Theodor W. Adorno “Educación para la emancipación” vs. John Dewey “El hombre y sus problemas”
Enviado por Eric • 24 de Octubre de 2018 • 1.332 Palabras (6 Páginas) • 463 Visitas
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Luego surgió la denominada Filosofía Moderna con ella el problema fundamental de este periodo que era la posibilidad del conocimiento. El desarrollo del conocimiento científico se ha desarrollado de tal forma que es la filosofía imperante, conocimiento operativo o profesional. Los problemas prácticos no se tratan, no se ocupa de ver el cómo, para y quién del conocimiento científico. La filosofía está desacreditada, no tiene una función social. La investigación científica en mano de clases superiores, altas, donde el desarrollo les pertenece. Los asuntos prácticos de los hombres son individuales, subjetivos, por lo tanto no determinados intelectualmente.
Ambas visiones de la filosofía conservan la idea de que la teoría es superior a la práctica. Al igual que el IDEAL GRIEGO CLÁSICO, hay una revelación superior en las acciones de los hombres, ya sea a través de dios o de la ciencia, donde la moral es un estudio inferior o secundario.
Enfoque técnico-instrumental de la finalidad del hombre: las acciones que comete el ser humano son un medio para alcanzar algo, no se actúa con un fin último, en sí mismo. Ya que estos están más allá del alcance de los juicios humanos (son absolutos, ideales).
Lo esencial ya no es la realidad superior, sino las consecuencias del accionar humano.
No hay eternos ni absolutos Si no lo bueno y lo malo en un momento histórico determinado.
Se lo ha acusado de relativismo por la falta de normas. Dado que los problemas que debe tratar la filosofía no son eternos, deben vincularse a las necesidades históricas y contractuales. Por ello la filosofía debe ser actual, deberá responder a las problemáticas espacio-temporales como lo hace la ciencia. Debe ser crítica de sí misma y liberarse de las doctrinas que todavía ejercen desde adentro esta separación rotunda entre "lo ideal" como un conocimiento superior, racional, un fin en sí mismo, absoluto y lo "material" como un conocimiento práctico, inferior, servil, rutinario, un medio para conseguir algo.
La ciencia debería ser más humana. Lo que se investigue y desarrolle debe estar a la mano de problemas relativos al hombre, a su vida diaria, no al conocimiento en sí mismo.
Los fines morales no son como los de carácter técnico (no son determinados fácticamente ni objetivamente).
El hombre es parte del mundo en el que vive, la filosofía debe ocuparse no sólo del hombre sino de sus relaciones con el mundo que lo rodea. No sólo cómo conoce a lo "que está afuera de él". La filosofía debe cambiar, superarse a sí misma.
El conocimiento científico es una actividad más del ser humano. No se halla fuera de la actividad social, constituye una conducta social humana. La ciencia debe salir de la jaula en la que está atrapada. Debe poner sus herramientas del conocimiento científico al servicio de la vida de los hombres. El hombre es parte del mundo, por ende quiere y debe reflexionar sobre él.
Luego se produce una fractura entre el medioevo y la modernidad, donde ambas filosofías buscan el conocimiento tanto del Ser o de la Realidad. Difieren en el origen y fundamentación de dicho conocimiento. A pesar de esta crisis que engendra una nueva visión de las cosas, la filosofía moderna no abandona sus viejos hábitos teológicos y se enreda aún en una realidad que va más allá del hombre mismo. La filosofía es una forma de reflexión sobre el hombre y sus problemáticas. Es una reflexión, un fin en sí mismo.
Cabe aquí preguntarse ¿para qué sirve hoy la filosofía? ¿Por qué dejo de lado la búsqueda de la sabiduría?
Respecto a la función de la filosofía existen continuidades y rupturas.
Un nuevo movimiento que rompe con la posición de la filosofía tradicional es el Pragmatismo donde el fin de la filosofía es la búsqueda de la sabiduría. Entendida como la búsqueda de fines y valores que dirigen nuestras actividades humanas colectivas.
El conocimiento científico tendrá que proveer esa búsqueda, dejando de lado lo absoluto, todo lo teológico que aún tiene impreso y ocuparse enteramente sobre los problemas de los hombres.
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