El fármaco en la edad media.
Enviado por monto2435 • 13 de Marzo de 2018 • 7.056 Palabras (29 Páginas) • 379 Visitas
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Es injusto silenciar, como se hace con frecuencia, este último sentido religioso de la terapéutica antigua. No ha de olvidarse que en los hipocráticos es perfectamente constatable la sustantivación de la salud, es decir, su interpretación como nota o propiedad formal de toda cosa natural. Para un griego la salud es la propiedad inherente a las cosas naturales; de ahí su definición en términos de diáthesis kata Physis, “disposición natural”. Cómo hemos visto en el texto de la isagoge ioanonnitii, el estado sano e hígado es el fisiológico; a la physis o naturaleza de las cosas pertenece como propiedad inherente la salud.
Todo ser humano en tanto que natural es sano. Y si no lo es (como sucede, por ejemplo, en las anomalías o monstruosidades congénitas), hay que atribuirlo a alteraciones del orden de la naturaleza, efectuadas por potencias que tienen poder sobre ella, ya sean demiurgos o démonos.
La salud es siempre “orden natural” y la enfermedad “desnaturalización” o alteración del orden de la naturaleza; La enfermedad tiene un estatuto preternatural o contranatural, es para physis. Lo hemos leído en el breve texto de la Isagoge. Por lo extraño que parezca al médico moderno, para quien la enfermedad como la salud, para el medico antiguo y medieval la enfermedad tiene el estatuto de propiedad “preternatural” o “contranatural”. La escolástica distinguió con todo cuidado lo preternatural y lo contranatural. Lo preternatural supone una alteración “occidental” del orden de la naturaleza, motivo por el que las enfermedades preternaturales por antonomasia son los “occidentes”, las alteraciones que los hipocráticos denominaron kata tykhe o por azar. Por el contrario, lo contranatural provoca una alteración más “sustantiva “del orden de la naturaleza, muy profunda y con frecuencia mortal; son las enfermedades que los hipocráticos denominaron kath´anánken. Bien es verdad que a lo largo de todo el galenismo se engloban ambos aspectos en la expresión genérica para physis, unas veces traducidas por praeternaturalis y otras por contranaturalis. En ambos casos, poro sobre todo en este último, la enfermedad humana tenía una raíz a la postre religiosa.
Esto que se dice de la enfermedad es igualmente aplicable a la terapéutica. No en vano el objeto de esta, restituir al cuerpo humano el estado de salud, exige seguir un camino que es, exactamente, el contrario de la producción de la enfermedad. Si esta consiste en el paso de un estado fisiológico o natural a otro anti fisiológico o para physis, la terapéutica ha de tener de objeto la restitución de las condiciones fisiológicas en quien las ha perdido. Esta restitución estará al alcance de la tékhne humana cuando la enfermedad sea meramente “occidental” (en eso consiste la técnica griega, en la modificación accidental de las cosas, sin alterar su sustancia), y no lo estará en el caso de las enfermedades sustanciales (pensemos en las monstruosidades). Lo primero puede arreglarlo la dieta, el fármaco o la cirugía; lo segundo escapa por lo general a estos medios, razón por la cual se impetrara su curación mediante practica piadosas, intervenciones extraordinarias o milagrosas, etc. La terapéutica no perdió nunca, a lo largo de toda la Edad Media, este carácter formalmente religioso. No es un azar que una de las sectas judeocristianas más rigoristas de los comienzos de nuestra Era tomara por nombre, precisamente, el de “terapéutica”.
FARMACO Y MEDICAMENTO
La farmacología es un capitulo fundamental de la terapéutica, tanto dela actual como de la clásica. Pero de nuevo es peligroso extrapolar nuestro actual concepto de fármaco a etapas anteriores. Pharmakon, “remedio”, significó en el griego arcaico de la Ilíada “agente mágico”, por tanto, producto natural capaz de anular el estado preternatural y restituir el divino orden de la naturaleza. El fármaco tiene en su naturaleza la “virtud” (dynamis) de restaurar el orden natural o fisiológico en el cuerpo que lo ha perdido. Esta dualidad de cosa a la vez natural y preternatural está muy clara, por ejemplo, en el corpus hippocratium, donde fármaco significo a la vez “remedio curativo” y “agente purificador”. Tal es la razón de que los fármacos hipocráticos por antonomasia sean los “purgantes”, ya que ellos son los que logran la purificación o katharsis del paciente, de tan dilatada tradición en la historia de las religiones antiguas.
Como sinónimo de fármaco se utiliza otro término no menos significativo, el de “medicamento”. Su evolución semántica es muy similar a las anteriores. El verbo iatreúo significa tanto ciudad como curar, de ahí iatrós, médico. La misma raíz e idéntico significado tiene el verbo iaomai, del que procede iama, remedio, medicina. Médico no es quien diagnostica sino quien cura, y los remedios curativos por antonomasia son los productos de la naturaleza o fármacos que tienen una dynamis curativa. En la clásica el medico se define propia y formalmente como farmacológico.
En la ioannitii, en la parte dedicada a la medicina prácticas, salvo dos líneas que están dedicadas a la cirugía, las demás tienen por objeto el estudio de la medicina (en el sentido de medicamento).
“toda medicina o es general o es particular”. La general consiste en la recta ordenación de las sex res non naturales, por tanto en el régimen de salud o dietética. Estas son cosas neutras, que según el uso que se haga de ella puedan proteger la salud, provocar la enfermedad o, una vez establecida esta, restaurar la salud. Una misma sustancia natural puede actuar, según su dosis, como alimento (conservación de la salud), como fármaco (restitución de la salud) o como veneno 8produccion de enfermedad).
Junto a las medicinas generales están las que la isagoge denomina particulares, es decir, los medicamentos. Estos son productos de la naturaleza, animales; vegetales o minerales; generalmente lo segundo, pues los productos animales son tan semejantes al hombre que actúan más como alimento que como fármacos, y los minerales son tan desemejantes que en vez de como medicamento actúan como venenos . El primer paso de la farmacología antigua es el estudio pormenorizado de los productos naturales con virtud curativa: es el objetivo de la denominada Materia médica.
Una segunda cuestión es la del conocimiento de la virtud (dinamos) farmacológica de la planta, lo que el autor de la isagoge denomina su effectus, así como su mecanismo de acción u operativo. “la acción de la medicina interior se lleva a cabo de tres formas. Pues o suelta, como la purga; o retiene, como los higos octanos; o muda la cualidad, como el agua fría en las
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