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Características de la sociedad actual. Globalización

Enviado por   •  27 de Marzo de 2018  •  1.783 Palabras (8 Páginas)  •  417 Visitas

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La globalización hoy no es accesoria en nuestras vidas. Es un giro en las propias circunstancias de nuestra vida. Es la manera en la que vivimos ahora.

Andanzas ciudadanas en la globalización

La globalización ha sido definida de maneras diversas. Una definición que parece acertada es la que considera a la globalización como el aumento en intensidad y en tiempo de las conexiones entre individuos y sociedad a escala planetaria. Esta definición entraña, en primer lugar, la afirmación multidimensional de la globalización y al mismo tiempo elude pronunciarse sobre las causas de las mismas. De toda esta multitud de fenómenos, los que preocupan aquí son los asociados de manera más específica con la figura del ciudadano cosmopolita.

Un ciudadano es una persona miembro de una comunidad política respecto de la cual tiene derechos y obligaciones. En su origen, el ciudadano era el miembro de una comunidad política local: la ciudad. Aristóteles afirmo que lo propio del ciudadano era gobernar y ser gobernado en pequeñas ciudades.

Desde aquellos tiempos lejanos de la ciudad y sus ciudadanos las cosas han cambiado mucho las ciudades han crecido mucho y para el conjunto de los estados democráticos, que ahora son una porción importantes de los estados del mundo, hoy son ciudadanos las mujeres, ya no hay esclavos y solo los disminuidos mentales, los niños y los extranjeros están privados de la ciudadanía. En suma que los ciudadanos y el pueblo son por primera vez prácticamente lo mismo, son la mayoría de la población

El ciudadano del antiguo mundo de las ciudades erran por definición competente políticamente por el contrario el ciudadano moderno pertenece al mundo de la sociedad de masas, un mundo en el que la distancia entre los ciudadanos y el ejército del gobierno es abismal y donde las dimensiones de la comunidad política y la complejidad de sus problemas no son también intercambiables.

Las palabras “sociedad de masas ”describen este mundo en el que el juicio de los ciudadanos ha sido sustituido por la opinión volátil, afectiva y desinformada de las masas y no hace falta aceptar este planteamiento, basta con apuntar que señala un indicio de cambio en la sociedad, en su complejidad y en la capacidad de juicio político de los individuos. En suma, el ciudadano de los estados modernos carece de la competencia cívica del ciudadano antiguo y por ello no solo está más alejado del gobierno sino más desvalido a la hora de tomar decisiones políticas. Si este panorama ya es complejo de por sí. El ciudadano de las democracias contemporáneas afronta retos todavía mayores, ligados a lo que se denomina de forma genérica globalización. En este contexto, el de la globalización, el ciudadano cosmopolita ha de hacer frente a problemas remotos o cercanos, mediatizados por su presentación en la prensa, la radio, la televisión y otros medios, sin capacidad real de contraste, de vislumbrar la efectividad de las políticas que se aplican para palidar dichos fenómenos. Esto se ve impedido a tomar postura sin tener los elementos mínimos de juicio que permiten propiamente la agencia, esto es, la capacidad informada de acción,

Ya Kant señalo que los hombres no se mueven como animales, por puro instinto, ni tampoco como racionales ciudadanos del mundo, como arreglo un plan recordado (…) no es posible evitar cierta desgana cuando se contempla su ajetreo sobre la gran escena del mundo y a pesar de la esporádica aparición que la prudencia hace a veces, a la postre no se nos figura que el tapiz humano se entreteje con hilos de locura, de vanidad infantil y a menudo de maldad y afán destructivo también infantiles y a fin de cuentas no sabe uno que concepto formarse de nuestra especie, que tan alta idea tiene de sí misma. Sin embargo este ciudadano cosmopolita no se resigna en muchos casos a dejar de actuar como ciudadano. Esto es, lejos de aceptar las limitaciones de su agencia, en su infinita soberbia quiere reconocerse como un ser justo y de juicio certero. El resultado de esta buena pero vanidosa voluntad del ciudadano cosmopolita puede ser desastrosa para aquellos sobre los que aplica su compasión.

El segundo tipo de ciudadano cosmopolita occidental ambiciona una mayor altura intelectual. Profundamente conservador, aunque no respecto de su mundo sino ante otro imaginario como ajen, busca en otras culturas la autenticidad que ya no encuentra en la suya. En su concepción, la cultura ha de ser algo cerrado, profundamente coherente y firmemente enraizado en su ambiente local y particularista. L a cultura occidental ya no es según su opinión, así: la occidental es una cultura inauténtica y eso quiere decir falsa. Falsa en el sentido de que ya no posee coherencia interna, falsa porque ya no interactúa armónicamente con un medio particular, falsa porque en su universalismo ha sustituido el intercambio armonioso por la depredación, la explotación y la conquista sin límites.

El ciudadano cosmopolita occidental de este segundo tipo venera todo aquello que todavía no está contaminado por la anticultura depredadora de occidente y en particular a los llamados pueblos indígenas, que son vistos como lo completamente otro nostálgicamente imaginado, como aquello que satisface en su distancia el anhelo de autenticidad, de verdad, que la sociedad secularizada y reflexiva de occidente ya no proporciona. Indígena significa aquí originario y por tanto natural esta es auténtico, verdadero.

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