LA DEMOCRACIA Y SUS ENEMIGOS: ULRICH BECK

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La modernidad reflexiva es la (auto) destrucción creativa de la modernidad. Beck logra identificar las diferencias de ambos términos y nos dice que la primera modernidad se centra en las estructuras y la segunda modernidad en los flujos (o “líquida” como diría Bauman). La importancia de la individualización surge como respuesta ante el agotamiento de la dinámica de la sociedad industrial, eliminando cualquier relación con aquellas identificaciones colectivas que ella misma creó: tales como la nación, la clase y la familia, por lo tanto nos encontramos con la desaparición de la solidaridad y la búsqueda de los individuos de una propia identidad. Esto quiere decir que, el individuo busca su propia racionalidad, en la incerteza, en el riesgo que implica abandonar la primera modernidad; entonces pareciera que nos encontramos con otro problema, puesto que negamos, pero a la vez aceptamos las condiciones impuestas por el sistema, para poder generar uno personal, una individualización sin lazos, más abierto, pero que presupone el cuestionamiento de aquel entramado que proviene de la primera modernidad. Es así como Beck nos permite subraya que se toman las decisiones individualmente, y por ende se debe asumir las consecuencias: el futuro en condiciones de inseguridad que uno mismo ha producido a través de esas decisiones.

Este proceso individual es el inicio de la transformación de la sociedad industrial, la sociedad que tiene roles fijos: la familia, el trabajo, etc. Hacia una sociedad que permite la apertura a hacia nuevas formas de convivencia, ya no se está sujeto a las antiguas normas del sistema, aunque, cabe destacar que esa modificación trae como consecuencia una inestabilidad dentro de la globalidad.

Un claro ejemplo son las relaciones, que implican la toma de decisiones individualmente: el matrimonio, los hijos, el trabajo, los estudios y la profesión, todas estas decisiones son de suma importancia porque dirigirán el rumbo de cada individuo, por lo tanto, la individualización, significa que “la biografía de cada persona se separa de las determinaciones dadas y queda en sus propias manos, abierta y por decidir”. Es, entonces una nueva era de relaciones, en donde el amor funge como un elemento esencial. Beck retoma dentro del texto que, antes las relaciones en general se forjaban a través de intereses políticos, tomando el caso del matrimonio. Explica que el amor antes no era considerado como un factor importante, ya que las relaciones estaban sujetas a criterios políticos, sin embargo, en la actualidad, el amor es una religión de la subjetividad, una fe en la que todo está en la fantasía y la ignorancia de los individuos. Es menester comprender que este proceso de individualización no se trata sólo de lo que efectivamente está en manos de los individuos, porque la individualización es social, no electiva: “Aun donde la palabra ‘decisiones’ resulta demasiado pretenciosa, en la medida en que no interviene la conciencia ni hay verdaderas alternativas, el individuo tendrá que ‘pagar’ las consecuencias de decisiones que no tomó”. Sin embargo, considera que en el amor se observa una colisión de intereses, entre aquellos derivados de la relación amorosa y la libertad personal. El amor es el modo de justificación: no es tradicional y formal, sino emocional e individual, es la democracia radical entre dos: la forma de la responsabilidad de uno mismo sin más, es lo que motiva al individuo a tomar decisiones libremente y a aceptar las consecuencias de aquellas decisiones.