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La Muerte, el ciclo de la vida que nadie puede evitar

Enviado por   •  15 de Enero de 2019  •  1.162 Palabras (5 Páginas)  •  467 Visitas

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El filósofo alemán Martin Heidegger definió en Ser y tiempo la muerte como algo que se presenta en el ahora de la vida del hombre. Para este filósofo lo más recomendable es que los seres humanos acepten con conciencia y libertad el camino hacia el final porque al morir el hombre se asegura del supremo poderío de su libertad cierta y temerosa para morir.

Jean Paul Sartre dijo que todo lo que existe nace sin razón, se prolonga en la debilidad, y muere por casualidad. Contrario a lo que Heidegger afirmaba sobre el hombre que solo alcanza la plenitud con la muerte, Sartre no lo veía a este como un ser para la muerte. Para Sartre lo más seguro era que el hombre muriera antes de cumplir su tarea. Entonces la muerte no sería más que una aniquilación que en si no es más que una de mis posibilidades.

Soren Kierkegaard criticaba a aquellas imágenes que mostraban la muerte como algo positivo, que utilizaba una luz para alumbrarla como si se tratara de algo bello, esa imagen que muchos han presentado como si se tratara de que le hombre cayera en un dulce sueño. Al igual que Kierkegaard, Sciacca también mostró su descontento ante la imagen que el hombre había creado de la muerte, lo que le llamo como los disfraces de la muerte.

El Filósofo Michael de Montaigne retomo la frase de Cicerón para concluir que debíamos acostumbrarnos a la muerte. Dice Cicerón que el filosofar no es otra cosa que prepararse para morir, a eso añadió quitémosle lo raro, acerquémosla a nosotros, acostumbrémonos a ella, no tengamos nada tan menudo en la cabeza como la muerte.

Para Hegel, la muerte libera el espíritu que está encerrado en la naturaleza. El hombre representa la muerte, la violencia sobre lo que existe para dialécticamente realizar el espíritu.

Heráclito y Parménides diferenciaban lo caduco de lo permanente. Así, lo caduco está sujeto al cambio mientras que lo espiritual es permanente. De esta forma se habla del anhelo de muchos seres humanos que existe hacia la plenitud inmortal. Pero para el hombre nietzscheano, la inmortalidad será un fin que se busque con los propios medios y con lo que hay a su disposición.

Si analizamos la postura de los filósofos ante la muerte, podemos encontrar con argumentos que hay quienes la aceptan y otros que la ven como el peor mal. Lo que es una realidad es que no hay manera de evitarla y que en algún momento nos llegara a todos. ¿Vale la pena preocuparnos por ella? O como decía Epicuro, para qué preocuparse de la muerte si cuando el ser humano vive, ella no está presente; mientras que cuando ella llega, él ya no está. ¿Tiene sentido preocuparse o deberíamos simplemente aceptarla? Aunque si vemos la postura de los estoicos, la misma filosofía es un comentario sobre la muerte. Así como Platón, en boca de Sócrates afirmó que la filosofía es aprender a morir. A través de la filosofía aprendemos a separar el alma del cuerpo; a entender que al morir, el alma es la que perdura.

El estar conscientes de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento lleno de agradecimiento hacia la incomparable oportunidad que tenemos de crear algo durante nuestra estadía en la Tierra. Podemos hablar del pasado y del futuro, pero nuestra única realidad es el presente, el cual nunca volverá. Y el confrontar la realidad de la muerte realmente nos permite generar creatividad ilimitada, valor y alegría en cada momento que

vivimos.

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