Consolidacion del regimen rosista.

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El último discurso republicano de rosas y uno de los más interesantes fue adaptación entre teoría y práctica. Rosas afirmaba que el orden republicano requería restaurar el orden Social para calmar las pasiones de revolución para que pueda funcionar.

- La persecución del comercio indígena, de las pulperías volantes y de los cazadores furtivos, así como la creciente regulación de la marcación, transporte y comercio indígena del ganado se orientaban ciertamente hacia la construcción de un orden propietario. Pero no era este un orden para los grandes terratenientes como Sarmiento, Ingeniero y Oddone. Sino para los pequeños propietarios que eran la garantía del régimen.

La causa federal no hizo de esta un movimiento de restauración católico. Sino que el catolicismo jugo un papel bastante marginal dentro de las enunciaciones rosistas. Si el federalismo rosista defendía “la religión” de los ataques de los “impíos” y “ateos” unitarios, lo hacía en nombre de una no definida religiosidad popular y no en nombre de la iglesia católica, con la cual Rosas se enfrentó más de una vez. Más que para fortalecer la fe católica, el federalismo rosista hizo uso de la religión para afianzar su propio catecismo político.

La invocación recurrente a los “pactos federales” no podía esconder esta contradicción básica del ideario federal: el hecho de que la declarada defensa de un orden “federal” solo fuese posible mediante la centralización del poder político en Buenos Aires.

Rosas fue nominado “Restaurador de las leyes” por haber ayudado a la recuperación del orden institucional en 1820. Existió durante este periodo un sistema de justicia que funcionaba regularmente y, aunque sostenido por el miedo al castigo, también se dio un elevado grado de acatamiento a la ley por parte de los ciudadanos.

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