Yo, mí historia
Enviado por klimbo3445 • 19 de Enero de 2018 • 9.690 Palabras (39 Páginas) • 308 Visitas
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-¿Qué te pasa?, niño estúpido
El niño con miedo en su mirada solo se paró y se fue a llorar, yo estaba muy enojado entonces fui a reclamarle más al niño no podía controlar mi vocabulario era como si parte de mí no quisiera decirle nada más, pero lo hacía inconscientemente, entonces cuando pare regreso todo a la normalidad, volví a ver todo con el mismo color que antes, era otra vez yo, ya no me sentía frustrado o enojado, sin pensarlo le pedí una disculpa al niño y estaba alegre no sé porque pero me sentía alegre, me di cuenta que para volver a ser yo mismo y no mi otra personalidad debía dejarlo salir aún que sea por poco tiempo, pero debía dejarlo salir.
Pero no es tan simple, no te puedes enojar con alguien tan fácil y como lo dice un dicho si siembras odio, odio cosecharas.
Había cumplido 7 años ya, sentía que el tiempo pasaba más rápido que entendía y veía al mundo de una manera diferente, vi la violencia, vi el maltrato, vi el odio en las personas, cuando las personas me veían a los ojos yo podía ver sus anhelos, sus intereses, su dolor, sus sueños, sin embargo por más que yo trataba de ver mis propios ojos en un espejo para ver que había dentro de ellos no lograba ven nada, solo lograba ver un enorme vacío, un … abismo.
Mi madre, una persona muy humilde, madre y padre a la vez, hacía lo imposible para sacar la cara por su familia, ella siendo alejada de su propia familia, sus hermanas las veían con desprecio por no tener un marido, la veían como una mujer estúpida, ella afectada por esto vivía en una nube de que algún día encontraría a alguien para ella, era una mujer muy inteligente, audaz, bella, tenía muchos pretendientes, yo odiaba a todos y cada uno de ellos, los veía como unos cuervos, basura humana, sin embargo por el bien de mi madre tenía que comportarme frente a ellos haciendo una sonrisa falsa como si ellos me agradaran, mientras que en el fondo sentía repudio por ellos, nunca acepte a ninguno de ellos solo quería que mi madre fuera feliz con un hombre digno de ella, cosa que ninguno de sus pretendientes me parecía, solo deje que el tiempo hablara, veía que mi madre cada vez lentamente caía más en la depresión ya que ninguno de estos hombres lograba cumplir sus expectativas, veía como se creaba un charco de agua lentamente con sus lágrimas, sin ser capaz de hacer algo lo único que podía hacer es ver como su corazón y su cuerpo quebraban lentamente gracias a estos supuestos “pretendientes”, gente estúpida, gente que no se da cuenta de lo que hace, poco a poco me di cuenta que la culpa no era de ellos, era de mi madre por no elegir bien a estas personas, aunque fuera mi madre, sentía que sus pretendientes no eran los estúpidos, era ella la que se dejaba dañar por gente estúpida haciéndola a ella más estúpida, dejándose llevar por palabrería falsa, palabras perdidas, solo era ella creyendo y buscando su felicidad, cada vez que la veía derramar una lagrima por un hombre solo me daba asco y pena ajena al ver una mujer gastar su tiempo con hombres que no la merecen, sentía odio hasta de mi madre.
Sin dejarme afectar por esto, decidí tratar de controlar mi ira y entender por qué odiaría a mi propia madre, después de todo ella me dio la vida, porque lo haría, cuando ella necesitaba mi apoyo yo la juzgaba, no me daba cuenta que ella también puede cometer errores, ella es una mujer, tal vez solo necesitaba compañía.
8 años después de compartir mi cuerpo con alguien más, me di cuenta que la persona con la que vivía adentro de mí no trataba de controlarme, sino trataba de hacerme sentir como se sentía el, esta era la razón de mi principal odio, sin darme cuenta me estaba convirtiendo en algo que no siente nada, nunca derramaba una lagrima por más triste que sean las cosas, tres meses después de cumplir años mi abuelo había fallecido, una persona luchadora 74 años, en su funeral vi derramar lágrimas de mi abuela, de mis tías, solo fui a su funeral por obligación, no porque quisiera, yo no podría saber si las personas que están llorando por mi abuelo difunto en ese entonces derramaran las mismas lágrimas cuando muera mi madre o inclusive yo, solo pensaba en ese funeral, como serían los funerales de todos los que estaban allí presentes.
Esa misma semana mi mascota, un perro chow-chow, había muerto, los animales, los únicos honestos, con buenas intenciones, nunca hacen el mal, siempre a tu lado cuando más los necesitas, mi perro, mi madre me dijo entiérralo, yo no quería hacerlo, no quería perder a otro amigo, no quería abandonarlo, simplemente me negaba a aceptarlo, era el único por el que lograba sentir pena, pero después tuve que aceptarlo y lo fui a enterrar, sentía que parte de mí se había ido con mi amigo, las cosas se estaban poniendo mal, problema tras problema, mi madre tuvo problemas en su trabajo y la obligaron a irse de la ciudad a probar suerte en una ciudad más grande, solo yo a su lado fui con ella para buscar un nuevo trabajo, nuevos amigos, nueva casa, nueva escuela.
Solo la veía, como los problemas tanto como económicos y psicológicos la estaban afectando, que se sentiría, estar en una ciudad grande con 10 dólares en la billetera un hijo hambriento, un techo que pagar, sus lágrimas de la preocupación, no solucionaban nada, solo creaba un ambiente de tensión más grande, pero la suerte a veces esta de los más necesitados, logro conseguir trabajo, pidió un préstamo, arrendamos un departamento, en el norte de la ciudad, buscar una escuela era lo más urgente ya había pasado medio año escolar, tantos problemas acumulados, no puedo ni siquiera imaginar el estrés de mi madre, solo me quede en silencio a ver que hacía, me sentía alegre, sentía admiración, con una sonrisa en la cara me alegre de ver a mi madre aun con tantos problemas todavía podía seguir adelante sin que nada la lograra parar, todos sus problemas acumulados los logro solucionar uno a uno, sin embargo la escuela que consiguió encontrar era muy caro, podía pagar el colegio con su sueldo, pero todavía tenía deudas, no tenía para darme dinero para comprarme algo en el bar de la escuela, no había mucha comida en la casa, ella volvió a sentirse triste, yo lo veía con admiración, pero sentía que debía ayudarla, no me podía quedar de brazos cruzados, pero que haría yo a una edad tan temprana, solo deje que el tiempo pase, me adapte a vivir de esa manera, comía lo necesario, comía lo esencial para mantenerme sano, estudiaba para que mi madre se sintiera orgullosa, tal vez eso le podría dar energía.
Capitulo II
Ya han pasado 9 años, 9 años sin saber quién soy, 9 años de ver
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