Educar. La educación es un proceso que se asimila al contexto sociocultural

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Así es que, nosotros los docentes, debemos educar enmarcados en dos grandes valores: amor y respeto, sin olvidar que educar no es imponer nada a nadie, sino ayudar a ser, que el principal protagonista de la educación sea el propio sujeto; y el educador no sea más que una guía para que el niño se eduque o un mediador del conocimiento (Maura Ramos, Pág. 120).

Así es que, en cuanto a lo mencionado párrafos anteriores, la educación no puede entenderse como un solo “aprender”, sino que es un “aprender de otros seres humanos”, en la convivencia diaria, facilitando a las personas los elementos o instrumentos para crearse a sí mismos. Debe ser un proceso por medio del cual todos aprendemos y aprehendemos; aprendemos a vivir como seres humanos en una convivencia armónica con los demás y con lo que nos rodea.

Al fin y al cabo, la educación es el resultado de la vocación que los docentes elegimos, es llevar a cabo la acción de educar a otro, viendo en él los diversos cambios tanto emocionales como intelectuales, racionales y sociales que van atravesando. Sabiendo que algunos de estos cambios que van recorriendo son beneficios de nuestros humildes conocimientos y experiencias, para contribuir a formar un ser autónomo, independiente, con una postura de bienestar personal y social para su perfecta formación adulta.

Como conclusión puedo reafirmar que los docentes no son los únicos responsables de la educación de los sujetos, no nos olvidemos de la primera escuela, es decir, la familia, donde todos aprenden y enseñan, educan y son educados.

Tampoco debemos olvidar que el desarrollo y perfección de nuestras facultades intelectuales y morales debe realizarse durante toda nuestra vida y no solo en la niñez/ adolescencia, con el maestro visto como único educador.

Aunque por supuesto, no es lo mismo ejercer esa función desde la paternidad o desde un papel público, que desde la persona que académicamente tiene que afrontar una clase.