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Cuento historia. Un día común

Enviado por   •  3 de Diciembre de 2018  •  3.217 Palabras (13 Páginas)  •  492 Visitas

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- Hola, soy Martin – le dijo de manera amargada - ¿eres Tarik?

- ¡Sí! Vine acá a conocer tu planeta – le dijo con mucha felicidad para tratar de alegrar este ambiente tan enojado.

- Bueno, te digo que este planeta es el peor, ya verás por qué.

Empezó esta nueva aventura en el planeta rojizo de Marte, color que adquirió por la oxidación y corrosión que tiene constantemente. Le llamó mucho la atención el cielo de este lugar, tenía nubes brillantes, algo que para él no era normal y Martin le contó que estaban en otoño y que siempre aparecen estas luminosas nubes.

Caminaban y caminaban, y había algo que no se le salía de la cabeza a Tarik, algo que no entendía. De pronto, se dio cuenta lo que era; a medida que avanzaban, un lado del planeta era realmente frío y el otro realmente caliente.

- Es por eso que vivimos enojados, nunca podemos estar a gusto; o vivimos con este calor insoportable o nos congelamos del frío al otro lado, no hay un intermedio.

- ¿y que son esas dos pelotitas en el cielo?

- Esas son nuestros pequeños satélites, que para ti sería como la luna. Dicen las leyendas de mi lugar que hace miles de millones de años, eran un satélite y que debido a un choque, se separó en dos, pero es solo una leyenda, nadie lo sabe en verdad.

Tarik estaba harto de este planeta, que además de los cambios de temperatura que tenía, que lo iban a llevar a un resfrío, era muy desagradable el ambiente, tanto psicológico por lo enojados que vivían, como lo físico por las tormentas de arenas que se levantaban del suelo. Así que, le dijo a Martin que se quería ir.

- Para que no te pierdas, voy a llamar a Javierin para que no te pierdas en el camino, se te viene un laberinto de rocas y si no las conoces, te perderás para siempre.

Tarik, sorprendido por lo preocupado que fue, le agradeció y se fue rumbo a otra nueva aventura.

Planeta Júpiter

Javierin fue su siguiente nuevo amigo que lo fue a buscar al planeta Marte. Tarik pensó que era un marcianito muy amable ya que se veía muy tierno y simpático. Tarik le preguntó hacia dónde se dirigían, Javierin le contestó que iban a su planeta Júpiter. El camino a Júpiter fue muy largo y mareador porque tenían que pasar por un rio de rocas inmensas que les llaman el “cinturón de asteroides”. Tenían que esquivar cada roca que pasaba velozmente rozándolos. Cuando los pasaron, por la ventana veía puras líneas blancas y crema. Se dio cuenta que era el inmenso planeta de Júpiter, el más grande de todos. Javierin le entregó entonces un chaleco abrigado porque como gira tan rápido, hay mucho viento y nubes.

Al bajar de la nave, le impresionó la cantidad de lunas que tenía. ¡Las trataba de contar y no podía! Tuvo que preguntar, porque ni con las manos ni los pies podía, y le dijeron que eran más de 60.

- En este planeta los días pasan demasiado rápido, con el tiempo te acostumbrarás. De hecho, ya está oscureciendo y no llevamos nada de tiempo aquí.

Tarik noto algo raro en su voz, estaba mucho más aguda que la vez que lo paso a buscar en marte.

- Creo que tu voz está más chillona que antes…¿ o no?.. – ahí se quedó impresionado, se dio cuenta que, ¡su voz también estaba muy aguda! Abrió los ojos como dos grandes naranjas y se puso las dos manos en la garganta.

- ¡Jajajajaaa! –se rio Javierin en una risa coqueta – si, a ti también te pasa. No te preocupes, no quedarás con la voz así para siempre. Este cambio es porque como tú respiras oxígeno, nosotros respiramos helio, lo que hace que la voz cambie cuando cambian los gases del aire.

Se fueron a acostar, y la pieza que le dieron a Tarik era inmensa, con unos ventanales enormes donde podía ver el pasar de los días en menos de un día en la tierra.

Ya no lo soportaba más, no sabía cuándo tenía que tener sueño y cuándo no, así que le pidió a Javierin que lo dejara en el siguiente planeta. Javier lo llevo, y lo dejo en una nave espacial bien rara y su amigo el marciano le contó que era porque necesitaba muchas luces, ya que a medida que se alejaban del sol, la luz era más débil. Además de que tenía que tener muchas capas de acero para guardar el calor, el frío ya se hacía insoportable a esta altura.

Se despidió de Javierin, muy agradecido de lo que conoció y aprendió, y se fue.

Planeta Saturno

Javierin lo dejó en la puerta de otro marciano que seguiría ayudándolo a conocer más sobre los planetas que estaba recorriendo. Se acercan a una casa hecha de paredes muy lisas, tal como la superficie del planeta, y tocan la puerta. Se escuchaba una música muy fuerte desde adentro, y cómo salían luces de colores también.

Al rato, salió Sebastin, el marcianito fiestero. Salió con vaso en mano, un poco borracho, y dijo

- ¿y quiénes son ustedes?”

- Soy javierin, ¿te acuerdas Sebastin?.

- Ah, ¡si me acuerdo! ¿Cómo has estado? Veo que me traes al muchacho del que todos están hablando – dijo después de un tiempo que se tomó para hacer memoria.

- Así es – le respondió Javierin – te lo encargo que me tengo que ir. Adiós, Tarik. ¡que tengas un buen viaje!

Tarik, entonces, entró a la casa, y estaba todo un desastre. Mientras conversaba con los amigos de Sebastin, se enteró que este planeta tenía anillos alrededor, y comentaban de lo emocionante y divertido que era ir a resbalar por ellos.

Se dio cuenta con su estadía en Saturno, que la voz la tenía un poco cambiada, y ya sabía por qué. Era porque la atmósfera tenía un poco de helio, eso si, menos que el anterior.

Cuando terminó la fiesta, se puso a hablar con Sebastin. Le contó sobre estos anillos, entonces lo invitó a subirse a ellos. Tarik emocionado saltaba de un lado para otro, mientras que Sebastin se tambaleaba un poco para llegar hasta ellos.

Al llegar a los anillos, se subieron a unos autitos como de montaña rusa, se abrocharon los cinturones y partieron sin dejar rastro. Tarik gritaba con todas sus ganas, y el marcianito también. Terminaron de dar vueltas, se bajaron del carro y ambos corrieron dejando un camino de zigzag por lo mareado que quedaron.

El muchachito la pasaba de maravilla con su

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