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FORMULACIONES DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO

Enviado por   •  17 de Mayo de 2018  •  1.890 Palabras (8 Páginas)  •  323 Visitas

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Con lo precedente se confirma entonces que, la voluntad es autónoma, es decir, no depende del objeto de volición, con todos los argumentos mencionados hasta el momento, Kant muestra que sólo la autonomía de la voluntad facilita el respeto de las obligaciones del imperativo categórico constituyéndose como único principio de la moralidad, pues si no hubiera autonomía no habría moralidad[11].

Aún cabe realizar la diferencia entre autonomía y heteronomía, pues a saber, son dos conceptos de gran trascendencia dentro de la moralidad en la ética kantiana. La heteronomía es lo contrario a la autonomía, aquí la ley no es impuesta por la misma voluntad, al contrario, deja que se la impongan desde fuera, es decir, la voluntad toma como suyas las leyes derivadas de objetos externos a sí misma y su acción es guiada en base en ellos, razón por la cual es subjetiva. Por su parte, la autonomía es objetiva en cuanto se funda en la universalidad de la razón y radica en la virtud de la que máxima se convierta en ley universal, es decir válida para todo ser racional.

Todo lo dicho hasta aquí confirma, según Kant que “la autonomía de la voluntad es el único principio de todas las leyes morales y de los deberes que le convienen”[12].

2.8. LA PERSONA COMO FIN EN SÍ MISMO.

Así como la conclusión de las tres fórmulas del imperativo categórico nos remiten a la autonomía de la voluntad, particularmente la segunda fórmula de éste nos lleva a la afirmación del hombre como fin en sí mismo, por ello se considera necesario abordar esta cuestión.

Sin duda alguna, la idea del hombre como fin en sí mismo es uno de las exposiciones más relevantes de Kant en materia ética. En su obra Fundamentación para una metafísica de las costumbres, el filósofo alemán se propone fundamentar el principio supremo de la moralidad[13], pues para nuestro filósofo, –como ya se ha afirmado anteriormente− lo esencial es que la ley moral sea absoluta, necesaria, universal, válida para todos los seres racionales en general. Esta ley como bien se sabe, solamente puede ser el imperativo moral, este imperativo categórico es necesario para todo sujeto (racional y libre) porque se encuentra en una estrecha relación absoluta con la voluntad y, a saber, la voluntad de un hombre racional es la “capacidad de obrar según la representación de las leyes” [14].

Volviendo al tema que nos ocupa –el hombre como fin en sí mismo− es de gran importancia retomar una afirmación propuesta por el mismo Kant en donde expresa que el “el hombre y en general todo ser racional existe como un fin en sí mismo, no simplemente como un medio para ser utilizado discrecionalmente por esta o aquella voluntad”[15], se puede vislumbrar que el fundamento del principio moral supremo en la ética kantiana, la naturaleza racional existe como fin en sí misma, de esta manera se representa la existencia de todo ser racional y se observa un principio objetivo, principio objetivo que por la segunda formulación del imperativo categórico[16] hace derivar las demás leyes de la voluntad.

Es evidente que, la segunda formulación de imperativo categórico exige al hombre usar la humanidad tanto en su propia persona como en la persona de cualquier otro siempre como un fin y nunca como un medio, con esto Kant señala que el hombre no debe ser utilizado como una cosa puesto que una cosa es empleada como instrumento para alcanzar un fin. Indiscutiblemente, el hombre no es una cosa, no es algo que pueda usarse como instrumento, el hombre es portador de un valor absoluto y está en el fundamento de la ley práctica: el respeto.

Como nos dice el maestro prusiano, utilizar al hombre es instrumentalizarlo, esto es, tratarlo como ser no libre[17], lo cual nos daría como resultado manipularlo conforme a nuestros propios fines, esta actitud en la ética kantiana es absolutamente inmoral. Por ello, una exigencia rotundamente práctica tiene que ser el respeto, esto nos ayudará el hombre reconozca la dignidad de sus semejantes y que se comprometa a comportarse de acuerdo a esta dignidad, pues nadie bajo circunstancia alguana querrá ser utilizado como un instrumento para el beneficio de otro.

2.8.1 EL REINO DE LOS FINES

la concepción kantiana de tomar al hombre como fin en sí mismo, nos lleva rápidamente a hablar sobre lo que nuestro autor denomina reino de los fines. para entrar en materia de reflexión es importante partir de la siguiente afirmación del mismo Kant: “entiendo por reino la conjugación sistemática de distintos seres racionales gracias a leyes comunes”[18], en la misma línea, explica Kant, que dado que las leyes comunes tienen como objetivo las relaciones de los hombre que, a su vez, son fines en sí, es conveniente entonces que el conjunto de los seres racionales sea un reino de los fines[19].

En definitiva, así como en la naturaleza hablamos de un reino de las leyes físicas, Kant afirma que también hay que hablar de un reino de leyes morales que actúen en relación con la vida práctica del ser humano, finalmente se afirma entonces, en el reino de los fines, no presiden los valores relativos, sino que los valores intrínsecos, es decir la dignidad.

Privilegio congratulamos

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