LA AXIOLOGÍA JURÍDICA EN LUIS RECASÉNS SICHES
Enviado por Mikki • 25 de Abril de 2018 • 14.137 Palabras (57 Páginas) • 407 Visitas
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Nos parece que predomina en todo momento el factor de afinidad como base sustentante de nuestras respectivas posiciones y, lo que pudiera interpretarse como crítica, o serlo realmente, constituiría la motivación de un posible diálogo en cuyo decurso promoveríamos los ajustes ideológicos o semánticos que procedieran en medio de los coeficientes de afinidad a que hemos hecho referencia. Nosotros creemos que el problema del valor no puede expeditarse con una simple toma de posición que afirme dogmáticamente el acto estimativo, como si estuviera ubicado en parámetros necesariamente circunscritos a una determinada modalidad valorante; esto es lo que llama- riamos una postura dogmática o acientifica en axiología, y sus diversas formas se registran en cada caso mediante la valoración específica que lleva á cabo el pensamiento. Así, para comprender lo que sucede en este campo, resultará muy ilustrativo volver la mirada a lo que acontece antelativamente en la problemática epistemológica.
Y tras este exordio que pudiéramos llamar metodológico, en torno a la toma de postura necesaria a toda valoración, e indispensable cuando se trata de una valoración sobre otra valoración, trataremos de exponer brevemente cómo desenvuelve el doctor Luis Recaséns Siches su estimativa jurídica én la obra Introducción al estudio del derecho, cuya primera edición de 1970 hemos tenido a la vista; corresponden a ella las citas que van entre paréntesis, cuya primera cifra es el número de página, y la segunda, el dél párrafo donde se incluye la cita de referencia.
El método que prosigue Recaséns consiste principalmente en la exposición alternativa de la metodología crítica efectuada a partir de los planteamientos tradicionales que se traducen en las dos grandes postulaciones epistémicas Conocidas como realismo e idealismo, cuya derivación criticista da origen al conocimiento a posteriori y a priori, respectivamente. Recaséns procura no caer en ninguna de ambas posiciones unilaterales e intenta una síntesis metodológica y doctrinaria de sus respectivos planteamientos, de manera que se aprovechen —digámoslo así— los elementos positivos que existen en tales doctrinas, al mismo tiempo que rechaza los de cariz negativo que aparecen en cada una. Para fundar lo que significan ambos conceptos, positividad y negatividad, digamos que lo positivo del conocimiento realista o a posteriori consiste en aportar los datos provenientes de la experiencia, y lo negativo estriba en la pretensión de reducir íntegramente la posibilidad del conocer a lo que se constata por medio de la experiencia, concretamente, por conducto de los sentidos. De manera recíproca, lo positivo del conocimiento idealista o a priori radica en la concepción pura o racional del saber, mientras lo negativo estriba en la pretensión tantas veces refutada de conferir validez únicamente al conocimiento obtenido por esta vía, rechazando como inciertamente empiriológicos los datos que provienen de la experiencia real.
Nosotros mantenemos una posición que coincide con los términos fundamentales del planteamiento, aunque tratamos de manejar esta problemática de acuerdo a una metodolgía dialéctica que podría estimarse complementaria de la que emplea nuestro docto amigo, y sobre todo diferimos en la adhesión que manifiesta Recaséns al método fenomenológico, mientras que nosotros consideramos como vía resolutiva a la ideación dialéctica que confiere un alto valor a la intuición, en concordancia con el sentido metodológico que asumen las posturas respectivas; mientras para nosotros la fenomenología es una doctrina periclitada y consideramos que la vía de acceso a la prosecución metodológica del problema axiológico no está dada en la fenomenología sino en la dialéctica, realizada en el método crítico o trascendental, que tiene una connotación decididamente racionalista, a diferencia de la in- tuitividad característica de la fenomenología.
El punto de partida en la exposición de Recaséns está constituido por el distingo que tradicionalmente se lleva a cabo entre mundo animal o de la naturaleza y mundo humano o del espíritu; con ello se establecen claramente las categorías de la realidad cultural para evitar cualquier recaída en el naturalismo que, por lo demás, debería a estas alturas considerarse definitivamente superado, si no fuera porque las ciencias naturales como la física, la química, la biología, etcétera, y su denominador común matemático, han vuelto recientemente a la carga, pertrechados con mejor instrumental que nunca, propugnando un nuevo tipo de conductismo en el cual se pone de relieve con intensidad creciente la influencia de los factores naturales en la conducta, ya se trate de sustancias orgánicas o inorgánicas, de factores hereditarios, reacciones de imitación en la vida cotidiana, etcétera. Pero nada de esto vulnera la argumentación que esgrime Recaséns en la primera parte de su obra: “Derecho, mundo y vida humana” (1-10) donde caracteriza al mundo de la cultura como distinto del .mundo de la naturaleza; esta primera argumentación es irrefutable y constituye un obligado lugar común en las posturas axiológicas, como es la de Recaséns y también la nuestra.
Cosa análoga puede afirmarse del planteamiento que lleva a cabo a partir del inciso 9, en el capítulo r de esta primera parte: “El derecho no es idea pura, ni tampoco valor puro. Excursión por el mundo de los valores” (10, 4). También respecto a la diferenciación de las cosas materiales, inorgánicas y orgánicas, de los seres reales e ideales, las ideas puras y los fenómenos mentales (11, 1) todo lo cual constituye el acendramiento de las convicciones básicas expresadas en la epistemología con un fuerte matiz genetista, según el cual se establece un prius psicológico-temporario en el proceso creador de la cultura o, como expresa el autor empleando el concepto neto del homo jaber, “esos objetos fueron fabricados por un acto mental” (11, 6). Entre tales objetos se cuentan:
... por ejemplo, Don Quijote, Hamlet, el código civil, el reglamento de circulación, etcétera. Tales entidades no existían antes de que una mente las fabricara. Pero, después de haber sido construidas por el hombre, pueden ser pensadas de nuevo por otras mentes (11, ó).
El anterior contexto nos parece ejemplarmente ilustrativo del sentido que adquiere el planteamiento estilado durante una época muy prolongada, para acudir, bajo la influencia del positivismo y el psicologismo, en apoyo de los señalados distingos entre mundo natural y mundo cultural, como también entre la producción del acto subjetivo del pensar y el producto objetivo del saber, todo lo cual permanece a la base misma de la cultura y la filosofía de la cultura como un dato patente
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