El hombre como ser corporeo
Enviado por Antonio • 28 de Agosto de 2018 • 6.115 Palabras (25 Páginas) • 376 Visitas
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Ese conocimiento no puede ser dudoso: opinión, sino cierto (2). La certeza (como la opinión) se puede considerar subjetiva u objetivamente. Subjetivamente significa que no tengo dudas, sé que es así, estoy seguro. Es humanamente posible; ejemplo, matemáticas, los primeros principios evidentes (el todo es mayor que la parte; lo compuesto o contingente tiene causa, etc.). Objetivamente, significa que es posible demostrarlo, es seguro. El acto propio de la ciencia es la demostración. Si quiere ser ciencia, la filosofía debe estudiar la realidad y obtener certeza sobre ella ¿Cómo?
Por las causas (3). Es decir, es ciencia el conocimiento que explica por qué algo es como es y no de otro modo. Por eso estudia las causas: aquello de lo que depende el ser de una cosa
Demostrado que la filosofía o sabiduría es ciencia. Falta saber de qué.
Toda ciencia se especifica por su objeto, es decir por lo que estudian. Definirla es identificar su objeto. La Física es distinta de la Biología porque estudia cosas distintas.
Para identificar el objeto de la Filosofía es necesario preguntar qué sabe el sabio: el sabio (o filósofo) sabe de todo en la medida de lo posible; y lo que “todo” tiene en común es que existe, es real, luego se dice que estudia “todos los entes”.
Ente: aquello que ejerce el acto de ser. Participio presente de “ser”: como caminante es “el que camina”, ente es “el que es”.
A la cosa concreta estudiada por una ciencia se le llama objeto material. Así la definición queda en:
“Ciencia de todos los entes”
Pero muchas ciencias estudian lo mismo y son distintas. Ética y psicología estudian lo mismo: la conducta humana. ¿Por qué son distintas? Por el modo en que lo estudian, su objeto formal.
El sabio sabe todo, pero no es un erudito, no es una enciclopedia. Lo sabe todo por las causas más lejanas, es decir más universales.
Universal: algo único que se dice de muchos. El conocimiento es más perfecto mientras más universal, porque sabiendo “menos cosas” sé más, soy capaz de explicarlo todo. Es decir el objeto propio de la inteligencia es lo universal, el todo.
Suelto el lápiz; ¿por qué cae?
- porque yo lo solté
- porque los todos lápices caen
- porque los atrae el suelo
- porque los atrae la Tierra
- por la ley de gravitación universal
- porque es material, sometido al cambio
Finalmente, la condición última por la que cae es porque es real; y por el acto de ser, explico absolutamente todo.
Lo mismo respecto de los fines; cada acto particular tiene un fin, que a su vez es medio para un fin que a su vez es medio. Cada fin justifica no solo ese acto sino todos los fines menores que se ordenan a él. Hasta llegar a un fin que no buscamos más que por sí mismo y que da razón de cada todos los inferiores.
Mientras más próxima la causa, más particular y menos explicativa. Las más universales ya no explican sólo este caso, sino cualquiera similar; sabiendo un par de principios soy capaz de explicar todo los subordinado.
La definición queda entonces en:
“Ciencia de todos los entes por sus causas últimas”
Si se la deja así, la definición coincide con la Teología, que también es ciencia de todo por su causa más lejana: Dios. No muy buena definición, pero válida. ¿Diferencia?
“Ciencia de todos los entes por sus causas últimas a la luz de la razón natural”
La razón natural es la inteligencia humana. La filosofía sólo afirma aquello que somos capaces de demostrar que es verdadero. El resto no lo niega, pero no le compete. Es decir, descarta la fe. La fe y la Fe: natural y sobrenatural. La fe se define: conocimiento por confianza en un testigo. Acepto la veracidad y conozco, pero no lo sé, no soy capaz demostrarlo. Creer y saber son actos excluyentes (aquí aprovecho explicar el tema de la integridad de la fe: si es el fundamento del conocimiento es la confianza, creo todo o simplemente no creo; si me engaña en algo no tengo como afirmar el resto –aunque tampoco la niego-, pero no es razonable elegir qué creo y qué no. La Fe a medida es absurda).
B.- Principios de la Filosofía: admiración y ocio.
Hay dos requisitos prácticos imprescindibles para el ejercicio filosófico. Una condición material y una disposición del ánimo:
B.1- Disposición del ánimo: la Admiración o Asombro.
Hacer ciencia significa contestar una pregunta. Preguntar implica no saber, o sea ignorancia. El darse cuenta de la propia ignorancia se llama asombro. O sea,
Ciencia
↓
Pregunta
↓
Ignorancia
↓
Asombro
La Admiración consiste en el darse cuenta de que hay algo que no se sabe y que debe saberse. Por ello nos damos cuenta de que es una privación que debe ser subsanada. Es la que nos entrega aquel primer impulso que nos empuja a buscar el conocimiento.
Se asombra aquel que descubre algo que no le calza, que no entiende, y entonces pregunta. Es propio del inteligente; perder la capacidad de asombro es estupidizarse. Porque todo es objetivamente asombroso (“¿alguno de ustedes sabe cómo funciona un lápiz Bic?; ¿alguien se lo ha preguntado?”)
B.2.- Condición Material: el Ocio o tiempo libre.
Para pensar se necesita la posibilidad de hacerlo: tener tiempo. Pero como no tiene resultados prácticos es necesario tener todas las necesidades básicas satisfechas. Son básicas por eso: la base para lo importante, lo realmente humano.
La ciencia nace cuando una cultura logró superar el mero nivel de subsistencia, cuando tiene la existencia relativamente asegurada y puede dedicar su actividad a los fines que escoja. Ocio es tiempo libre, que
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