Cómo Razonan Los Abogados.

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es porque se ha entendido, desde mi perspectiva, que alguna teoría está fuera de propósito mediante el razonamiento que no solo debe de ser significativo y pertinente, sino correcto. Reiterando lo establecido en la lectura referente a que cada caso es único y no siempre los mismos criterios referentes pueden ser aplicables.

Así nos encontramos con otra apertura que merece ser planteada un tanto aparte dado al lugar que ocupa en el mundo de las disposiciones jurídicas que permiten un razonamiento jurídico adecuado, los silogismos. Estoy de acuerdo en que antes de darle el carácter de certero y correcto, debemos evaluar la plenitud del mismo, esto sencillamente porque se ha de conocer más acerca de la fuente de donde parten. Mencionado bien que puede guardar relación con la lógica deductiva, ya que si partimos del punto en que permite implicar conclusiones validas, tomando en cuenta que no será posible, sin conocer información detallada o adicional, pasar del conocimiento cierto particular al que englobaría la esencia general.

Dentro de todo lo que implica el actuar certero del abogado, aun a pesar de una buena preparación, no todo está en sus manos, nos olvidamos de un factor importante, el abogado también es humano. Así como todos tienden a errar, a no saber en ocasiones cual es la mejor decisión por tomar, también le sucede al abogado. Es por esto que en la situación de que no se gane un caso, no implica que no se sea un buen abogado, es en efecto aprender de las experiencias obtenidas para ir mejorando y acertar en las acciones a realizar para el futuro de su ejercicio. Es un factor que en el mundo de las ciencias sociales siempre se encontrara la progresividad y esto aunado a su experiencia de su recorrido en la praxis le permitirá al abogado encontrar nuevos enfoques y estrategias con las cuales irá contemplando diversos aspectos del razonamiento jurídico.

De todo lo anterior, claro está que si bien el abogado como un científico social, en su desempeño, debe elaborar diversas hipótesis como lo requieran sus casos. Sometiendo estas a prueba, confiando en las deducciones y hechos que le avalan y que se ha establecido ya que claro esta no puede basarse en la mera suposición de cómo resultará. El razonamiento cuidadoso es un freno contra la aceptación apresurada de ideas erróneas; meditar cuidadosamente no nos evitará concebir ideas que parecen adecuadas cuando se conciben, pero que nos sirven a la hora de aplicarlas. La solución correcta solo se sabrá cuando se someta a prueba y de resultado.

A manera de conclusión tomando en cuenta todo lo anteriormente establecido, si bien el abogado debidamente instruido en el arte que implica la abogacía, no siempre tendrá el control de aquello suscitado en algún juicio. Es por esto que debe siempre emplear en todo lo que resulte el análisis, la crítica y un pensamiento reflexivo. No se bebe permitir caer en la dicha de que todo problema debe ser sometido al testimonio de la autoridad. Esto es a que todo problema específico siempre tiene un aspecto singular por lo cual su resolución puede llegar a ser tan simple que pase inadvertida. Así tendremos el objetivo de que el razonamiento jurídico logre ser el aspecto primordial a realizar por parte del abogado convirtiéndose en hábito dentro de su