INSTITUCION PRIMERA E INSTITUCIONES SEGUNDAS DE LA SOCIEDAD

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Las leyes conforman a la sociedad, no puede existir sociedad sin leyes, las leyes crean las instituciones, las convenciones necesarias para la constitución de la sociedad, del mismo modo que no puede existir democracia si no hay sociedad. La democracia es el poder del pueblo, quien debe constituir los parámetros por los que debe regirse; pero para que esto se dé, el pueblo debe estar convencido de su papel y tomar la iniciativa, ser el responsable de la construcción de sus propias leyes.

Ahora bien, retomando el concepto de institución, se considera como institución a todo aquello que nos sirve de referente para la vida, como lo es el lenguaje, la religión, la familia, el hombre, la mujer, etc. Y que a pesar de que sean diferentes, son necesarias para construir sociedad.

En todas las sociedades deben existir instituciones y aunque no siempre son las mismas, estas deben garantizar un orden social. Pero en casos como el de las sociedades heterónomas, en donde “no se puede” cuestionar lo establecido, resulta que (no siempre sucede) existen brotes de autonomía, representados con pequeños actos, cultivados en individuos que son creados por estas mismas sociedades, con la intención de que algún día se vuelvan a sus instituciones, a que se atrevan a examinarlas e intenten transformarlas.

Según el autor la institución o la sociedad no solo se crea para “contener la violencia” de los seres humanos, sino que cumple una función humanizadora, tratando de convertir a este ser en un hombre competente para la vida, le proporciona herramientas que le sirvan para construir su propio sentido e igualmente un sentido de la colectividad, lo que sería el resultado del pleno y adecuado uso de su imaginación radical.

Así pues, la institución primera de la sociedad no es más que esta capacidad de crearse a sí misma sus propias leyes, de la que surgen con el empleo de la imaginación radical, una serie de significaciones sociales a las que se llaman instituciones segundas, estas complementan a la primera.

Las instituciones segundas del mismo modo se dividen en dos categorías, las que son abstractas en sentido transhistórico, como lo son el lenguaje, los individuos, o las familias, no deben ser iguales, ni en ninguna sociedad ni en ninguna época, pero indudablemente deben existir, en cualquiera que sea su forma, para construir la sociedad. También se encuentran las instituciones segundas específicas, dentro de la sociedad, las cuales son base central de su conformación, son significaciones imaginarias que dan sentido esencial a la constitución de instituciones y por ende de sociedades. Para expresarlo mejor, Castoriadis toma como ejemplo el caso de la polis griega, “la cual es una institución segunda, sin la que el mundo griego no hubiese podido ser posible”, no podía haber existido el mundo griego sin la polis y del mismo modo ésta no se hubiese podido crear sin significaciones imaginarias sociales, asumidas por los individuos que la conformaban.

Por último Castoriadis añade que, son estas instituciones segundas, transhistóricas y específicas, las que conjuntamente le dan sentido y cuerpo a la sociedad.