INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL Y HORIZONTES HERMENÉUTICOS
Enviado por Rimma • 10 de Enero de 2018 • 4.236 Palabras (17 Páginas) • 291 Visitas
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El mito ofrece entonces Ethos y Pathos, es alegoría, enseñanza y sentimiento. (68) Desde luego, no debemos entender el mito como simples fábulas o leyendas, ni como primera explicación (incomprensibilidad) de un fenómeno, sino como posesión de la verdad en la única forma en que esta se deja poseer; es decir, con un ocultamiento que, precisamente en cuanto tal, irradia y revela (como sucede con las grandes obras de arte y con la experiencia religiosa). Pero, además, no se trata de regresar al mito para quedarse ahí es decir, para reducirse a él, a pronunciarlo sin que le escuchemos y dejarlo pasar como si nada hubiese sucedido en nuestro interior, como algo “tan lindo” y nada más. O lo que es peor, volver a él para disolverlo, con la intención de traducirlo en términos conceptuales, de fácil acceso, renunciando así a la verdad no objetivable que en el reside. Se trata más bien de regresar al mito para profundizarlo, para dejarlo hablar, es decir, para buscar y desarrollar el pensamiento originario que allí reside. “La solidaridad originaria entre el hombre y la verdad” (69). Asimismo, el mito al proporcionar modelos de conducta humana, está confiriendo significación y valor a la existencia. La ayuda que nos proporciona el conocimiento de los mitos no se suscribe netamente a aquel modelo de conducta y deleite; también con ellos se aprende no sólo cómo las cosas han llegado a la existencia, sino también dónde encontrarlas y cómo hacerlas reaparecer cuando desaparecen.
Añadamos a estos atributos, los consignados por Mircea Eliade: "...el mito cuenta cómo algo ha llegado a la existencia o cómo un comportamiento, una institución, una manera de trabajar, se han fundado....al conocer el mito, se conoce el 'origen' de las cosas, y por consiguiente, se llega a dominarlas y manipularlas a voluntad..." Por lo pronto, nuestra intención es conocerla, y tal vez con ello, podamos revivirla. Y es que el mito, adicionalmente, dice cosas que no pueden ser dichas sino de esa forma, y que son muy importantes como para no decirlas o negarnos a escucharlas.
En efecto, en la palabra “hermenéutica” encontramos antes que “interpretación” la presencia de su originador: Hermes o Mercurio, el dios mensajero. Conozcamos algo de este dios para así pretender dar respuesta a la pregunta por la hermenéutica. Dejemos entonces, que el mito nos conduzca en ese espacio entrelazado, donde el mito y la etimología se confunden en el lugar de la hermenéutica.
Hermes es hijo de Zeus (dios de dioses, autoridad, luz y rayo, ordenador) y de la ninfa Maya, llega a la existencia socarronamente, cuando dioses y hombres duermen, es el que sorprende (70). Astucia, inventiva, conocimiento y dominio de las cosas, tales son las cualidades de Hermes. (71) Ovidio nos cuenta cómo hizo una de sus primeras pilatunas: roba el rebaño de Apolo y lo hace caminar hacia atrás de tal modo que resulta difícil seguirle, confundiendo la pista con el andar invertido. Compra el silencio del viejo Batos que pastorea en esos parajes y le ha visto, y ante la traición de Batos al no guardar su secreto, le convierte en piedra y regresa a su cuna en una de las grutas del monte Cileno donde su madre lo ve dormido y niega entonces la participación de su hijo en el hurto a Apolo (esta sola anécdota da para elaborar un ensayo: roba a los dioses algo mundano, confunde, desconcierta, hace caminar invertido...).
“Mensajero”, llega después del diluvio a informarse de los deseos de Deucalión (renacer la humanidad), da el carnero del vellocino de oro a Nefeleo, la lira a Anfión, la espada a Heracles y el casco de Hades a Perseo. Este dios de los viajeros (la odisea, XIV, 1- 22) tiene su imagen en todos los cruces bajo la forma de un pilar con una cara barbuda y un sexo viril aparente. Conduce a Dionisios en su fuga ante Hera. Dios bienhechor salva a Ulises ordenando a Calipso que le libere, protege a Hércules (Heracles) impidiéndole combatir al fantasma de la medusa y cuando Hércules debe convertirse en esclavo, le procura un ama en la persona de Onfalia. Libera a Ares del Jarro de bronce en que los gigantes le han encerrado y protege a Zeus mismo, arrancado a Io su amante, de las manos del monstruo de Argos y devolviéndole sus tendones robados por Tifón.”(72)
Pero dios de los ladrones y de los bandidos, es astuto, ambiguo, engañador. “Los griegos hablan del “golpe de Hermes” como de un golpe de azar, siempre dudoso”,(73) acompaña a las tres diosas (Hera, Atenea y Afrodita) al concurso de belleza desatado por la manzana que arroja al banquete la diosa de La Discordia que va a provocar la guerra de Troya. “Lleva el casco de Hades que vuelve invisible, mata a Hipólito y conoce el camino que conduce a los infiernos
Es el inventor del alfabeto y de la medida del tiempo. Su presencia se hace necesaria pues todo mensaje es susceptible de ser interpretado, de ser proyectado en el tiempo y en el espacio, de ser comunicado y transferido.
Ghirardi ve en el mito de Hermes estas cinco significaciones: Hermes es el intérprete de los dioses, el dios de la fecundidad, el inventor del fuego, el guía, el límite.
Fue entre los griegos el dios de la oratoria porque era portador de la idea y de la palabra. Es el dios de la fecundidad y protege a la especie, inserta al hombre con la naturaleza y le hace compartir su destino.
Hermes es el dios de toda palabra: la palabra de los intercambios, de la galanteria, de los transportes amorosos y como mensaje de conocimiento. Pero también la palabra mentirosa que disfraza la verdad, enreda a los amantes y desacredita a los guardianes. Es quien conduce el carro de Afrodita llevado por Eros y Psichè. Y con su varita impone y retira el sueño, sueño necesario para los cometidos divinos, para despertar a otra realidad. A su vez es el intermediario que va de los hombres al Olimpo y del Olimpo al Hades; intermediario de los hombres y los dioses, que vive entre regiones, que conjunta, encaja los extremos, que sirve de puente, pero nunca "eleva las cosas conjuntadas a una unidad superior. Al contrario, guarda y hace guardar las distancias
Una reseña de mayor exactitud en cuanto a la relación Hermes-Hermenéutica puede observarse en la obra de Michel Serres y sus textos: Hermes I, Hermes II, Hermes III, y Hermes IV. Sobre todo el papel del intercambio hermenéutico, más precisamente, cómo don Juan recibe cosas y el devuelve palabras. Como dice Jean Paul Vernant, “en todos los lugares donde los hombres, abandonando su mansión privada, se reúnen y entran en contacto para el cambio (discusión o comercio) como ocurre en el ágora, y para la competición, como en el estadio, Hermes está allí”.
Hermes es volátil, incierto,
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