El anticristianismo de Nietzsche

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A todo esto más que pensar en la obvio irracionalidad de la religión común (como el cristianismo), hace ver a Hume como alguien “que estaba luchando seriamente, con los argumentos para confirmar, en su propia mente, la opinión común sobre la existencia de un Dios personal” [3] , cosa que desató un problema al recordar a el pensamiento naturalista, que nos dice y habla sobre un origen del todo cómo supremacía natural y única. Todo merece una explicación, pero no se puede luchar contra una sociedad en la que hay mayor tránsito de la religión histórica y posiblemente ficticia y literaria, que, con una simple religión convertida en explicación naturalista, me atreveré a decir que no hay una religión filosófica, no hay una validez reflexiva total-racional-epistémica, no explica la causa y efecto. Otro ejemplo de problema sería como el que mencione en algún momento de considerar a ese Dios atribuido como un ser moral, lleno de estos atributos como bondad y justicia ya que en ningún caso según sus causas son suposiciones obvias y en especial naturales, es decir, no nacen de la nada. La sociedad es ingenua al tener una idea de Dios también creyendo que Dios existe como si concebir algo y concebirlo como existente fueran cosas distintas. Es simple razonamiento el que falta en todo su vivir. No hay ningún objeto.

Hacer un orden de la simple naturaleza, “racionalmente”, funciona como correcta religión como efectos de las causas, pero claramente perdería esa noción de autoridad como el mundo a impuesto a la religión. Aunque si bien, la religión comenzó de manera tosca al creer que cada acontecimiento natural estaba gobernado por una posesión de inteligencia controlador de ello. No tenían tal inteligencia como en la modernidad.

La religión se había apoderado de todo aquel razonamiento del hombre, se había apoderado de todo miedo, de todo terror, del poder llegar a una felicidad, de su satisfacción, e incluso de dos de sus dos puntos principales de la razón, “la muerte y de las necesidades más vitales como el de la alimentación”, se había apoderado de todas las uniones del hombre priorizando el matrimonio.

Modernidad de la Religión como Religión Natural de Hume.

La sociedad recurre cada vez más a la creencia cuando se encuentra en momentos de terrible aflicción, han debilitado nuestro más poderoso sentido de conocimiento que son los únicos propios sentidos, convirtiéndolos en meros sentidos religiosos, pero que cada vez más gracias a la racionalidad, están haciendo ver al hombre el lado bueno de esas aflicciones, que, aunque gran Dios parece dominarnos, parece ser que el hombre olvida poco a poco que verdaderamente existe esa divinidad suprema. Tal vez siga cegado por pensar en que, en algún momento, le seguirá presente una divinidad que le atenderá, pero en tiempos de prosperidad al hombre le resulta más añoranza su esfuerzo; se trata de voluntad a divagar en la propia razón. Es más, el temor quien ciega la razón del humano e incluso de una sociedad completa, que provoca creer que hay un modelo a seguir e incluso en manifestarlo como otro ser existente sin justificación real o natural; eso explicaría claramente el politeísmo quien divide la racionalidad de cada una de las diferentes sociedades. Lo único que sostendría una justificación de un ser como Dios supremo es visto como una religión natural cual supuesta divinidad superior es por tal razón de su completa razón, provocaría entonces el ejercer una reflexión en su vida completa como mentalidad de racionalidad a sus creyentes. Hume pensaba que la religión burda y más primitiva sólo perseguía una esperanza de mejoras vitales desde algún poder que era invisible, pero a la vez inteligente. No perdía las esperanzas en una religión claro, pero se distanciaba en el pensar que no puede tener origen una verdad de la nada, tenía que haber una razón de por medio, y el implantar una racionalidad a esa concepción como religión, era un comportamiento que necesitaba actuar con completa coherencia humana de la manera en que la naturaleza del hombre debe actuar para cumplir sus objetivos y necesidades, con una completa racionalidad, entonces sólo así podría justificarse a la gran divinidad, “la racionalidad”. No se trataba de hacer un dictamen y norma exclusiva para obligar a creer y adoptar esa religión como la del cristianismo; más bien trataba de tener una religión como análisis crítico a tener fe en nosotros mismos como seres humanos pertenecientes a la naturaleza, sería como un método natural y humano que nos da orden a nuestra persona y que es completamente visible a causa-efecto, es una capacidad. Hay que eliminar lo irracional y las mentiras que nos detienen a caer en falsas creencias como lo son las religiones-dictaduras; y hay que darle sentido a lo que realmente es nuestra verdad, es decir, lo que nos incumbe a nuestra persona “lo que sentimos”, a lo que nos construye como seres racionales, no hay que ser ignorantes de lo que realmente sentimos como esfuerzo. No hay Dios perfecto, y por ello volviendo a un principio “Dios no puede impedirnos el suicidio”, es cuando dejamos desatendida nuestra propia racionalidad, no es malo por tratarse de nuestra propia naturaleza, pero conforme a religión y creencias ya no existen en ese momento ya no hay esa facultad y no hay noción.

Friedrich Nietzsche

Un inicio a la ideología de Nietzsche a la religión.

El hombre de la edad madura, aparece como un rebelde por la verdad y como un nuevo auténtico creyente o con Dios o contra Dios, esta es la meta de los rebeldes.

El hombre se rebela contra el poder devastador de la religión. Objetivo de la lucha, el paso de la enfermedad de las cadenas, la venganza, hacia una liberación, hacia una nueva moral y una nueva religión. Ya no es temor a la muerte, sino amor al destino (una eterna afirmación del ser). Enfrenta Nietzsche a la Verdad vs. la Voluntad de Poder. Presenta Nietzsche el paralelismo entre conciencia y religión, conciencia y culpabilidad. Se hace seguidor de Freud en la acción causal de culpabilidad, enfermedad engendrada por el dogma religioso. Se hace necesario eliminar el concepto de pecado y de culpa a través de una desacralización de los valores religiosos. Predica al superhombre como contrafigura del controversial y enigmático Cristo de los Evangelios. La figura del sacerdote no escapa a la banal crítica nietzscheana en su lucha por una nueva concepción del hombre.

La religión para Nietzsche.

Nietzsche “el anticristo” o también llamado la voluntad del poder es una fuerte crítica a la religión cristiana, budista