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Lo sagrado en nietzsche

Enviado por   •  4 de Diciembre de 2018  •  2.930 Palabras (12 Páginas)  •  276 Visitas

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Lo que Nietzsche propone es la superación de ese hombre moderno hacia el superhombre, anunciando así la muerte de Dios.

Pero… ¿Qué significa esta frase para Nietzsche? ¿Qué relación tiene la misma con la crítica a la moral cristiana? ¿Y al superhombre?

Cuando Nietzsche se remite a Dios, se refiere a aquella figura que para el hombre moderno representa la cima del mundo suprasensible, aquello que es absoluto, supremo y que da un sentido a la existencia del ser humano. Es decir, ese mundo suprasensible, es el mundo al cual el hombre religioso aspira y pretende acceder, un mundo que se encuentra más allá de este.

Nietzsche no sostiene la existencia de este Dios, sino que con dicha frase quiere indicar que la creencia en Dios como fundamento y sentido último del mundo ha llegado a su fin. La muerte de Dios significa que la fe en el Dios cristiano no se puede mantener ya en pie. Sus mandatos, prohibiciones e ideales coartan la creatividad, la libertad y el desarrollo de un ser en su total plenitud, se ha derrumbado por la falta y escasa fundamentación de ese mundo suprasensible.

Por lo tanto, si Dios representaba el fundamento último que sostenía el mundo suprasensible y con su muerte deja de tener validez, con ello se destituye no sólo ese mundo que representaba el más allá, el mundo eterno y el reino de los cielos; sino también todos aquellos valores que se le habían impuesto al ser humano a través de la Institución de la Iglesia. Por eso, Nietzsche habla de la inversión del platonismo, es decir el mundo ideal para Nietzsche es el mundo sensible, y no el suprasensible como sostenía el Platón, en consecuencia el hombre debe reemplazar el mundo suprasensible por aquel mundo sensible.

Pero si Dios ha muerto, este Dios que da respuestas y sentido a todo ser, ¿qué sucede con su muerte? Consecuentemente se podría pensar que la humanidad ha quedado sin un sentido, sin horizonte, la muerte de Dios ha provocado lo que Nietzsche llama la época del nihilismo. Es aquí que el ser humano recurre a la razón más que nunca, él es el arquitecto de su mundo, sus respuestas, su sentido, la creación de los nuevos valores. La muerte de Dios provocó el derrumbe de las creencias religiosas que se venían utilizando para comprender el mundo y para darle un sentido a la vida de los hombres. También significó la pérdida de aquel mundo suprasensible, eterno e ideal.

Dios es consecuencia de una vida decadente, de una vida incapaz de aceptar el mundo en su dimensión trágica, la idea de Dios es un refugio para los que no pueden aceptar la vida. Por ello, la muerte de Dios, implicará recuperar todo aquello que el hombre había perdido o reprimido por habérselo otorgado a la figura de Dios y retornar a la creencia no dogmatizada. Siendo de este modo, el hombre debe abandonar y rechazar esos valores, pero pudiendo crear nuevos, de lo contrario podría destruirse a sí mismo, pero solo el hombre superior podrá ir más allá del bien y mal. Por lo tanto, esta expresión tiene como fin anunciar el nuevo sentido del hombre en este mundo, superándose a sí mismo y logrando la realización más plena, es decir, transformándose al superhombre. Dice Nietzsche, solo cuando Dios muere, el hombre vuelve a creer, y ha sido porque Dios se ha impuesto desde la cultura occidental y desde la certeza.

“Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin en niño. Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, paciente, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas. ¿Qué es pesado? así pregunta el espíritu paciente, y se arrodilla, igual que el camello, y quiere que se le cargue bien. ¿Qué es lo más pesado héroes? así pregunta el espíritu paciente, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije. ¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría?¿O acaso es: apartarnos de nuestra causa cuando ella celebra su victoria? ¿Subir a altas montañas para tentar al tentador?¿O acaso es: alimentares de las bellotas y de la hierba del conocimiento y sufrir hambre en el alma por amor a la verdad?¿O acaso es: estar enfermo y enviar a paseo a los consoladores, y hacer amistad con sordos, que nunca oyen lo que tú quieres?¿O acaso es: sumergirse en agua sucia cuando ella es el agua de la verdad, y no apartar de si las frías ranas y los calientes sapos?¿O acaso es: amar a quienes nos desprecian y tender la mano al fantasma cuando quiere causarnos miedo? (…)Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.” [7]

En esta cita del libro Así habló Zarathustra, podemos comprender las tres transformaciones de la esencia del hombre, en consecuencia por la muerte de Dios. Es decir, por la destitución y derrumbe de los valores supremos (valores instalados por la moral cristiana). Estas tres transformaciones refieren a los tres despliegues de la subjetividad. Por lo tanto, los hombres pueden desestructurarse transformándose asimismo de la siguiente manera:

- Camello: es el hombre que se inclina ante Dios, el camello representa las cargas a la cual el hombre se somete, es decir, a las normas morales cristianas (tú debes). El camello representa al hombre frente a la Institución de la Iglesia, tal como el camello agacha la cabeza cargando hacia el desierto la carga, así el hombre asume y respeta estas normas, sin sublevarse frente a ninguna.

- León: Con su fuerza se rehúsa y rechaza aquella moral objetiva que cumplía ciegamente camello. Contrapone al tú debes del camello, con un yo quiero. Pero aún no tiene la capacidad de poder crear, su voluntad, como león no alcanza para proyectar nuevos valores.

- Niño: este es el que puede crear los nuevos valores, aquí el hombre puede proyectar lúdicamente nuevos valores, sin culpa y con una voluntad activa. Es el hombre auténtico, quien puede dictar valores, rechazando y eliminando aquellos valores que cumplía el camello. Esta transformación representa la riqueza, la abundancia de vida, el orgullo en sentido de fuerza y capacidad de instaurar valores nuevos, de goce, y sentido pleno de juego a la hora de crear con plenitud y placer.

Nietzsche pretende, frente a este escandaloso anuncio, que a pesar de que el hombre se encuentra ante un sin sentido, la pérdida de un horizonte ocasionada por la muerte de Dios, y se encuentra inmerso en una época nihilista, el ser humano pueda abandonar aquel hombre hostil y

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