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CULTURAS MESOAMERICANAS.

Enviado por   •  18 de Enero de 2018  •  6.852 Palabras (28 Páginas)  •  638 Visitas

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Algunos ejemplos que corroboran lo anterior, podrían ser Tlapacoya y Tepexpan, Lerma y Santa Isabel Ixtapan en el Estado de México; el Complejo Ajuereado en el Valle de Tehuacán, Puebla; el Complejo Diablo en Tamaulipas.

Las bandas de recolectores fueron especializándose, sin abandonar la caza y la pesca. Su forma de vida, sencilla, estaba condicionada por el escaso desarrollo de la tecnología, la técnica y sus conocimientos sobre el medio ambiente; era en el estricto sentido de la palabra, un apropiador de alimentos. Sin embargo, en el seno de esas bandas acaso diferenciadas internamente por la edad y el sexo, cohesionadas las unas a las otras por normas primigenias vinculadas con el parentesco, con una industria lítica más desarrollada (aparecen piedras para la molienda, machacadores, morteros, raspadores, navajas, agujas y punzones de hueso, dardos de hueso o de madera, redes y otros implementos que indican cambios en la cotidianeidad: el nomadismo se hizo estacional, la recolecta de frutos (chile, zapote, mamey, calabaza, guaje, tunas, aguacate, tomate), tubérculos (camote) granos (amaranto, maíz, frijol) y fibras (agave, pochote, algodón) se amplió y especializó. La cestería y los tejidos vegetales transformaron las actividades productivas de manera considerable. Una industria de redes, mantas, huaraches, morrales y petates, entre otros, apareció asociada con el culto a los muertos (incineraciones, enterramientos con ofrendas) y a ciertas prácticas chamánicas y sacrificiales. Las evidencias de este período de transición y cambios, según los expertos, se encuentra en la Cueva de la Espantosa, Coah.; el complejo El Riego, de Tehuacán Pue.;[5] el complejo Infiernillo, Tamps.; los niveles estratigráficos más profundos de Santa Marta, Chiapas; el nivel Zohapico I de Tlapacoya; etc.

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Entre + 5 000 a + 2 200 años a.n.e. empezó a gestarse el preludio del primer "ensayo" de lo que V.G. Childe llamó Revolución Neolítica. Es un período en el cual algunas bandas apropiadoras de alimentos (pero que conocían ya el proceso y las condiciones óptimas para la reproducción de plantas, es decir, plantadores de granos y domesticadores de plantas) principiaron a ser productoras de alimentos. En efecto, esto fue posible allí donde las premisas anteriores se presentaron, a la vez que se conjugaron con un hábitat potencialmente rico en flora y fauna aprovechables para la alimentación que posibilitó un sedentarismo estacional cada vez más prolongado sin llegar a un sedentarismo definitivo. La actividad económica que marcó el hito: la experimentación cultivadora con algunas especies vegetales aborígenes, clave para comprender ese proceso formativo de aldeas semipermanentes y ampliadas demográficamente a la reducción de los procesos de segmentación clánica característica de las bandas eminentemente recolectoras-cazadoras o cazadoras-recolectoras.

(Se impone, ante todo, dejar bien claro, que a pesar de principiar a la plantación de plantas y granos, y al cultivo hortense, los grupos humanos no abandonaron ni la recolección, ni la caza, ni la pesca. Vamos, este comentario incluso podemos llevarlo hasta las sociedades mesoamericanas del siglo XVI sin ningún riesgo, incluyendo a aquellas en las cuales la agricultura extensiva y/o intensiva era capaz de sostener la reproducción biológica de grandes núcleos de población como México-Tenochtitlan)

Nos dice Piña Chan:

Así, este período se refiere a tiempos en que se iniciaron los cultivos, después de un largo y lento proceso de observación y experimentación con algunas plantas nativas, con lo cual se inicia o gesta la época de producción de alimentos; pero estos cultivos sólo constituían un bajísimo porcentaje de la dieta alimenticia, la cual seguía siendo prácticamente recolectora, cazadora y pescadora, combinadas en diversos grados.

En otras palabras, algunos grupos dependían más de la caza, recolección y pesca, aunque comenzaron a domesticar algunas plantas por la selección de ciertas especies; o sea que de una larga experimentación pasaron a la selección gradual de plantas silvestres, desembocando a la horticultura o cultivo de algunas de ellas. Y también, por depender de los recursos alimenticios de los bosques, ríos y costas, eran recolectores estacionales de vegetales y moluscos, lo mismo que pescadores en baja escala.

Según las exploraciones de Mc Neish en el Valle de Tehuacán, y otras evidencias arqueológicas, estos grupos podían constituir macrobandas seminomádicas, con tendencia al sedentarismo y a la concentración de la población en aldeas restringidas, situadas en un lugar determinado y ocupadas por períodos anuales; y dichas macrobandas estarán formadas por familias nucleares, unidas por parentesco, y posiblemente integrando clanes patrilineales con diferenciación por sexo y edad; contaban ya con el perro domesticado y habitaban también estacionalmente las cuevas, o se asentaban a lo largo de los ríos y costas, construyendo casas o viviendas semisubterráneas en algunos sitios.

Entre sus artefactos, algunos mejor adaptados, pueden citarse: piedras para la molienda, metates, morteros y manos; molcajetes, machacadores, recipientes de piedra, agujas, punzones, puntas de proyectil pequeñas, navajas, etc.; y ya contaban con plantas domesticadas como el maíz, la calabaza, frijol, chile y otras más, que contribuían quizás hasta con un 25% de la dieta alimenticia.

También tejían bolsas, redes, sandalias, cordeles, mantas, petates, canastos, etc., de varias fibras vegetales; enterraban a sus muertos envueltos en telas o esteras, rociados con polvo rojo de hematita o cinabrio, acompañándolos de ofrendas para la otra vida; y pudieron tener ciertas creencias mágicas y practicar el chamanismo, e iniciar el sentido artístico en sus ornamentos y artefactos

Dichos grupos pudieron prosperar mas (sic) en zonas virtualmente ricas en plantas y animales, ya sea evolucionando por sus propios medios o por contactos con otros vecinos; y al final del período pudo introducirse la cerámica, de aspecto tosco o primitivo en algunos casos.[6]

Asimismo, consideraba como ejemplos de esta etapa a la fase "Coxcatlán" (5 200 a 3 400 años a.n.e.) y la fase "Abejas (3 400 a 2 300 años a.n.e.) del Valle de Tehuacán Pue., el complejo Nogales (5 000 a 3 000 años a.n.e.), Ocampo (3 700-2 600 años a.n.e.) y La Perra (3 000-2 200 a.n.e.).

Cabe, sin embargo, hacer alguna precisión: en primer lugar, el porcentaje del requerimiento aportado por las plantas cultivadas, aparece como definitivo y muy elevado, (algunos investigadores han propuesto que aportaba un

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