Ensayo acerca de los fundamentos políticos de la modernidad
Enviado por monto2435 • 27 de Febrero de 2018 • 5.014 Palabras (21 Páginas) • 457 Visitas
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con las ideas principales de la Reforma Protestante no buscan eliminar la religión, sino llevar a cabo un proceso de modernización en que la comunidad de manera autónoma pueda acceder a las escrituras y doctrina cristiana. Ejemplo de lo anterior es la tarea que realiza Lutero al traducir la Biblia al alemán. Lo criticado no es la religión en sí, sino la forma jerárquica y autoritaria que se contrapone a ideales de democracia, igualdad y libertad (al menos entendida a la luz de este periodo histórico).
Es natural que las repercusiones de un conflicto que pareciera ser de índole exclusivamente religioso lleguen a inspirar las teorías e ideas políticas de una época de tinte laicista cuando se considera lo ligada que estaba la Iglesia Católica al poder político en general. No solo eso, sino la forma en que la doctrina tradicional católica había permeado en las relaciones sociales y económicas de las personas dan a entender que cualquier cambio profundo a aquellas raíces traería consigo un gran cambio general, que afectara casi la totalidad de los aspectos de las vidas de las personas.
Uno de los aspectos resaltados es el proyecto educacional de la Reforma Protestante. Proceso profundamente ligado al humanismo se basa en la idea de que la liberación del hombre proviene de la educación. Es esta idea de vital importancia para entender un periodo histórico que resalta por sus avances en materia intelectual y como el conocimiento se “democratiza” y deja de pertenecer a las esferas que hasta ese entonces lo habían tenido como algo exclusivo. A la luz de nuestros tiempos podríamos decir que de igual forma el conocimiento siguió elitizado, pero el cambio hay que analizarlo dentro de aquel contexto y comprender que sin ese cambio de paradigma en la actualidad viviríamos una realidad completamente diferente.
Una educación para que la aprovechara la comunidad sería para el desarrollo de los mismos individuos como de la comunidad en sí. El dar a la educación un rol fundamental y equipararlo a la del pastor religioso es algo que tiene como efecto el crecimiento común que permite una verdadera relación entre iguales en democracia. No cuesta ver entonces el rol del proceso educativo en lo que sería el proceso histórico en general.
Para seguir refiriéndonos a los padres de la Reforma Protestante debemos referirnos a su pensamiento. En la monografía podemos encontrarlo de la siguiente forma:
“El discurso teológico político gira en torno a la teoría de los dos reinos, continuando con ello el discurso formulado primigeniamente por San Pablo y reformulado por San Agustín en la Edad Media.”
Esto en referencia a un carácter conciliador del apóstol contrapuesto a la rigidez de la Iglesia Católica en ese momento. Un carácter dialogante que sin quitarle atención a sus creencias es capaz de interactuar con otros sin caer en la violencia que caracterizó el periodo anterior a Lutero. Este espíritu de tolerancia se hace entonces necesario en un clima de hostilidades marcadas por las religiones hasta ese momento.
“Para Lutero el reino espiritual resulta más excelso en sus fundamentos y fines que el reino temporal. Esta dicotomía que establece el reformador germano sirve de base para sentar las instituciones de la Iglesia y el Estado en la Época Moderna. Sin embargo, para Lutero y sus sucesores la iglesia está subordinada al Estado”
Aquí podemos ver un punto en el cual a Lutero se le ha criticado, sosteniendo que lo anterior es una postura ambigua y oportunista. Aún con lo anterior, podemos ver un cambio con respecto a la línea dominante que había hasta ese entonces.
En cuanto a Calvino, vemos que impulsa el valor de la autonomía a un grado mucho mayor. Entre Iglesia y Estado no hay uno subordinado al otro, sino que son órganos completamente independientes. Reforzada la independencia se da lugar a una convivencia democrática más pluralista y tolerante que es base de sociedades modernas. Esto en la actualidad nos resultará natural y aquello es fruto de un largo proceso que empieza en aquel punto.
Lo anterior es difícilmente comprensible desde la lógica del catolicismo de la época, los fuertes lazos con una estructura imperial hacen que se desconfíe de los fenómenos que se pueden dar en el dialogo democrático. El Papado es así el foco de la crítica que realizan los padres de la Reforma, y desde sus inicios se puede ver la tendencia a concentrar no solo el poder religioso sino que también el político:
“Funcionalmente se le confiere al Papado romano las siguientes atribuciones: primado pastoral, primado jurisdiccional, Pastor supremo, infalibilidad pontificia dogmática, vicariato”
La aglutinación de todos estos poderes en una figura central da para presentar no solo una crítica desde un punto de vista secular sino que también desde un punto de vista religioso. El alcance de estas atribuciones tendría ciertas variaciones a lo largo de la historia, pero lo central se mantenía, esa es la naturaleza del Papado y por tanto una crítica a estas atribuciones no es solo accidental sino que representa un quiebre definitivo que es insalvable.
La crítica protestante no solo provenía de la búsqueda de un cambio en la Iglesia, sino que de una crítica a haberse apartado de sus principios originarios. El ejemplo del apóstol San Pablo es uno recurrente para explicar el fenómeno y la crítica llega al punto de catalogar como una farsa el destino de la Iglesia después de su asociación a Roma. Se entiende aquella asociación y concepción del poder como algo ajeno, propio del imperio más que del mensaje de Cristo o la Fe en sí misma.
No podemos desconocer el aporte del catolicismo tampoco. Ya dijimos que no se puede entender occidente sin entender su tradición cristiana, y el catolicismo ha sido la rama predominante. El aporte hecho a través de la generación de conocimiento en sus universidades también da pie para que corrientes de pensamiento distintos comenzaran a desarrollarse. Los padres de la Reforma Protestante no surgen de la nada, y lo anterior a ellos tampoco, se debe a la recepción de obras como la de Aristóteles.
La obra de Aristóteles da un sustento doctrinario tanto para el ámbito religioso como para el laico. El orden político, social y como el ciudadano se desenvuelve son cuestiones tratadas por Aristóteles. Podemos verlo reflejado en el siguiente extracto:
“Aristóteles aporta una visión donde el hombre (ciudadano) goza de autonomía y es capaz, a través del ejercicio de la virtud y de la razón, basado en una educación permanente, de buscar y fundar un orden político armónico, estable y equitativo”
De estas elaboraciones intelectuales y la recepción de las mismas se puede desprender la mayoría de las corrientes
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