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“El estado neoconservador, el intervencionismo económico y la sociedad de los treinta”.

Enviado por   •  8 de Marzo de 2018  •  1.324 Palabras (6 Páginas)  •  366 Visitas

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presentan sus exigencias, a la vez que se organizan, también, los sectores agropecuarios. Mientras los criadores se juntan en 1932 en la CARBAP (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) en busca de mantener un precio mínimo para las exportaciones, y los invernadores organizan la CAP (Productores de Carne) que se introducen en la competencia con los frigoríficos; la CGT (1931) se presenta como la defensora de los trabajadores y sus derechos, pidiendo jornadas de trabajo de 8 horas (6 para las industrias insalubres o trabajos nocturnos), derecho de vida y seguro social, vacaciones, protección a la maternidad, defensa de la infancia, indemnizaciones, entre otras (p. 60). Nos encontramos, entonces, con una sociedad activa, pero claramente polarizada. El sector productor se organiza para mantener sus intereses y los trabajadores encuentran en la CGT (y sus subsiguientes divisiones) a los defensores de sus derechos. Los sectores agrícolas, por su parte, se encuentran entre 1935 y 1937, en una situación de prosperidad apoyada por las políticas de subsidios estatales para su sostén, pero con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ésta es afectada: el maíz deja lugar al trigo, principal producto requerido por los aliados, y entre el 20 y el 25 por ciento de los arrendatarios ven empeorar su situación. Hacia 1940, se crea el CAN (Consejo Agrario Nacional) para estipular el funcionamiento de la nueva ley de colonización nacional, que busca, según el legislador Alfredo Palacios, “un nuevo concepto de propiedad del suelo”. El CAN se encargará, entre otras cosas, de estudiar planes de constitución de propiedades rurales, de organizar la campaña para ampliar la población rural, de estudiar las condiciones laborales de los asalariados de la agricultura, fomentar el cooperativismo y colaborar con la educación rural (p. 45).

En lo referente directamente a la administración estatal (que según Halperín Donghi se convierte, en este momento, más que nunca en un instrumento político), el gobierno de Justo busca hacerse con las manijas del Estado y, según el análisis de Gribal-Blacha, su estrategia para hacerlo es la de situarse en una posición privilegiada en cuanto al ejército. El general Justo busca despolitizar a las Fuerzas Armadas, con el fin de transformarlas en un ejército al servicio del gobierno constitucional (p. 38). El pragmatismo de Justo lo hace rodearse de funcionarios que provienen de diferentes espacios: socialistas, radicales y conservadores lo acompañan en su gestión, todos anti-personalistas (anti-Yrigoyenistas), aun así debió hacer algunos movimientos de gabinete para frustrar el golpe de Estado que promovían desde el Ejército. En las elecciones de 1937 se impuso su candidato, Roberto Ortiz, junto con el conservador Ramón Castillo, quien –por la precaria salud de Ortiz- lo remplazará reiteradas veces adquiriendo un poder inesperado (p. 62).

A mediados de 1940, Ortiz debe delegar el mando en Castillo.

Con la Segunda Guerra, la economía argentina sufre cambios estructurales, comienza a profundizarse seriamente en el modelo de desarrollo del mercado interno. El ministro de Hacienda Federico Pinedo, presenta, en 1940, el “Programa de Reactivación Nacional”, que hace cierto hincapié en la industria, pero no deja de entender que “la producción agraria sigue constituyendo ’la gran rueda’ de la economía y la industria ‘ruedas secundarias’, engranajes que entran en funcionamiento cuando aquélla no opera normalmente” (p. 65). Aun así, el programa de desarrollo industrial es encomiable por ser el primero que pretende conciliar industrialización y economía abierta (entre 1940 y 1943 se dictan varias leyes de promoción de la industria), también es de destacar el giro en torno a los vínculos con el exterior, el cual ahora habrá de favorecer a Estados Unidos por sobre Inglaterra. El análisis de Gribal-Blacha se concluye con el robustecimiento de la figura de Castillo, quien se ve favorecido por la muerte de sus contrincantes (Alvear y Ortiz primero, Justo después) y se configura como un defensor del conservadurismo del tipo anterior al radicalismo y que terminará su mandato tras el golpe del Grupo de Oficiales Unidos (GOU) efectuado en marzo

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