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Política, Aristóteles

Enviado por   •  1 de Mayo de 2018  •  4.092 Palabras (17 Páginas)  •  363 Visitas

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No depende sólo del domicilio el ser ciudadano, porque aquél lo mismo pertenece a los extranjeros domiciliados y a los esclavos. Tampoco es uno ciudadano por el simple derecho de presentarse ante los tribunales como demandante o como demandado, porque este derecho puede ser conferido por un mero tratado de comercio. El domicilio y el derecho de entablar una acción jurídica pueden, por tanto, tenerlos las personas que no son ciudadanos. A lo más, lo que se hace en algunos Estados es limitar el goce de este derecho respecto de los domiciliados, obligándolos a prestar caución o una garantía de cumplimiento de un pacto, poniendo así una restricción al derecho que se les concede. Los jóvenes, que no han llegado aún a la edad de la inscripción cívica, y los ancianos que han sido ya borrados de ella, se encuentran en una posición casi análoga: unos y otros son ciertamente ciudadanos, pero no se les puede darse este título en absoluto, debiendo añadirse, respecto de los primeros que son ciudadanos incompletos, y respecto de los segundos, que son ciudadanos jubilados. Si se quiere se puede usar cualquier otra expresión; las palabras importan poco, puesto que se concibe sin dificultad cuál es la idea que pretende transmitirse. De lo que se trata, es de encontrar la idea absoluta del ciudadano, exenta de todas las imperfecciones que acabamos de señalar. Respecto a los ciudadanos declarados infames y a los desterrados, ocurren las mismas dificultades y procede la misma solución.

“La ciudad es una comunidad, es decir una comunidad de ciudadanos en forma de gobierno” (Aristóteles 2013: Política, Libro III, p 264). Es sin duda, el tener goce de las funciones de Juez y Magistrado, una de las características más descriptivas del ciudadano, aunque estas tiendan a ser temporales o no puedas desempeñarse en repetidas ocasiones por un mismo individuo. Respetando que el Gobierno o Estado, no es más que la relación entre Gobernante y Gobernado. Siempre teniendo presente que del mismo modo y sin importar lo desiguales que puedan ser, la obra de todos los ciudadanos es salvaguardar la comunidad; y como comunidad también es sinónimo de régimen político y de constitución, necesariamente la virtud del ciudadano tiene que ser relativa a la constitución.

Decir que quien sabe obedecer, es también alguien que sabe mandar, encuentro mucha relación al decir que, en efecto, el buen gobernante es hombre bueno y prudente, que es alguien que ha sabido obedecer, que conoce y que puede ser él quien ahora indique lo que hay que hacer, pero siempre respetando que el político debe ser prudente. No se puede mandar bien sin haber antes obedecido. Por otro lado, sin embargo, se elogia a quien sabe mandar y ser mandado, y es opinión de muchos que la virtud del ciudadano es poder hacer bien ambas cosas. Pero aquí entramos en desacuerdo cuando suponemos que la virtud del hombre bueno es mandar y la del ciudadano, por el contrario, comprende ambas capacidades, no serían ambas virtudes igualmente dignas de alabanza. Ambas opiniones son aceptables dentro de todo, cuando se dice que el gobernante debería llevar por completo una educación distinta. Como se ve en los hijos de los reyes.

“la ciudad perfecta la harán los ciudadanos obreros” (Aristóteles 2013: Política, Libro III, p 268). En los tiempos antiguos y en ciertos pueblos la clase trabajadora la formaban los esclavos o los extranjeros, por lo cual se dice lo anterior. No sería una ciudad si no existiera el obrero, que si bien, no es un miembro activo de la política, si es una pieza fundamental en el funcionamiento de la ciudad. Pero ni con esto serían ellos ciudadanos. Porque ni la ciudad perfecta vuelve ciudadano a un obrero. Y si lo hiciere, la virtud que hemos dicho ser característica del ciudadano, no podría predicarse de todos, ni solo del hombre libre en cuanto tal, sino solo de aquellos que estén exentos de trabajos necesarios a la vida. Ya que quienes desarrollan estos trabajos para alguien en particular, son esclavos y si lo hacen para la comunidad son obreros.

Retomando el tema de los regímenes, siendo como son varias las formas constitucionales, necesariamente habría varias formas de ciudadanía y especialmente en lo que atañe al ciudadano que obedece, de aquí que en cierto régimen político se considere ciudadano aun al obrero y al campesino asalariados, mientras que en otros es imposible, por ejemplo, en el régimen denominado aristocrático, si es que existe, en el cual los honores se distribuyen en honor a la virtud y al mérito, ya que no es posible que practique las obras de la virtud quien lleva vida de obrero o campesino asalariado. En las oligarquías en cambio, y por más que sea imposible que estos campesinos sean ciudadanos, si puede serlo el obrero, ya que llegan a ser ricos los artesanos en su mayoría. En Tebas hubo una ley por virtud de la cual no tenía parte en el gobierno quien por diez años no estuviese retirado del comercio. Por otro lado, hay muchas constituciones que permiten incluso reclutar ciudadanos entre los extranjeros. En algunas democracias, en efecto, se es ciudadano solo con que la madre lo sea, y lo propio ocurre en muchos lugares con los hijos ilegítimos. Esto nació por la escasez de hombres, pero resulta que cuando aumenta la masa poblacional, comienzan a serle retiradas las ciudadanías, primero a los hijos de esclavos (esclava o esclavo), después a aquellos que son ciudadanos solo por parte de madre y terminan con aquellos que sean hijos de ambos padres ciudadanos.

Define al régimen político como la adecuación de las diferentes magistraturas de la ciudad, que tienen como definición al ciudadano elegido para administrar y dirigir a las ciudades. En este caso los magistrados desarrollan tanto funciones judiciales y legislativas como ejecutivas. Esto teniendo un poder soberano, que quiere decir que se gobierna a sí mismo o que tiene el máximo poder.

Aristóteles determina a partir del estudio de varios regímenes políticos, cual es la finalidad de la ciudad, cuáles y cuantos son los tipos de gobierno. Partiendo de que el hombre es un animal político, que aun sin tener necesidad de ayuda recíproca, recurren a la convivencia.

Menciona que todos los regímenes que ven por el bien común son benéficos, son bien vistos y son denominados regímenes rectos y todos aquellos que vean por el interés personal o de cierto grupo social, son conocidos como régimen defectuoso o desviado.

Los regímenes rectos que son los que miran al interés común son tres, y son la monarquía, la aristocracia y la república.

Monarquía: una sola persona.

Aristocracia: unos pocos, es un selecto

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