La democracia y los derechos humanos.

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A su vez, esto me permite retomar un tema tan importante como los Derechos Humanos, donde las propuestas de difusión y rescate de los derechos principales de las personas, es puesta fundamental para acabar con los obstáculos de la democracia. Es concebido que el sujeto parte de la racionalización de ser, al aceptar que la vida es lo que constituye como tal, por esta razón debe partirse de que el ciudadano concientice los derechos fundamentales que deba aplicar en sus relaciones sociales donde el respeto a la vida, a la libertad, a la igualdad sean los principios que rijan su comportamiento y donde las necesidades partan de lo individual a lo social, porque primero hay que respetar los derechos sociales para que se nos sean respetados los individuales y así podamos protegernos entre todos.

La universalización de los derechos humanos es un fenómeno que cobra cada día más importancia; nadie podría negar que tales derechos determinen aspectos fundamentales de la vida cotidiana. Por ejemplo, de ellos depende en gran medida la estabilidad necesaria para la gobernabilidad democrática. Los alcances de gran parte de las relaciones sociales, económicas y políticas que se presentan en el plano mundial, se califican de acuerdo con su vigencia, validez y positividad. En consecuencia, podemos decir —en palabras de Norberto Bobbio— que se han convertido en un “signo de los tiempos”: no cabe duda que, en nuestros días, la modernidad los reclama inexcusablemente como su signo distintivo.

En México hay una clara conciencia de lo anterior, si bien es cierto que todavía nos falta mucho por avanzar en el terreno del respeto que les es debido, de modo que sean universalmente ejercidos y respetados. Sin embargo se denota que no se está realizando esta tarea y hacer una descripción pormenorizada de todos los ámbitos en los que son cotidianamente violados los derechos humanos en México nos llevaría muchísimas páginas. Creo, sin embargo, que debemos ser especialmente consientes desde los ámbitos donde nos desarrollemos, con acciones que garanticen el respeto a los derechos humanos como el parámetro de valoración para poder saber si estamos avanzando, estamos estancados o estamos retrocediendo en el respeto a los valores más importantes del ser humano, los cuales son compartidos por todas las personas con independencia de su lugar de nacimiento, raza, religión, preferencias sexuales, ideología, etcétera. En ello radica la importancia de la lucha que entre todos debemos dar para hacer realidad su disfrute universal.

En esa misma línea se ubica el papel que el docente de bachillerato debe tomar desde sus aulas, donde de algún modo, con ella se logra transformar el proceso de democracia mediante la toma de decisiones responsables, cambiando el contexto en el que nos ubicamos, logrando convertir en realidad a través de la tarea dedicada y comprometida de nuestra labor académica. Esto será nuestro gran reto en los años por venir.