Erich Fromm: Vida, Teoría, Obras
Enviado por tomas • 27 de Julio de 2018 • 9.813 Palabras (40 Páginas) • 583 Visitas
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- Necrofilia: desde el punto de vista de este autor, hace mención a las personas con sentimiento de odio a la humanidad.
- Narcisismo maligno: narcisismo de manera extrema, dificulta la percepción personal y devalúa al resto
- Simbiosis incestuosa: dependencia extrema a la madre o la imagen materna percibida.
Finalmente, Fromm hizo uso de la psicoterapia que desde su punto de vista era un psicoanálisis humanista porque estaba más interesado en los aspectos interpersonales de la relación terapéutica.
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Aportes, limitaciones y opiniones
Entre sus principales aportes encontramos las necesidades humanas, los mecanismos de huida y las orientaciones de carácter. Sus limitaciones se evidencian en la época en la que se postuló la teoría, pero a pesar de eso hay puntos (como los mencionados entre los aportes) que siguen vigentes. Es una teoría que ha aportado grandes conocimientos sobre el comportamiento humano en cuanto a los sentimientos de soledad y aislamiento, a lo cual él le llamó ansiedad básica.
mm plantea la reflexión filosófica como nivel epistemológico de la "ciencia del hombre". Esta ciencia se funda como antropología existencial-dialéctica, combinando explicación y comprensión. Finalmente, la ciencia del hombre posee un interés crítico-emancipatorio y una intención utópica.
ABSTRACT
Fromm states that philosophical reflection is an epistemological level of the “science of man”. This science is based on an existential-dialectical anthropology, combining explanation and understanding. The science of man is invested in emancipation, critique, and, ultimately, utopia.
PALABRAS CLAVE | KEYWORDSErich Fromm | ciencia del hombre | epistemología | filosofía y antropología | antropología existencial-dialéctica | science of man | epistemology | philosophy and anthropology | existencial-dialectical anthropology
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1. Pertinencia de la propuesta de Fromm
Con los pilares de su pensamiento en Marx y en Freud y con sus raíces en la tradición del judaísmo profético, desde el que se ubica en la tradición humanista, Erich Fromm (1900-1980) construye a lo largo de sus obras un complejo edificio teórico en el que la «ciencia del hombre» es diseñada como pieza fundamental del mismo (1). Puede decirse que esa «ciencia del hombre» se sitúa en la arquitectura frommiana allí donde convergen las líneas de fuerza que provienen de esas «fuentes» que alimentan su pensamiento, para articular su legado en una síntesis original y hacer fructificar la herencia recibida llevándola hacia adelante. Tal fructificación significa, desde el esfuerzo crítico-hermenéutico, enriquecer, ampliar y ahondar dicha herencia y para todo ello es condición el diálogo con las distintas ciencias humanas, para, a partir de ahí, dar respuesta a la problemática del hombre contemporáneo. A este respecto cabe añadir que es el «imperativo de la praxis» lo que espolea al pensamiento frommiano, volcándolo a abordar lo importante para esclarecer lo urgente. Si lo segundo es la transformación sociopolítica del actual estado de cosas, como tarea en la que la humanidad se juega su misma supervivencia, lo primero consiste, dando por supuesta la crítica, pero yendo más allá de ella, en señalar las metas de dicha transformación, los criterios a los que ha de obedecer, las condiciones en que puede darse incluidas las condiciones «humanas» (el «factor subjetivo», según la denominación otrora vigente en ciertas corrientes marxistas)..., todo lo cual depende en último término, desde la óptica de Fromm, de la respuesta que se dé a la pregunta por el sentido de la existencia humana. Este es el que a su juicio se expresa y condensa en la utopía antropológica que en su caso gana concreción a través de las imágenes del «hombre productivo» (capaz de autorrealización) y la «sociedad sana» que es necesario explicitar y justificar discursivamente. Tal es, pues, el objetivo de Fromm, al que apunta la intención ético-utópica de su pensamiento y el que polariza, por tanto, la construcción de su edifico teórico, del que puede afirmarse entonces que pretende una «fundamentación» de la esperanza, en el sentido de un «dar razón» para evitar equívocos con el término «fundamentación» quizá sea preferible hablar más cautamente de «justificación» de las bases en que se apoya. Para Fromm, tal esperanza no puede ser sino la esperanza (paradójica) del hombre en sí mismo, de ahí que su «justificación» tenga que gravitar sobre la reflexión filosófico-antropológica acerca de la «condición humana» (2). A ella conduce, como parte de sí misma, la «ciencia del hombre» proyectada por Fromm.
El punto de vista sostenido en este artículo, y sustentado sobre una interpretación de los textos de Fromm que no sólo tiene en cuenta su globalidad, sino también, por otra parte, el horizonte actual desde el que son leídos, es que la propuesta de antropología crítica lanzada desde ellos sigue siendo en gran medida válida y recuperable en muchos aspectos, por más que requiera hoy un replanteamiento más a fondo de las cuestiones metodológicas y de los mismos presupuestos filosóficos todo lo cual no deja de estar en sintonía con el carácter abierto del sistema frommiano. Nos limitamos en las páginas que siguen a reconstruir ordenadamente la propuesta epistemológica de Fromm, desde el convencimiento de su pertinencia para la actualidad. Esta se ve corroborada por la impostergable necesidad de un saber delhombre capaz de sustentar el juicio crítico y de orientar la acción, venciendo la parálisis inducida por el amplio caudal de informaciones que proporcionan las ciencias en un contexto sociocultural, además, en el que la fragmentación del saber que conlleva la hiperespecialización se ve acompañada por renovados fenómenos de ideologización, característicos de la civilización científico-técnica de las sociedades tardocapitalistas (3). Pero junto a esa necesidad, cuyo sentirse de manera más acuciante responde a la mayor hondura de lo que es, de suyo, una necesidad planteada con urgencia creciente a través de la modernidad hasta nuestro días (4), hay también otros motivos de índole más concretamente epistemológica y que, sobre el mencionado trasfondo sociognoseológico, realzan lo pertinente de la propuesta de Fromm que traemos a colación.
En primer lugar, hay que recoger el que viene dado por la
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