Amor, matrimonio y familia cap 3

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Frente a esa lógica los ilustrados comenzaron a afirmar los valores del mérito. Llamaban con reproche “matrimonios de interés” a los concertados al estilo tradicional y sostuvieron que hombres y mujeres debían casarse por “inclinación”, que los casamientos debían estar guiados por el amor y la virtud.

El “amor” frente al “interés”, la “inclinación” contra la “conveniencia”

3.4 El elogio de los sentimientos

Comedia “El sí de las niñas” tenía como argumento: la defensa de la “libertad” de los hijos frente a la “tiranía” de los padres.

En la literatura sentimental de Rousseau, en cambio, los padres pasan a segundo plano y el énfasis recae más bien en formar la sensibilidad de un individuo capaz de autorregularse, que al seguir la voz espontánea se sus emociones no se aparte de los criterios propios de una buena elección.

Para Moratín la “estimación” es na inclinación del entendimiento, resultado de ponderar las cualidades del candidato. Sólo es posible estimar a aquél o aquella que las reúna. También sugiere que el amor brota a partir de una chispa que no es simplemente el producto de la reflexión racional, pero también que ese afecto debe ir acompañado de cierto discernimiento. En otras palabras, que el amor sólo puede nacer entre un hombre y una mujer que reúnen ciertas cualidades y comparten similares valores.

3.5 La “virtud” recompensada

En novelas y comedias aparecían de forma reiterada historias de amores entre personas de distinta condición que finalmente, por mecanismos diversos, solían resolverse de manera feliz, con un matrimonio que en principio parecía imposible. De ese modo se representaba la idea de que la “virtud”, el “mérito”, había de recibir su recompensa social, una idea con la que lectores y espectadores podían sentirse identificados.

Las historias de Marianne (matrimonio entre una mujer de origen desconocido y un noble) y Pamela (matrimonio entre una criada y su amo) representaban dos aspiraciones sociales que iban entretejidas. Por una parte, los deseos de ascenso social de las clases medias que afirmaban su “virtud”, su “mérito”, frente a la aristocracia.

Los ilustrados expresaban su concepción de una sociedad ideal que, sin erradicar la nobleza de nacimiento ni las distinciones jurídicas, flexibilizara el ordenamiento estamental, abriéndolo al mérito.

Esa especia de “pacto social” que debía flexibilizar las estructuras sociales para incorporar a los grupos plebeyos ascendentes se realizaba la ficción sobre la base de un “pacto sexual”, que ahora se presentaba como un “pacto sentimental”, entre el hombre y la mujer.