Cartas a quien pretende enseñar.

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Además muestra la importancia de la comunicación entre el niño y su maestra ya que debe haber una constante relación con los estudiantes para poder entender el ambiente en el cual se desarrollan y ayudarles en caso de ser necesario, debemos ser modelos para que los alumnos puedan confiar en nosotros hasta el más íntimo de sus secretos.

Octava carta: Identidad cultural y educación

El capítulo parte de la frase que a mi particularmente me parece bastante interesante y acertada: “no somos lo que heredamos, ni únicamente lo que adquirimos, sino la realidad dinámica de lo que heredamos y lo que adquirimos”. Refiriéndose a que estamos hechos para aprender y de la importancia de la identidad de cada sujeto en el proceso educador. No por el hecho de que estamos programados para aprender es cuestión necesaria para hacerlo, sino porque enseñar y conocer es cuestión necesaria para no caer en la herencia cultural. Es aquí donde entra en juego la libertad del individuo para caer o no en esa herencia cultural, y debe de ser la escuela, quien democráticamente debe promover esos valores.

Novena carta: Contexto concreto-contexto teórico

En esta carta contrasta “la práctica de lo cotidiano” es decir, la experiencia que se obtiene con los años a través de la práctica, y “el contexto teórico” que es el que nace a raíz de que el hombre comenzó la búsqueda de explicaciones a los fenómenos naturales que ocurrían a su alrededor y las necesidades que se presentaban así que comenzó a escribirlas para compartirlas con el mundo entero y de tal manera nos surge la interrogante de porqué ambos contextos no pueden estar entrelazados en la enseñanza en un salón de clases ,y la conclusión es muy sencilla ya que la maestra no puede dar respuestas a las preguntas reales que el niño trae de su casa o a los eventos sobrenaturales que ocurren en su entorno social, lo cual pretendemos justificar detalladamente con la siguiente frase: “Quien juzga lo que hago es mi práctica, pero mi práctica esta teóricamente iluminada”.

DÉCIMA CARTA: Una vez más, la cuestión de la disciplina

Los alumnos deben construir en sí mismos con la colaboración del maestro una situación de disciplina sin la cual no se crea el trabajo intelectual. Es preciso rechazar la idea de que existen disciplinas diferentes y separadas. Sin embargo lo principal es que si la disciplina exigida es saludable, lo es también la comprensión de esa disciplina. Vivimos en una sociedad en la que es sumamente necesaria la disciplina, y casi todos los ámbitos de la vida. Y esa disciplina obviamente nosotras creemos que debe de iniciarse en la escuela. Y para ello es precio que el profesor enseñe y que lo alumnos aprendan, pero en este sentido no únicamente conocimiento teórico.

Conclusión

Conforme fui leyendo el libro me dejo muy claro que no debemos dejarnos llevar por las creencias de la mayoría, ni que las minorías sean influenciadas por los más poderosos. Ya que el profesor debe de constituir un instrumento contra la lucha social, que impida injusticias.

A veces lo que adquirimos en nuestras experiencias sociales, culturales y demás; interfieren a través del poder de las emociones, sentimientos, deseos de lo que llamamos “fuerza del corazón” en nuestra estructura hereditaria. Esto es lo que hace posible superar la herencia cultural, la cual está marcada por la clase social a la que pertenecemos.

Esta obra muestra la libertad de tanto docentes como aprendices, para el uso democrático de la enseñanza. Y para ello el docente debe de adoptar los valores de: la humildad, la esperanza, la confianza y el amor.

“La imaginación que nos Ileva a sueños posibles o imposibles siempre es necesaria. Es preciso estimular la imaginación de los educandos, usarla en el "diseño" de la escuela con la que ellos sueñan. Al fin y al cabo es preciso dejar bien claro que la imaginación no es ejercicio de gente desconectada de la realidad, que vive en el aire. Por el contrario, al imaginar alguna cosa lo hacemos condicionados precisamente por la falta de lo concreto. Cuando el niño imagina una escuela alegre y libre es porque la suya le niega la libertad y la alegría.”

Paulo Freire