Reporte de lectura del libro: “El Contrato Social”
Enviado por Antonio • 19 de Diciembre de 2017 • 4.400 Palabras (18 Páginas) • 634 Visitas
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En el segundo libro, el autor nos habla sobre el bien común, el cual es el primer y la más importante de las consecuencias de los principios establecidos de la voluntad general que puede únicamente dirigir las fuerzas del Estado, de acuerdo con los fines de la institución. Se menciona que al igual que la oposición y la conformidad de los intereses particulares tienen en común es el hecho de que constituye un vínculo social, pues si no existiera un punto de equilibrio, en el que todos estén de acuerdo, no sería posible la existencia de ninguna sociedad.
La soberanía es dividida en cuanto a sus fines objeto y fuerza voluntad, en poder legislativo y poder ejecutivo, en derecho de impuesto, de justicia y de guerra. Un ejemplo de acto de soberanía sería el hecho de declarar la guerra, como el de celebrar la paz, pero esto no es así, ya que ninguno de ellos es una ley, sino una aplicación de esta.
La soberanía es inalienable porque es el ejercicio de la voluntad general, jamás deberá separarse del individuo miembro de una sociedad, y que el soberano, que no es más que un ser colectivo no puede ser representado por alguien más, solo por el mismo; el poder se transmite, pero no la voluntad. Aunque no es imposible que la voluntad personal sea igual que la voluntad colectiva, si es imposible que este acuerdo este presente siempre; aunque si esto llegara a ocurrir seria solo coincidencia y no parte del proceso.
La voluntad general es recta y tiende constantemente a la utilidad pública; pero no siempre las deliberaciones del pueblo tengan la misma rectitud, Siempre quiere uno su bien, pero no se lo ve siempre bien; nunca se corrompe al pueblo, pero se le engaña a menudo, y entonces es cuando parece querer lo que es malo. Así pues, para tener una buena voluntad publica general, es necesario que no existan sociedades dentro de los estados, si no que cada persona opine de acuerdo con su modo de pensar.
El pacto social da al cuerpo político poder absoluto sobre todos los suyos, este mismo poder, que dirigido por la voluntad general, toma el nombre de soberanía. Cada individuo enajena, mediante el pacto social, bienes y libertad, pero el mismo ciudadano es el juez que juzga estas necesidades.
El contrato social tiene como fin la conservación de los contratantes, se quiere conservar la vida a expensas de los demás, pero también se debe exponerse por los demás cuando sea necesario. Cuando el estado le dice a un individuo que para el bien de la comunidad debe morir, morirá, porque a expensa de ella había vivido en calma, y su vida ya no es un derecho natural, sino un convenio con el estado. En el contrato social no se dispone de la propia vida, solo se garantiza. Cuando se aplica la pena de muerte, se le hace como enemigo, no como ciudadano, pues el malhechor ataca las leyes del estado y le declara la guerra. En un estado bien gobernado hay pocos castigos, no porque se exoneren muchas cosas, sino porque hay pocos criminales.
Para elegir las leyes soberanas que son necesarias para la nación, sería necesaria una inteligencia superior capaz de conocer todas las reacciones humanas sin experimentar ninguna. El legislador es el mecánico que inventa la máquina y el que le da movimiento. El legislador es un hombre extraordinario en el estado, no solo por su cargo si no también por su inteligencia. El que manda a los hombres no debe mandar a las leyes, el que manda a éstas o debe mandar a los hombres; de otro modo sus leyes, dirigido de sus pasiones, no harían a menudo sino perpetuar sus injusticias: el legislador no podría evitar nunca que intereses particulares alterasen la soberanía de su obra. El legislador antes de levantar leyes examina al pueblo, para destinar las que crea convenientes y el pueblo pueda soportarlas.
El pueblo no es más que el lugar y las personas que serán gobernadas, de aquí radica el poder que tendrá dicha nación, el pueblo debe ser disciplinado para poder alcanzar grandes metas, un pueblo con costumbres y vicios arraigados es un problema muy grande querer corregirlo. El pueblo pasa por etapa de juventud y de madures, comúnmente en la etapa joven es donde el pueblo es más dócil, en la madurez es incorregible.
Los pueblos, al igual que las personas, tienen un tamaño natural, ni tan grande para poder ser gobernado, ni tan pequeño para que garantice su existencia. Fuera de estos parámetros se consideran gigantes o enanos, pero que al paso del tiempo, tienden a extinguirse. En todo cuerpo político hay un máximum de fuerza, el cual al superarse, los lazos sociales se dilatan, y a mayor dilatación más debilitación del mismo, así que proporcionalmente, un estado pequeño es más fuerte que uno grande.
Un cuerpo político (estado) puede medirse de dos maneras, por su extensión territorial y por el número de habitantes. La proporción para un estado ideal imposible de dignar, pues depende mucho de factores como la fertilidad de la tierra, del nivel de consumismo del pueblo, de fertilidad de las mujeres, etc. Pero es aquí donde aplica lo del nivel máximum de gobierno, cuando hay demasiado terreno, la vigilancia se vuelve pesada, la producción insuficiente innecesaria. Siendo esta la causa de guerras defensivas; y cuando el terreno es escaso, el estado se halla por necesidad la adquisición de nuevas tierras, entrando así en guerras ofensivas con sus vecinos.
Todos los sistemas de legislación... se reduce a dos objetos principales: Libertad e igualdad. La legislación debe siempre procurar la igualdad no de poder ni riqueza, si no que los ciudadanos estén libres de toda violencia y que no se ejerza jamás solo que para cumplir las leyes. La legislación no es igual para todos los pueblos, pues dependen de la actitud de su pueblo para obedecerla.
Para ordenar el todo, existen diversas relaciones que es preciso considerar, la primera es la acción de obrar el todo por el todo, o del soberano para con el estado. Las leyes que regulan las relaciones del todo se les conocen como leyes políticas o fundamentales. Las que regulan las relaciones entre los soberanos o el soberano con el cuerpo entero se les conoce como leyes civiles, otro tipo de leyes son las leyes penales, que son las que dan relación entre el miembro de la sociedad con la desobediencia y el castigo al que conlleva esta; son las sanciones. A estos tres tipos de leyes, se le suma una más que es la de mayor importancia, y que es la que la mayoría de los políticos ignora, se habla de los usos, costumbres y opiniones, que al fin y al cabo, son las que rigen el comportamiento de la sociedad.
En el contenido del libro tercero, el autor nos dice que el gobierno no es más que un cuerpo intermediario establecido entre los súbditos y soberanos para
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