Analizando posteriormente el concepto de palabra relatoría para una mejor contextualización de lo leído

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Por otro lado, Sigmund Freud decía que el lenguaje es un falo conocido como verbo, la cual sería una estructura hueca sin penetración, porque la estructura no es virginal dado que siempre está en movimiento, dependiendo del contexto y las experiencias llegan a ser conocimientos más complejos; por lo tanto, cada individuo es lo que habla de acuerdo a sus experiencias pues no hay experiencias sin verbo, del otro modo sería un flujo de hechos sin sentido. Debe sumergirse en el lenguaje persuadiendo al mundo a través del descubrimiento, si no quiere convertirse en un callado flujo anónimo de las cosas; el silencio reduce al sin sentido y no seriamos jugadores lingüísticos en términos Lyotardianos si adoptamos esta posición; si estamos en un lugar y momento determinados en una misma temporalidad y espacialidad compartiendo conocimientos deberíamos concluir que estamos en un juego lingüístico cuyo contrato es implícito porque estamos aquí en el aula, o cualquier otro lugar pero aceptando las reglas que enfatiza Lyotard en sus tres observaciones al lenguaje.

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Entonces nuestro juego será el lenguaje, no una clase donde circulen códigos específicos inconexos , es necesario romper el estereotipo establecido, con la dificultad que conlleva fragmentar con un paradigma, darle un sentido de juego Lyotardiano donde nadie sea obligado a estar en una conversación, al contrario hablar con libertad, por ello es importante puntualizar que todo tiene validez pero hay que perder el miedo a hablar y expresar con seguridad, analizar desde las propias estructuras cognitivas para desarrollarlas porque psicosomáticamente están vivas.

Cuando se hace uso del lenguaje a través de la introspección, siempre es otro el que responde, como cuando el Psicólogo permite a su paciente percatarse del juego de voces internas; sin embargo, los seres humanos serian jugadores enfermos si permitiesen la imposición de ideas antes de jugar, por ello sería preferible morir de un golpe que vivir aletargado y encadenado a las ideas de otros, la misma biología demuestra que está compuesta de células vivas, entonces porque no liberar el conocimiento a través del habla para humedecer la percepción de las cosas, tornando el juego del lenguaje en diversión y placer por el habla, impidiendo la imposición de una satisfacción ajena.

Por tal motivo, hay que tomar cada una de estas sesiones como un juego, donde cada participante define la manera en que quiere jugar porque los sujetos vivos siempre están construyendo. La única lucha legitima que debiera existir es la lucha en mejora del conocimiento donde gane el mejor argumento o la mejor razón a través de la confrontación de ideas, teorías y conjeturas, no entre sujetos; donde la estrategia sea aplicada al argumento, no a las personas; el juego lingüístico no es simular, no es criticar, es un juego universitario de saberes, un problema de inteligencias y no de pedagogías.

Muy probablemente en un principio existan choques entre las estructuras mentales de cada individuo, pero debe entenderse que el discurso lingüístico es un acto de penetración por ser estructuras simbólicas que se aprenden a través del conflicto para que puedan modificar y asimilar lo nuevo; se habla de un choque deseado aunque se ejerza violencia, no física sino intelectual, entroncar para crecer; malo

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sería no permitir el cambio cuando hay fricción, conociendo las consecuencias de un acto y sin embargo se sigue realizando; ello podría compararse a estudiar pero sin desarrollar ninguna estructura, quedándose en el mismo punto sin cambio alguno.

Hay cosas que no deberían ser mecánicas, todo debe conllevar a un aprendizaje, a la adquisición de experiencias con conocimiento de causa buscando un umbral más trascendental. Aplicar los conocimientos adquiridos a la práctica para elevar la calidad de vida no ser como las aves que vuelan hacia el acantilado sabiendo que van a una muerte segura o como el salmón que sin importarle su largo recorrido y los obstáculos enfrentados, entre ellos los osos que se los comen, siguen su camino realizando un sacrificio instintivo, incluso nadan a contracorriente para ser devorados.

El ser humano siempre quiere más y más, para él la trascendencia es vital; a diario es una lucha plástica y estética, es constancia, incluso ir mas allá de sus propios límites, como los corredores de alto rendimiento que siempre visualizan abatir sus propios records aun por milésimas de segundo a pesar del dolor, pero es un dolor placentero porque se demuestra a si mismo que pudo lograrlo antes de morir.

En conclusión, el lenguaje es un arte que se disfruta hablando, comunicando y trascendiendo a través de las ideas.