El empirismo de Locke y Hume
Enviado por Ninoka • 30 de Enero de 2018 • 1.188 Palabras (5 Páginas) • 717 Visitas
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Estas ideas influyeron decisivamente en Hume, filósofo inglés del s.XVIII, quien las desarrolló y llevó hasta sus más radicales consecuencias. Para Hume, al igual que para Locke, nada tenemos en la mente que no haya sido percibido por la experiencia. Como él explica en su obra Teatrisse, nuestros contenidos mentales (denominados por Hume percepciones), proceden directa o indirectamente de la experiencia. Hume dividirá las percepciones en impresiones e ideas.
Las impresiones son el resultado directo o inmediato de una experiencia y pueden ser de dos tipos. Las impresiones externas proceden de sensaciones. Las impresiones internas o de reflexión, por otro lado, son la consecuencia de recordar una idea, es el resto debilitado que queda tras una sensación. De esta impresión interna existe una copia tomada por la mente que permanece una vez cesa la impresión, a esta copia más debilitada la llamamos idea. Tanto las ideas como las impresiones pueden dividirse en simples o complejas. Pero, para Hume, a diferencia de Locke, las impresiones simples no admiten distinciones ni separación y dan lugar a ideas simples, como por ejemplo una superficie coloreada. Por el contrario, las impresiones complejas sí que admiten distinción/separación formando las ideas complejas (ej: la visión de París).
Todo lo que podemos conocer ha de derivarse directa o indirectamente de la experiencia. Las ideas derivan de las impresiones, y éstas a su vez directamente de experiencias sensibles. Es por ello por lo que Hume afirma que toda idea deriva indirectamente de una experiencia sensible. Las ideas son posteriores a las impresiones. Mientras las impresiones son más vivas y actuales, las ideas son más débiles y pasadas. Además, las ideas son algo mediato, dependen de haber tenido anteriormente una impresión.
Por tanto, cualquier idea ha de estera conectada a sus impresiones correspondientes o, de lo contrario, hemos de concluir que su origen ha de estar en la actividad de la imaginación. Esta facultad nos permite asociar ideas y formar ideas abstractas, pero esto no nos implica que tales ideas abstractas tengan fundamento alguno en la experiencia. La imaginación tiene la capacidad de asociar ideas, ya sean de un modo natural o arbitrario. La asociación natural de ideas se rigen por las tres leyes de asociación de ideas:
- La ley de semejanza. La imaginación pasa de una idea a otra que se le parece. Un ejemplo es pasar del retrato de alguien a la idea del hombre allí representado.
- La ley de la contigüidad. En virtud de esta ley la imaginación pasa de la idea de algo a una que habitualmente experimentamos contigua ya sea en el espacio o tiempo a la anterior. Ejemplo: la Estatua de la Libertad, Nueva York.
- La ley de la casualidad. La imaginacción pasa de la idea del efecto a la idea de la causa, ya que ambas se experimentan normalmente relacionadas. Ej: idea del hijo a la idea del padre.
Hume, que se sentía muy satisfecho de la formulación de estas tres leyes, equiparó su hallazgo con las leyes de Newton que explicaban el movimiento de los cuerpos. Estas demuestran que es el sujeto y su imaginación quienes asocian las diferentes percepciones. Nos explican la verdadera naturaleza de las ideas abstractas, que derivan de la imaginación y no de la naturaleza, y por ello, al no corresponderse con ninguna impresión, son ilegítimas. Producto de nuestra imaginación son las ideas de causalidad, sustancia y de existencia.
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