segundo de este capítulo, hay tres escuelas que han marcado una tendencia muy fuerte dentro del pensamiento filosófico. Vamos ahora a verlas con un poco más detenimiento.
3.1.- Aristóteles
Hemos de dejar para el segundo curso de Bachillerato el estudio sobre los textos de Aristóteles. Sin embargo, conviene ahora aclarar algunas anotaciones que nos acerquen al perfil de su pensamiento ético. Por comodidad expositiva, vamos a reducirlo a algunos puntos más descollantes:
1.-Aristóteles compone —al menos se le atribuyen— tres tratados sobre la Ética, a saber: La Gran Ética, la Ética a Eudemo y la Ética a Nicómaco. Las tres tienen un fondo común y son perfectamente integrables.
2.-Aristóteles establece un nexo explícito ente la Ética y la Política. De modo que, en la Ética a Eudemo, pero, sobre todo en la Ética a Nicómaco, empieza y termina el tratado conectando ambas disciplinas[1].
3.-La finalidad de la Ética es el discernimiento y disfrute de la felicidad plena del hombre. Por tal motivo, podría llamarse a la Ética de Aristóteles «Filosofía Práctica», «Ortopraxis que procura felicidad al hombre».
4.-Este último motivo hace que la Ética aristotélica se preocupe de modo muy explícito de las «virtudes» o habilidades adquiridas mediante la repetición de actos que llevan al hombre a su felicidad.
3.2.-Kant
Kant se aplicó de modo extraordinariamente analítico a estudiar las bases metafísicas de la Ética. Lo hace, sobre todo, en su conocido libro Fundamentación para una Metafísica de las Costumbres. Podría decirse que Kant se coloca en el polo opuesto de Aristóteles en sus ideas sobre la Ética. Por eso escribe:
«Por desgracia, la noción de felicidad es un concepto tan impreciso que, aun cuando cada hombre desea conseguir la felicidad, pese a ello, nunca puede decir con precisión y de acuerdo consigo mismo lo que verdaderamente quiera o desee»[2].
Por ello mismo, Kant se aleja de toda teoría «eudemonológica» y fundamenta su Ética sobre el concepto de «deber». El deber arraiga en la razón y se transforma en comportamiento por la voluntad del sujeto. El deber asumido por el sujeto se concretará en lo que Kant llama «imperativo categórico». Tras una larga disquisición sobre lo que el Autor llama «impertido hipotético» e «imperativo categórico», enuncia éste último de modo claro y conciso:
«Obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en una ley universal»[3].
Pero
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