Ontología de la disciplina-indisciplina en el Sistema Educativo
Enviado por Rimma • 13 de Abril de 2018 • 724 Palabras (3 Páginas) • 374 Visitas
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¿”Controlar” a los adolescentes? La autoridad
Una tendencia que los docentes tradicionalistas tienen es penalizar, castigar, a intentar “controlar” a los adolescentes cuando en realidad no debería ser así. Se asume una posición jerárquica y un concepto equivocado de autoridad. Como nos dice Michel Foucault (1975) en su célebre obra Vigilar y castigar: “¿Puede extrañar que la prisión se asemeje a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, todos los cuales se asemejan a las prisiones? (p. 109)”, ¿a qué se refiere con esto? No sólo se trata de políticas o actitudes, sino que es una tecnología novedosa la que aplica la escuela: el desarrollo de un conjunto de procedimientos de coerción colectiva para medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles. Vigilancia, ejercicios, maniobras, puntajes, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros: una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas, de manipular sus fuerzas y de homogeneizar sus diferencias.
Una cualidad muy importante y que pocas veces se retoma es que debe tener autoridad. No entendiendo en el sentido de que ser quien tenga poder y mando sobre los alumnos, sino como el mismo origen de la palabra lo indica: proviene del latín Auctoritas, que significa aumentar, promover, hacer crecer y progresar, es una cualidad creadora del ser y debe denotar progreso. Entonces, tener autoridad hablando académicamente sería, saber escuchar, ayudar al alumno en sus dudas o cuestiones, encontrar sus deficiencias y fortalezas, sus concepciones erróneas y abandonando esa posición jerárquica que por siglos ha subordinado al alumno a ser menos que el docente. En ese sentido ¡Tenemos que ser maestros con autoridad!
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