Dominik Prado Ensayo sobre los parques El Ejido y La Alameda
Enviado por Jerry • 30 de Diciembre de 2017 • 1.512 Palabras (7 Páginas) • 365 Visitas
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en edificio de la Primera Exposición Nacional del Ecuador. Formó una isla central en cada laguna, y a ésta la dotó de botes de recreo. A la entrada de La Alameda, en la plazuela, situó una amplia, alegre fuente de agua con cabeza de leones de bronce. En verdad se había injertado en Quito un pedacito de los jardines de Versalles. (Andrade Marín, 2003, pág. 83)
El tiempo nuevamente pasó y las verjas fueron retiradas y de lo que La Alameda en su inicio fue un lugar para la élite de Quito, se convirtió en un espacio del pueblo donde empezaron a concurrir empleadas domésticas y toda la clase media.
Parque “El Ejido”
Este parque se encuentra ubicado actualmente entre la Avenida Patria, Avenida Seis de Diciembre, Avenida 10 de Agosto y la calle Tarqui.
Un ejido o exido como en la antigüedad se escribía, es un espacio de campo o tierra ubicado a la salida de un poblado que no se planta ni labra porque se lo deja como un espacio libre y de común disfrute para todos los vecinos; también se puede decir que es un campo comunal para pacer y demorar los animales destinados al sacrificio o al servicio de toda la comunidad […]. (Andrade Marín, 2003, pág. 55)
El 25 de enero de 1535 se señalan los ejidos. El ejido del norte, llamado posteriormente por los españoles como “Exido de Iñaquito o Añaquito”, iba desde el Batán hasta la carretera norte.
Este ejido en esa época era visto como un lugar sin importancia alguna y era a donde iban niños indígenas a jugar, iba el pueblo que no formaba parte de las élites y también iban porque era el lugar al que “pertenecían”.
A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, El Ejido es incorporado a la ciudad como un espacio de ornamento (parque) (Carlos Ríos, 2011, págs. 43-44) y desde entonces indígenas y mestizos no solo marcan El Ejido como su territorio, sino, crean un espacio de poder y orgullo. Pero para muchos, El Ejido se transformó en un lugar estigmatizado, como un mundo marginal, un mundo peligroso, un mundo de las empleadas, y quizás hasta en una especie de “no lugar”. (Carlos Ríos, 2011, pág. 43)
Una de las razones para que se haya dado esta nueva visión del parque es que las empleadas, al sentirse discriminadas por sus comunidades y a la vez, por sus patronos y demás quiteños de cierta élite, fueron recreando y marcando sus propios espacios de libertad e imaginación como es lo sucedido con el parque El Ejido.
En este lugar, antes de que sea un parque tal como lo conocemos, el 28 de enero de 1912 tuvo lugar uno de los episodios más sangrientos de la historia de Quito y del Ecuador: el asesinato e incineración de los restos de Eloy Alfaro y sus colegas, entre ellos su hermano.
El plan original de la turba que realizó este acto era quemarlos en la Plaza de la Independencia pero al ver que esto sería darles más importancia de la que ellos les atribuían, decidieron en cambio hacerlo en El Ejido ya que era considerado como un lugar de baja categoría pero, no tomaron en cuenta que con este acto posteriormente este lugar adquiriría mucho significado y se llegaría a convertir en un símbolo del poder del pueblo.
Actualmente podemos encontrar un obelisco en honor a todas las víctimas de “La Hoguera Bárbara” en el parque El Ejido, al igual que un monumento al ex Presidente José María Velasco Ibarra. Estos elementos dan una importancia y un significado a este lugar que junto a otros elementos cambiaron la idea que Quito tenía sobre este espacio.
Conclusiones
Quito es una ciudad que siempre se ha caracterizado por sus parques y espacios públicos, en este caso nos referimos a los parque El Ejido y La Alameda.
El parque La Alameda a pesar de que empezó siendo exclusivamente para las élites de la ciudad, con el tiempo y en especial con el derrocamiento de su verja, se convirtió en un espacio del pueblo donde empezó a concurrir toda la clase media.
El parque El Ejido empezó siendo un lugar sólo para animales y poco a poco fue ganado importancia gracias a todos los hechos históricos ahí suscitados, siendo el más importante la Hoguera Bárbara en 1912.
Bibliografía
Andrade Marín, L. (2003). La lagartija que abrió la calle Mejía. Quito, Ecuador: TRAMA.
Ayala Mora, E. (2012). El crimen de El Ejido. 28 de enero de 1912. Quito, Ecuador: Corporación Editora Nacional.
Carlos Ríos, E. (2011). Juego de enamoramiento en El Ejido Identidades e imaginarios de las jóvenes de Atápulo. Quito, Ecuador: Ediciones
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