¿Qué es la ética? La ética, en su significado etimológico, proviene del término ethos, lo que traducido tendría el significado de “carácter” o “modo de ser”

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Este distingue entre dos tipos de virtudes, las Éticas y las Dianoéticas. La primera son las adquiridas a través del hábito o la costumbre, y dominan la parte irracional del alma y regula las relaciones entre los hombres. La dianoética es la parte racional del hombre, es propia del intelecto humano. Debe ser aprendida a través de la educación, ya que esta característica no es innata en las personas.

Aristóteles distingue en la virtud lo que él llama el término medio entre dos vicios, por defecto y por exceso. Es la propia persona quien debe descubrir y generar su término medio.

"La virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual está determinado por la regulación recta tal y como lo determinaría el hombre prudente" (Aristóteles, “Ética a Nicómaco” (Siglo IV a. C). Lib. II, cap. 6).

La prudencia, sería la forma más aceptada de actuar, la cual no puede ser alcanzada por todos ya que esta esta está formada por las virtudes, las que provienen de los hábitos, los cuales si son mal trabajados se transforman en vicios, los que alejan al hombre del camino para poder alcanzar su destino, que es la felicidad.

LA Prudencia es la más importante de las virtudes dianoéticas, ya que esta consiste en discernir entre lo que es o no necesario para nuestra existencia. Esta es la guía de las otras virtudes morales, tales como; la fortaleza, la generosidad, la templanza y la justicia, tanto distributiva y conmutativa.

Para Aristóteles, todo en el mundo tiende a un fin, el fin para cada persona es diferente en razón a los atributos de cada persona, el fin de un médico, y de un zapatero, no son los mismos, para uno es curar a las personas, y el fin del otro es crear y arreglar zapatos de la mejor forma. Pero ¿Son estos fines los que nos ayudarán a alcanzar la felicidad?

La persona humana en su vida, llega a tener una gran cantidad de fines, pero hay uno mayor a la que toda persona que aspira, con el que alcanzará la plenitud, y ese fin es la felicidad.

Aristóteles distingue entre diferentes tipos de bienes, con los que uno podría alcanzar la felicidad. Esos son los bienes externos (riqueza, honor, fama y poder)

los bienes del cuerpo (salud, placer e integridad) y los bienes del alma (contemplación, la sabiduría...)

“La felicidad, considerada como un fin amplio, puede incluir elementos constitutivos de muy distintos tipos, pero no todas las metas a largo plazo que se buscan de manera congruente son capaces de constituir un ideal de felicidad” (Kenny, Anthony. “La Felicidad” (1969). En “Conceptos Morales”).

El ser humano puede llegar a ser capaz de perseguir objetivos que quizás no contribuyan a alcanzar su felicidad, pero al no ser egoísta, ayudaría a la de otros, como la de su familia, o de una comunidad en particular en algún proyecto, lo que le traería cierta satisfacción debido a que es lo moralmente correcto.

A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a situaciones donde el tener una buena ética nos sirve para poder tomar las decisiones más correctas, por lo que a lo largo de toda nuestra existencia, la ética y la moral es algo que debe ser constantemente trabajado y reforzado, por lo que la ética se encuentra en cada resolución que hagamos, y nos acompaña en todos los aspectos de nuestra vida.