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LA PRESENCIA DE LA ÉTICA EN EL PERIODISMO.

Enviado por   •  26 de Abril de 2018  •  4.652 Palabras (19 Páginas)  •  243 Visitas

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1.2.3 Ética «lingüística» de la información.

Los periodistas, cuando informan (ética descriptiva) y cuando forman (ética prescriptiva) se sirven inevitablemente del lenguaje, escrito, oral o visual; y por ello, al igual que los filósofos anglosajones se centraban en el análisis del lenguaje moral convirtiéndolo en el objetivo básico de su forma de hacer ética filosófica, podemos sugerir que los medios de comunicación e información tienen que ser conscientes de los supuestos e implicaciones morales que conlleva la utilización del lenguaje, y convertir el lenguaje mismo en objeto principal de responsabilidad moral. El «cómo» (forma) se cuentan los mensajes comporta tanta gravedad moral como el «qué» (contenido) del mensaje y su «para qué» (finalidad). Por ello no es del todo desacertado sugerir que las tres partes de la Semiótica (ciencia general de los signos) que distinguió Ch. W. Morris: sintaxis, semántica y pragmática, implican problemas morales aplicados al ámbito periodístico.

Como es bien sabido, la sintaxis trata de los signos, con independencia de lo que significan y designan, es decir, de la relación de los signos entre sí; la semántica se ocupa de los signos en su relación con los objetos designados; y la pragmática se centra en la relación de los signos con los sujetos que los usan.

2 F. Balle, Información y sociedad: antiguos y nuevos desafíos, Eunsa, Pamplona, 1983.

Por tanto, se podría afirmar que una ética «lingüística» de la información sería que propugna la responsabilidad moral del periodista en el sintáctico, semántico y pragmático del lenguaje.

Responsabilidad sintáctica: La primera responsabilidad del periodista en este ámbito, es la de escribir correctamente, construir frases y cadenas de frases gramaticalmente impecables, a fin de evitar en los titulares y a lo largo de los textos que se escriben en periódicos o se leen en la radio y televisión, las ambigüedades, confusiones e insinuaciones de carácter lingüístico, tan comunes en los medios informativos, y que implican por la misma estructura gramatical del lenguaje utilizado un falseamiento de la realidad a describir. El concepto clave de este nivel de responsabilidad moral y ética es el de corrección, que siendo en este contexto estrictamente gramatical no por ello sea de escasa repercusión moral.

Responsabilidad semántica: Se puede afirmar que el periodismo dista, además de saber —y tener que— escribir correctamente, procurar que los términos utilizados en un discurso informativo se ajusten al máximo a la realidad que se pretende designar. El lenguaje, además de ser conecto o incorrecto por la relación que se establece entre sus propios signos, siempre significa algo, hace referencia a lo que está más allá de él mismo. Por tanto, este ir más allá del propio lenguaje no es otra cosa que buscar la verdad de lo dicho o escrito. Es decir, el lenguaje, además de ser correcto, es más o menos verdadero o falso. De ahí que un segundo nivel de responsabilidad moral del periodista en este ámbito lingüístico sea el de exigirle que su lenguaje signifique verdaderamente, es decir, el periodista y su lenguaje deben buscar siempre y en todo momento la verdad (concepto clave de esta segunda responsabilidad en la que tanto insisten los códigos). La búsqueda de la verdad inevitablemente pasa a través del lenguaje de su significado semántico, instrumento principal del periodista. Aunque conviene no olvidar que el lenguaje, en sí mismo, está repleto de ambigüedades y trampas. De ahí la imperiosa necesidad del periodista de dominar tanto la estructura gramatical de un lenguaje (sintaxis) como la capacidad designativa de los términos y conceptos que usa en sus escritos (semántica).

Responsabilidad pragmática: Y no termina aquí la ética «lingüística» de la información. Si la pragmática del lenguaje preocupa de las relaciones de los signos con sus usuarios e interpretantes , o mejor dicho, trata de los usos y efectos que los signos producen en la conducta de quienes los reciben en una determinada sociedad, se podría afirmar que los periodistas son responsables no solo de cuanto escriben (sintaxis y semántica), sino también y sobre todo de las implicaciones de sus mensajes en quienes los reciben, es decir, de los efectos que producen en aquellas personas a quienes se refiere la información y aquellas que meramente son receptores de la misma («para qué»). Tales efectos pueden ser intencionalmente buscados por los periodistas o indirectamente derivados de la forma gramatical («cómo») y del contenido semántico («qué») del lenguaje utilizado en una información.

Así pues, si el concepto ético principal de la responsabilidad sintáctica del periodista es, como vimos, el de corrección, y el de la responsabilidad semántica el de verdad, cabría decir que el concepto clave de la responsabilidad pragmática del profesional del periodismo sería el de la veracidad. El lenguaje en general posee la función de comunicar, y aquí ya no se trata de si las palabras en sí mismas poseen capacidad de representar y significar la realidad tal cual es (el problema de la objetividad y verdad), sino el de si el lenguaje expresa y manifiesta aquello y sólo aquello que el periodista sinceramente quiere decir, o sea, si el periodista tiene la intención de ser veraz o mendaz, de cuál es el propósito de lo que escribe, la relación que cabe establecer entre los signos lingüísticos y los usuarios de los mismos, emisores y receptores. Entramos pues en el problema de la finalidad o intención del periodista que emite un mensaje informativo con repercusiones en la conducta de sus receptores.

CAPÍTULO II

ÉTICA Y NUEVOS MEDIOS

1.1 Ética y sensacionalismo en el periodismo digital.

De qué modo relacionamos la ética y el sensacionalismo con el periodismo digital? o por qué estas problemáticas se plantean cuando reflexionamos sobre el periodismo digital. Podríamos pensar que el periodismo digital es, por sus condiciones particulares, un territorio en disputa entre potencialidades éticas, como espacio de lo común, es decir como espacio de escritura de las “singularidades cualquiera”, y el desarrollo de un sensacionalismo basado en la tecnofascinación. En esta perspectiva, este trabajo apunta a discutir las nuevas formas para una ética del texto, pensada como despersonalizada y desindividualizada en función de la constitución compleja de “identidades anónimas” en la configuración del espacio virtual.

Se intenta pensar el tema de la responsabilidad

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