Aceptabilidad racional
Enviado por John0099 • 8 de Marzo de 2018 • 4.789 Palabras (20 Páginas) • 407 Visitas
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Se distinguen dos tipos de racionalidad jurídica y dos tipos de razonabilidad dentro de los planteamientos provenientes del autor. En relación con la racionalidad, el mismo Aarnio diferencia claramente entre lo que denomina como Racionalidad L y Racionalidad D. La “L” hace referencia a lo que se denomina como corrección interna, mientras que la “D” su origen se fundamenta en la consideración de la justificación jurídica como una forma de razonamiento práctico y a su vez ha de ser analizada como un proceso discursivo de reglas.
En este sentido, es posible hablar también de dos tipos de razonabilidad. El primero se proyecta en las reglas de la justificación desde el punto de vista de su posible aceptación como procedimiento para la adopción de decisiones aceptables, identificándose por tanto con la Racionalidad D. El segundo de los tipos de razonabilidad sería el estricto, es decir, la aceptabilidad racional.
La aceptabilidad racional tiene en cuenta la decisión desde el punto de vista de las consecuencias. Supone por tanto un paso más. Mientras los otros tipos de racionalidad y razonabilidad se referían a la racionalidad interna y a la idea de la aceptabilidad presumible de las decisiones que se toman bajo ciertas reglas, la aceptabilidad racional se fija en la decisión concreta y en sus consecuencias.
El autor expone que es posible elaborar dos teorías: la Teoría Procedimental del Razonamiento Jurídico y la Teoría Substancial de la Aceptabilidad racional. Por la primera se busca determinar las condiciones de racionalidad. Mientras que por la segunda, las condiciones de razonabilidad.
De esta forma , la Teoría Procedimental del Razonamiento Jurídico se basa en la elaboración de una serie de reglas que deben presidir la argumentación jurídica para que esta sea racional y aceptable. En otras palabras, se trata de sentar las condiciones para que los enunciados que siguen esos criterios sean aceptables, aunque no asegura que la decisión concreta lo sea en su totalidad.
Todo discurso en cuestión debe ser racional. Aulis apoya el concepto de racionalidad del profesor Peczenik, el cual dice así: “es la práctica que satisface la exigencia de consistencia lógica y está orientada hacia la combinación óptima de dos ideas regulativas: la idea de que uno debería ser capaz de expresar con generalidad tanto la descripción como la evaluación y la idea de que tanto la descripción como la evaluación deben ser apoyadas por razones" . Lo que podemos entender como racionalidad no es más que una mezcla de generalidad y sustentación o apoyo. Según Aulis un discurso racional debe contener las siguientes reglas de racionalidad: consistencia, eficacia, coherencia, universalidad y sinceridad.
Las reglas de consistencia nos ayudan para que no haya una contradicción en el mismo discurso, es decir, una contradicción interna. Este tipo de reglas establece como se deben respetar las leyes del tercero y la regla de transitividad. La ley del tercero significa que cuando hay una proposición, ésta debe ser cierta o falsa, no puede ser una mezcla de ambas, o sea, una tercera posibilidad. Cuando hay consistencia en el enunciado, el discurso no tendrá una negación dentro del mismo. “Por ejemplo, que si el ser X tiene la propiedad P, esta propiedad no puede al mismo tiempo faltar en el ser X. De acuerdo con la regla de transitividad, es verdad lo siguiente: si una persona acepta los enunciados "si p entonces q" y "si q entonces r", tiene también que aceptar el enunciado "si p entonces r"
Las reglas de eficiencia hacen que el discurso práctico tenga un punto final o una conclusión. Un discurso tiene como objetivo transmitir un mensaje, por lo tanto éste debe ser eficiente para que el receptor comprenda claramente la idea que se desea compartir. Todo expositor debe primeramente seleccionar de qué manera va a exponer su conocimiento, por ejemplo, el lenguaje lingüístico. Para que las personas que están escuchando la exposición comprenda el discurso como tal, estos deben tener un lenguaje en común. Además deben de usar cada expresión de una manera uniforme. “Esto puede ser llamado también el principio de significados similares.” Existe una gran diferencia entre un desacuerdo material y un desacuerdo lingüístico. Por lo tanto, para que un discurso cumpla con sus funciones, se ve obligado a contener un solo lenguaje y no cambiar sin justificación alguna.
Las reglas de sinceridad son aquellas que regulan la veracidad de las afirmaciones en un discurso. Cuando un participante presenta un enunciado, el resto tiene el derecho de aportar a la discusión. Mediante esta regla comprendemos que una discusión no puede ser racional si los aportes de los participantes solo son aceptados debido al prestigio del participante que lo dice. Por el hecho de que una persona sea famosa, ya sea por su profesión o por otros logros, no significa que lo que está planteando sea correcto. Así que cuando un participante este participando en una discusión, éste deberá basarse en un material concreto. Se podrá invocar a una autoridad, utilizándolo como referencia para así fortalecer el comentario y no perder la racionalidad. Por ejemplo, si el tema de discusión fuera algo relacionado con la ciencia, y un científico reconocido mundialmente fuera a aportar algo, este deberá basar sus afirmaciones en alguna investigación hecha previamente para que así el enunciado tenga más valor y sea aceptado por el resto.
Cuando hay varias personas en una discusión, se deberá obviar en su totalidad la coacción física o mental. No es correcto forzar a una persona a estar de acuerdo con una autoridad solo por su prestigio. Va en contra de las reglas de sinceridad e incluso va en contra de la moral. Todos tenemos el derecho de pensar lo que deseamos y no estamos obligados a estar de acuerdo con los enunciados presentados por otra persona.
Para que una discusión sea racional no se debe permitir que una persona presente una justificación inválida. Si tal persona está consciente de la invalidez de la justificación, estaría violando la exigencia de honestidad que debe contener todo discurso para cumplir con las condiciones de la racionalidad. Uno estaría manipulando la verdad para conseguir los objetivos propios, sin tener en consideración la falta de moral que sería actuar de tal manera. Hay dos formas de violar la exigencia de honestidad, utilizando una justificación inválida con el conocimiento de su invalidez y afirmando una justificación que no estás seguro de su validez. Un ejemplo de la segunda forma de violar la exigencia de honestidad, podría ser cuando en una discusión X alega haber visto a Y robando un objeto. Pero en realidad
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