Ensayo - LA CIUDAD ANTIGUA.

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El capítulo IV del libro I habla sobre la religión doméstica

Mucho antes que se rindiera culto a un solo Dios que gobernaba el mundo o antes de un Dios que gobernaba diversas naciones existía un culto personal, la religión doméstica era un Dios por familia, era sumamente importante. Es así por eso que el culto a los muertos era algo que solo debían llevar a cabo los descendientes del difunto, ningún extraño o persona ajena a la familia podía tocar y ni siquiera acercarse a una tumba ajena, esto debía ser castigado, y es por eso que cuando un hombre no dejaba descendientes esta persona al morir estaría condenada a sufrir hambre perpetuamente. Si los ritos se llevan a cabo como debian para los muertos, estas almas pasadas se convierten en seres divinos que protegían a sus descendientes y castigaban a quienes se acercaban a ellos. Las tumbas antes estaban en propiedad de cada familia y cada miembro de la familia tenía que ser enterrado en el mismo lugar de sus antepasados, toda la familia debía ser sepultada en un solo lugar y no se aceptaba a ninguna otra persona que no formará parte de esta institución. Este culto fue llevado a cabo por la mayoría de las poblaciones antiguas del mundo, y se relaciona mucho con el fuego sagrado debido a que cada fuego le pertenecía a una familia y era muy distinto al de una familia vecina, en el fuego se representa a una persona muerta, es así como estos dos rituales; el del fuego y el de la muerte están muy asociados el uno del otro. Estos cultos eran personalmente de cada familia, nadie que no formará parte de ella podía siquiera mirar el fuego sagrado de cada familia. Para la religión doméstica no había normas y principios que seguir, era algo que la familia debía formarse por sí sola y no expresarlo a nadie, ni siquiera el sacerdote de los templos podía decirle cómo llevar a cabo sus rituales, cada jefe de familia era el pontífice para llevar a cabo estos rituales. Hay aquí algo que debe ser comprendido lo cual es que estos ritos sólo podían ser llevados por los varones de generación en generación, cada descendiente adquiere la responsabilidad de rendir culto a sus antepasados, de rendir culto al fuego y llevar a cabo todas estas manifestaciones de la religión doméstica.

Ahora pasaremos al libro II que trata sobre La Familia, libro que está dividido en Diez capítulos, el capítulo I habla sobre cómo la religión ha sido el principio constitutivo de la familia antigua.

imaginando las antiguas ciudades de Grecia y Roma, podremos observar que en cada casa hay un altar al cual una familia está consagrada, le rinden tributos y esta es la religión personal de cada familia, muy cerca de la familia están los antepasados ya muertos, es decir, las tumbas estaban muy cerca de la casa de la familia, es ahí donde se les honra y se les rinde culto a ellos. existe una gran diferencia entre un hijo y una hija, no se tienen los mismos derechos, esto se ve reflejado en las leyes romanas y griegas, las hijas no podían heredar nada del padre por más que este quisiera hacerlo. La religión es lo que más une a estas familias, incluso más que los sentimientos, lo que los mantiene siempre en constante unión son los rituales religiosos, no importaba si era de sangre el hijo o era adoptado, lo que realmente hacía que formará parte de la familia una persona era el culto que se rendía a los antepasados, entonces la religión era algo básico para formar parte de una determinada familia.

El capítulo II del libro II trata sobre el matrimonio

algo muy importante que se debe de saber es que una persona no puedo honrar dos hogares, es por eso que al contraer matrimonio una mujer no podía seguir rindiendo culto al Dios que su padre le había cultivado, explicando esto: cuando una mujer nace debe de honrar al dios que su padre rinde culto, implora a ese dios de su familia y tiene la religión que su padre tenga, pero si algún hombre pide matrimonio a esta mujer ella se tiene que despojar de esta religión con la que nació para ahora someterse a la religión de la cual es parte su marido. esto es algo trágico para la mujer que contrae matrimonio, separarse de su religión doméstica para entrar a la de su marido, pero para el marido también es algo trágico, porque está dispuesto a mostrar una parte íntima de su familia, sus cultos a ese Dios propio, a una persona ajena a estos cultos. el matrimonio era para los antiguos llamado “ceremonias sagradas” y con mucha razón por lo escrito anteriormente, era la ceremonia sagrada que más importancia tenía. el matrimonio era una ceremonia de 3 actos, el primer acto consistía en que el padre de la joven la libere de su religión, esto era lo principal, para el matrimonio porque la joven no podía rendir culto a otro altar sin antes haberse liberado del que tenía, el padre hacía un sacrificio y pronunciaba ciertos aforismos como muestra de que entregaba a su hija, el segundo acto consistía en trasladar a la joven a la casa del marido, ella era transportada en una carreta adornada y vestía de blanco, con una corona de flores como en todos los actos del matrimonio, en algunas ciudades era transportada por el esposo y en otras era un sacerdote quien la transportaba, y mientras era trasladada se cantaba un himno denominado “himeneo”, algo que era muy importante, y enseguida llegando a la casa empezaba un rito muy importante, el cual consistía en que el novio simulara un rapto para pasar a su casa con la novia, así la cargaba y la novia simulaba algunos gritos y las mujeres que la acompañaban simulaban que la defendían, para pasar a la casa del esposo la joven no debía tocar el umbral y así es como empieza un ritual sagrado en casa del ahora esposo, el tercer acto es cuando se presenta a la esposa frente al altar de esta nueva familia, se hacen algunos rituales y ambos esposos comparten algunas comidas.

en Roma este ritual era muy paralelo al de Grecia, consistia igual de 3 actos lo cuales