CAPÍTULO 1. LA GLOBALIZACIÓN COMO CONTEXTO DEL DESARROLLO LOCAL

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Una de las perspectivas señaladas estriba en la consideración de la globalización como un proceso que genera las condiciones propicias para impulsar el desarrollo local, en función de la posibilidad de explorar nuevas alternativas para la comercialización de los productos y servicios locales, acceder a información, tecnología y formas novedosas de organizar la producción, así como para incrementar la competitividad del territorio, como estrategia para atraer la inversión extranjera (OECD, 2002).

Por otra parte, algunos autores enfatizan los aspectos de ese proceso que desarticulan y avasallan a las sociedades y economías locales, planteando que ante el incremento de la competencia en los mercados internaciones, los requerimientos de mayor apertura de las fronteras nacionales y eliminación gradual de restricciones a los flujos de mercancías y dinero entre países, la capacidad de respuesta de algunas comunidades es limitada, lo que origina fuertes cambios en la organización social y económica de las mismas (Vázquez, 2001).

Los planteamientos anteriores no indican que los autores referidos se ubiquen necesariamente a favor de una u otra postura; generalmente reconocen que el proceso de globalización representa para las sociedades locales retos y oportunidades, sin embargo, según su enfoque, enfatizan alguna de las dos posibilidades.

Es importante destacar, como se ha señalado en el apartado introductorio de este documento, que la mayor parte de los teóricos del desarrollo local reconocen que la globalización implica cambios sociales, culturales, territoriales y hasta ideológicos en los ámbitos locales, sin embargo, existe un consenso sobre la importancia que tienen los procesos de carácter económico, lo que puede explicarse en función de considerar que es precisamente en este aspecto, en el que puede identificarse con mayor claridad los vínculos entre ambas facetas de la realidad: lo local y lo global.

Desde esta perspectiva, el proceso de globalización puede entenderse, en términos generales, como la integración económica de las naciones, basada en una creciente movilidad internacional de sus recursos y una mayor interdependencia de sus economías (OECD, 2005), dando lugar a la formación de una economía global, independiente de las economías nacionales, pero con efectos directos sobre las mismas.

Este proceso de integración económica de las naciones requiere ajustar el marco regulatorio de las relaciones comerciales de los países que se ven inmersos en ella, la cual implica la reducción de obstáculos a los flujos de capital, de bienes y servicios, de modo que las reformas legales que se llevan a cabo tienen por lo menos dos efectos: uno de ellos es la creación de las condiciones que faciliten la inserción de los países en la dinámica de la economía globalizada. El otro, corresponde a las modificaciones que tienen lugar en la organización de los sistemas productivos locales, como resultado de la apertura, a veces indiscriminada, de las fronteras nacionales a grandes flujos de bienes y servicios provenientes de otras latitudes.

Esta apertura comercial y la desregulación gradual del ingreso de productos y servicios provenientes del extranjero, ponen en franca desventaja a algunos productores locales en términos de productividad, calidad y precio, dando lugar a situaciones de ajusto en las economías locales, afectando también la forma de organización de la sociedad. Estos efectos se manifiestan de manera concreta en los ámbitos locales, principalmente en lo que concierne a la organización de sus economías, lo cual trasciende este aspecto para incidir en otras cuestiones, como ya se ha señalado.

En este sentido puede entenderse que la globalización representa un cambio estructural a nivel internacional: la integración económica de las naciones; y representa también varios cambios funcionales, cuyo objetivo corresponde a la generación de las condiciones que hagan posible dicha integración. Asimismo, es evidente el surgimiento de instrumentos que son utilizados por los agentes promotores de este proceso, cuya difusión tiende a transformar también las formas convencionales de producción, distribución y consumo de los bienes y servicios entre las naciones.

La combinación de estos factores, apertura creciente de los mercados nacionales, nuevas formas de organización para la producción, nuevas tecnologías productivas, así como el avance acelerado y predominio de las nuevas tecnologías de información y comunicación (NTIC), dan lugar a una serie de efectos que alteran la estructura y funcionamiento de las economías nacionales y, por supuesto, la de las locales.

Entre éstos se puede señalar la desestructuración y reestructuración de las economías locales, como resultado de la competencia en condiciones inequitativas de los productores locales frente a productores de otros países, y cuestiones particulares relacionadas con esta situación: surgimiento de nuevos bienes y servicios que desplazan a los locales, o productos con las mismas características que los generados localmente, pero con mejor calidad y precio; nuevas formas de organización y técnicas para la producción, así como el rezago que representa el acceso restringido a las NTIC.

Para efectos de la presente investigación, tomará como base de análisis los efectos que tiene la globalización sobre las economías locales, en función de considerar que éstas cohesionan funcionalmente a las principales actores de la sociedad local y que las actividades que en ellas se desarrollan tienen un alto grado de identificación con las historia y los actores locales.

A aquellas actividades económicas que presentan tales características en el ámbito local y por la importancia que revisten en los procesos de desarrollo, se les ha determinado en esta investigación Factores de Cohesión Interna, término que de desarrolla con mayor detalle en el tercer capítulo, pero que corresponde a lo que desde la perspectiva de la Teoría Económica Espacial se entiende como base económica local.

Es importante señalar que si bien la globalización es un elemento constante de referencia en la producción teórica sobre el desarrollo local, su consideración implica reconocer no sólo la incidencia de factores externos en el origen de las iniciativas de desarrollo local, sus objetivos y estrategias, sino ampliar su entendimiento como contexto, que condiciona los procesos referidos y que por tratarse de cuestiones exógenas, evidencia los límites y alcances de las iniciativas correspondientes, cuyo análisis requiere más que una posición maniquea, una interpretación holística del fenómeno y sus relaciones interiores, lo que representa un tipo